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14.7: Efectos del multilingüismo en el desarrollo

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    Los niños multilingües crecen conociendo y utilizando varias lenguas, y su desarrollo no se asemeja al de “dos monolingües en una persona” (Grosjean, 1989). Una de las razones es que la experiencia de los niños se divide entre sus diferentes lenguas. Además, los niños multilingües deben hacer constantes “malabarismos mentales” con sus dos lenguas (Kroll et al., 2011; Kroll & Bialystok, 2013; Bosworth, Binder, Tyler & Morford, 2021), lo que puede suponer retos y oportunidades para la cognición, la representación y el procesamiento del lenguaje (Marian & Shook, 2012). La experiencia de ser multilingüe puede tener un impacto tanto en el cerebro como en el desarrollo cognitivo. [1]

    Desarrollo del cerebro

    Las investigaciones realizadas con bebés multilingües indican que el cerebro humano es capaz de adquirir varios idiomas de forma simultánea (Ferjan Ramírez et al., 2016; Garcia-Sierra, Ramírez-Esparza, & Kuhl, 2016), y que los bebés que crecen siendo multilingües eficientemente monitorean y controlan sus idiomas (Byers-Heinlein, Morin-Lessard, & Lew-Williams, 2017). Los estudios también muestran que la adquisición de varios idiomas en la infancia, en comparación con la adquisición de un idioma adicional en la infancia o en la adolescencia, da lugar a un procesamiento neural del lenguaje más eficaz (Berken, Gracco & Klein, 2017; Klein, Mok, Chen & Watkins, 2014) y a una mayor densidad de tejido cerebral en las regiones que apoyan el lenguaje, la memoria y la atención (Mechelli et al., 2004). [2]

    El multilingüismo esculpe la organización funcional y estructural del cerebro (Arredondo, Aslin & Werker, 2021; Hayakawa & Marian, 2019; Pliatsikas, 2020). Por ejemplo, los bebés multilingües muestran diferentes respuestas cerebrales a los sonidos del habla nativos y no nativos en comparación con los monolingües (Conboy & Kuhl, 2011; Garcia-Sierra et al., 2011), y los niños multilingües reclutan diferentes áreas cerebrales durante el procesamiento de las frases (Jasinska & Petitto, 2013). Las investigaciones en adultos muestran que la edad de adquisición de una segunda lengua afecta las redes lingüísticas del cerebro (Berken, Gracco, & Klein, 2017), y la conectividad funcional (Kousaie, Chai, Sander, & Klein, 2017). Además, el multilingüismo también afecta la estructura de la materia gris (Andrea et al., 2004; Ressel et al., 2012) y blanca (Kuhl et al., 2016) en los adultos. Si se observa el tejido del cerebro, hay regiones que contienen predominantemente cuerpos celulares neuronales y dendritas, y regiones que están compuestas en gran parte solo por axones. Estas dos regiones suelen denominarse materia gris (las regiones con muchos cuerpos celulares y dendritas) o materia blanca (las regiones con muchos axones mielinizados). Los patrones de las diferencias estructurales parecen depender de si las lenguas se adquirieron de forma simultánea desde el nacimiento o de forma secuencial antes de los cinco años (Berken, Gracco, Chen & Klein, 2015), lo que indica que el momento del multilingüismo interactúa con el desarrollo del cerebro.[1] [3]

    Garcia et al. (2018) analizaron la actividad cerebral de bebés monolingües y multilingües de 4.5 meses en su lengua materna y en dos lenguas extranjeras. En la Figura \(\PageIndex{1}\), se muestran las formas de onda del potencial relacionado con el evento (event related potential, ERP) de niños pequeños monolingües (lado izquierdo) y multilingües (lado derecho) a los idiomas nativos (azul), italiano (verde) y alemán (rojo). El componente del ERP que examinaron fue el P200. La mayoría de los componentes del ERP se denominan con una letra (por lo general, N o P) que indica la polaridad (negativa/positiva), seguida de un número que indica la latencia o el retraso temporal entre la presentación de un estímulo y la respuesta cerebral específica en milisegundos. Así, el componente P200 se refiere a un pico positivo de unos 200 ms después del estímulo. [4]

    \auJJhXdHcTaa-2kU_6BbKwknx9EzXvop8uge619nEEsq3ZTdPt2O0xbWLURaTZvJcOMZdN0my_-3XngKjNTYLYpUGYdygj9lAKE_UHkKNno0c3zm18l2eQ6Q2gTGNCufrtK9DlmK_0F-Uv0tCTItGg Figura \(\PageIndex{1}\): Las formas de onda del ERP a lenguas nativas y no nativas en bebés monolingües (a) y multilingües (b) de cuatro meses. ([5])

    Aunque ambos grupos de bebés mostraron una respuesta P200 a todos los idiomas, los monolingües mostraron latencias más cortas (menos tiempo de procesamiento) del componente P200 para su idioma nativo en comparación con el idioma de la clase rítmica diferente (alemán). En otras palabras, la forma de onda P200 de los monolingües que escuchan su lengua materna se produjo antes que sus respuestas para las lenguas no nativas, en especial el alemán. Esto puede verse en la Figura \(\PageIndex{1}\) por el pico temprano de la forma de onda para su lengua materna. En cambio, los multilingües no mostraron una diferencia estadísticamente significativa en la latencia del componente P200 para ninguna de las lenguas. Esta falta de diferencias puede reflejar la menor familiaridad de los multilingües con cada una de sus lenguas, ya que la entrada del habla de los multilingües se divide en varias lenguas. Por lo tanto, la respuesta P200 de los multilingües a su lengua materna sería más parecida a la provocada por las lenguas desconocidas para los monolingües. Los resultados apuntan a la existencia de diferentes estrategias de discriminación lingüística para los bebés multilingües y monolingües. Mientras que solo los bebés monolingües muestran una discriminación temprana de su lengua materna basada en la familiaridad, los multilingües realizan un patrón de procesamiento posterior que es compatible con un aumento de la atención a la señal del habla. Esta es la primera prueba encontrada de una especialización cerebral única inducida por el multilingüismo. [6]

    Los estudios de neuroimagen indican que los bebés monolingües activan una red cerebral lateralizada a la izquierda en respuesta al lenguaje hablado, que es similar a la red implicada en el procesamiento del lenguaje hablado y de signos en la edad adulta. La lateralización izquierda del lenguaje se refiere a que el cerebro procesa el lenguaje principalmente en el lado izquierdo. ¿Cómo influye la experiencia lingüística, como el hecho de ser multilingüe, en este proceso de lateralización hacia la izquierda? Para responder a esta pregunta, los investigadores llevaron a cabo un experimento de espectroscopia funcional del infrarrojo cercano (functional near-infrared spectroscopy, fNIRS) con 60 bebés de 4 a 8 meses de edad (Mercure et al., 2020), de los cuales algunos bebés eran monolingües de lenguaje hablado y otros eran multilingües de lenguaje hablado, pero ninguno de estos dos grupos se había expuesto a la lengua de señas. [7]

    \e69J6fhaW-NXVc1D-ID8gTH_OLqj_lGcNJnxUnN6FGBZYzO65uyxjIRxmWsBRjaRtppXHTclZgrH-qKt_XHXv-7j7LoULLnMtmeCSgJXvBcrsay2E55hHWb5K0m_cx99Gq9eT-6-kKFJb4VHTgucbg Figura \(\PageIndex{2}\): Unos bebés participando en un experimento de fNIRS. [8]

    La espectroscopia funcional en el infrarrojo cercano (fNIRS) mide las respuestas hemodinámicas (flujo sanguíneo) provocadas por la activación neuronal mediante la proyección de luz en el infrarrojo cercano en el cerebro. En la Figura \(\PageIndex{2}\), se muestra a un bebé y a un niño pequeño con la gorra de la fNIRS durante un experimento. Cuando esta luz pasa por la cabeza, parte de ella se absorbe por la sangre que fluye por el cerebro. Cuando el cerebro está activo, requiere oxígeno del torrente sanguíneo; cuanto más trabaje una zona concreta del cerebro, más sangre oxigenada se enviará a esa zona y más luz se absorberá allí. Dado que el gorro de la fNIRS mide la cantidad de luz que vuelve a salir del cerebro, las zonas con menos luz que las atraviesan son las más activas. [7] [9]

    \HVSSf9n-hGsZ4TJ7leg_kMTQJUXOPReo5X29PFez2AVycdOxQboAufF8t4lFLQALEcYr7pN5h7o-GFp7EpcbgaYKvVB9LG3X6L11czcfFKsM7ja1Y1Mje_53dOXvD7NaBFImpSW5MmLJgzZ-0pVuew Figura \(\PageIndex{3}\): Los lóbulos del cerebro. ([10])

    Como se muestra en la Figura \(\PageIndex{4}\), en todos los bebés, la visualización del lenguaje de señas provocó un aumento significativo de la sangre oxigenada principalmente en el área temporoparietal derecha cuando todos los bebés se consideraron juntos como un solo grupo. En los monolingües, el lenguaje de señas provocó un aumento de la sangre oxigenada en el área temporoparietal de ambos hemisferios. En los multilingües, se observó un aumento significativo de la sangre oxigenada en el área temporoparietal derecha. Los resultados indican que el tejido neural que soporta el lenguaje es plástico en la infancia y está influenciado por la entrada del lenguaje y la modalidad del lenguaje (modalidad hablada frente a la modalidad de señas), lo que indica que puede haber diferentes vías neuronales para el desarrollo del lenguaje en función de las diferentes experiencias lingüísticas. [17]

    Como se muestra en la Figura \(\PageIndex{4}\), en todos los bebés, la visualización del lenguaje de señas provocó un aumento significativo de la sangre oxigenada principalmente en el área temporoparietal derecha cuando todos los bebés se consideraron juntos como un solo grupo. En los monolingües, el lenguaje de señas provocó un aumento de la sangre oxigenada en el área temporoparietal de ambos hemisferios. En los multilingües, se observó un aumento significativo de la sangre oxigenada en el área temporoparietal derecha. Los resultados indican que el tejido neural que sustenta el lenguaje es plástico en la infancia y está influenciado por la entrada del lenguaje y la modalidad lingüística (modalidad hablada frente a modalidad de señas), lo que indica que puede haber diferentes vías neurales para el desarrollo del lenguaje en función de las diferentes experiencias lingüísticas. [7]

    \a3z_HCTxaqavuYHQKPAAT5fg3YCgtK0bWjvH6oi9xU6ZWBOagA2Srqb6vyuH6kEtOriKNZ5V8IbOHZf6w_3nDaAgaPe_u5YFfhnFCw4-wigwyS2JDA6ilz304sYMvFtBXdRUMLY6m1h41Se11PqogQ Figura \(\PageIndex{4}\): Activación para el lenguaje de señas en (A) todos los bebés, (B) monolingües y (C) multilingües de lenguaje hablado. ([8])

    Aunque la investigación sobre el desarrollo del cerebro del multilingüismo de bebés y niños pequeños es un área en crecimiento con más preguntas que respuestas, la investigación hasta ahora parece indicar que, al igual que lo que ha descubierto la investigación del comportamiento, el desarrollo de los multilingües es algo único y diferente al de los monolingües.

    Desarrollo cognitivo

    ¿Ser multilingüe conlleva una mejora de las capacidades cognitivas? Muchos afirman que la experiencia del multilingüismo conlleva una ventaja cognitiva en el funcionamiento ejecutivo, una opinión que ha ganado mucha fuerza en los medios de comunicación populares. Según la hipótesis predominante de la ventaja multilingüe, ya que las representaciones mentales de cada lengua están siempre “encendidas”, los multilingües adquieren una gran práctica en la selección y en el control de la atención tras años de experiencia en la gestión de conflictos entre representaciones mentales fonológicas y léxicas que compiten entre sí. Con el paso del tiempo, estos efectos de la práctica se generalizan a problemas fuera del dominio del lenguaje y contribuyen a una ventaja bilingüe en el funcionamiento ejecutivo (Bialystok, 2011, 2017; Bialystok, Craik & Luk, 2012; Kroll & Bialystok, 2013). En las investigaciones, se observa que las posibles ventajas cognitivas de ser multilingüe aparecen pronto, incluso en los tres primeros años de vida. [11]

    La idea de que cada lengua conocida por un multilingüe está siempre “encendida” indica que incluso cuando están hablando, escribiendo, escuchando o pensando en una lengua, se activan de forma simultánea las representaciones mentales para las otras lenguas (Kroll, Bobb & Hoshino, 2014). Por ejemplo, en la Figura \(\PageIndex{5}\), hay tres imágenes: un trozo de papel, un queso (en cuñas y en rodajas) y un reloj de pulsera. En un experimento de seguimiento ocular, los investigadores mostraron a los participantes varios estímulos que contenían muchas imágenes similares a esta (Shook & Marian, 2012), . Mientras los participantes miraban las imágenes, oían una afirmación que nombraba una imagen específica del conjunto, y todo lo que tenían que hacer era mirar la imagen nombrada. Así pues, si un participante estaba mirando el conjunto de imágenes de la Figura \(\PageIndex{5}\) y oía “queso”, solo tenía que mirar la foto del queso. Bastante simple, ¿no? Sin embargo, los resultados revelaron algo interesante.

    \KptKiwCm1jD5vHURut3WemjXI2zxINPLb75ilmQY7VvcrnPj3c0NeiDosvDDT404GB0RRcD5Og48TKVqV4sph_AqTureLA51m7UPWkfoOrnnbL_GlWqkreYdOLthY-eFq3V_4E2QC_pBXQpHEJukLQ Figura \(\PageIndex{1}\): Los estímulos que se utilizaron para activar de forma simultánea las representaciones lingüísticas mentales de los multilingües. ([12])

    Algunos de los participantes miraron otra imagen antes de mirar la imagen nombrada en cada pista. Para saber por qué, tenemos que examinar más de cerca los antecedentes de los participantes. En este estudio, los participantes eran monolingües de inglés y multilingües de la lengua de señas estadounidense (American Sign Language, ASL) e inglés. Las imágenes se seleccionaron cuidadosamente para que contuvieran imágenes con traducciones en ASL que compartieran rasgos fonológicos. Las señas de la ASL para “queso” y “papel” son fonológicamente similares. Para ilustrarlo, la Figura \(\PageIndex{6}\) muestra las señas de la ASL para “queso” y “papel”. Estas dos señas comparten la característica fonológica de la forma de la mano. Los resultados del estudio revelaron que los multilingües en ASL/inglés pasaron más tiempo mirando las señas que eran fonológicamente similares a la imagen nombrada (Shook & Marian, 2012). Los resultados indican que, a pesar de que el estudio se llevó a cabo en inglés y no involucró a la ASL en absoluto, la ASL se activó de forma simultánea cuando se activó el inglés. Este estudio respalda a muchos otros al constatar que las representaciones mentales de cada lengua están siempre activas en los multilingües (Kroll & Bialystok, 2013; Villwock, Wilkinson, Piñar & Morford, 2021).

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    Las capacidades cognitivas mejoradas, principalmente relacionadas con la función ejecutiva, aparecen de forma temprana, incluso en la infancia y en la niñez (Barac, Bialystok, Castro & Sánchez, 2014). Los niños pequeños bilingües de 24 a 31 meses muestran un mayor control inhibitorio, otra función ejecutiva, en comparación con los niños pequeños monolingües (Crivello et al., 2016). En un estudio, incluso, se hallaron pruebas de que las capacidades cognitivas mejoran en la infancia. Los bebés de siete meses tienen un mayor control cognitivo, otra función ejecutiva, en comparación con los bebés monolingües (Kovács & Mehler, 2009). [14]

    Es importante señalar que no todos los estudios han hallado ventajas cognitivas relacionadas con el multilingüismo (Giguere, Dickson, Tulloch & Hoff, 2022). Sin embargo, un número creciente de comparaciones a gran escala de adultos multilingües y monolingües (Lehtonen et al., 2018; Nichols et al., 2020; Paap et al., 2013, 2015) han puesto en duda el relato de la ventaja multilingüe. A pesar de que en muchos estudios se afirma que hay pruebas de apoyo a partir de conjuntos de multilingües evaluados a lo largo de la vida, estos efectos multilingües son actualmente objeto de un intenso debate de investigación. Por ejemplo, en un estudio de más de 11,000 personas, cuando se controlaron las variables de confusión, los multilingües no mostraron ninguna ventaja en la función ejecutiva (Nichols et al., 2020). Al igual que con los estudios sobre adultos, los grandes metanálisis sobre la investigación general con niños multilingües han encontrado poco apoyo para una ventaja cognitiva (Gunnerud et al., 2020; Lowe, Cho, Goldsmith & Morton, 2021). [15]

    Referencias y Fuente de Figuras

    [1] Byers-Heinlein et al., (2019). The case for measuring and reporting bilingualism in developmental research. Collabra: Psychology, 5(1). CC by 4.0.

    [2] Ramírez & Kuhl (2020). Early second language learning through SparkLing™: Scaling up a language intervention in infant education centers. Mind, Brain, and Education, 14(2), 94-103. CC by 4.0.

    [3] “Anatomy and Physiology” en OpenStax tiene licencia CC by 4.0.

    [4] “Event-related potential” de Wikipedia tiene licencia CC by SA 3.0.

    [5] Imagen de Garcia et al., (2018). Evoked and oscillatory EEG activity differentiates language discrimination in young monolingual and bilingual infants. Scientific Reports, 8(1), 1-9. CC by 4.0.

    [6] Garcia et al., (2018). Evoked and oscillatory EEG activity differentiates language discrimination in young monolingual and bilingual infants. Scientific Reports, 8(1), 1-9. CC by 4.0.

    [7] Mercure et al., (2020). Language experience impacts brain activation for spoken and signed language in infancy: Insights from unimodal and bimodal bilinguals. Neurobiology of Language, 1(1), 9-32 CC by 4.0

    [8] Imágenes adaptadas de Mercure et al., (2020) Language experience impacts brain activation for spoken and signed language in infancy: Insights from unimodal and bimodal bilinguals. Neurobiology of Language, 1(1), 9-32 CC by 4.0 y Soltanlou & Artemenko (2020). Using light to understand how the brain works in the classroom. Frontiers in Young Minds, 8, 88. CC by 4.0.

    [9] Aanestad et al., (2021) What is happening in children’s brains when they are playing pretend? Frontiers in Young Minds, 9, 644083.

    [10] Imagen adaptada de “The brain and spinal cord” en OpenStax con licencia CC by 4.0.

    [11] Lowe et al., (2021). The bilingual advantage in children’s executive functioning is not related to language status: A meta- analytic review. Psychological Science, 32(7), 1115-1146.

    [12] Imágenes adaptadas de Unsplash.

    [13] Imágenes adaptadas de Hochgesang, Crasborn & Lillo-Martin (2022). ASL Signbank. New Haven, CT: Haskins Lab, Yale University. CC by NC SA 4.0.

    [14] NC Espinosa (2015). Challenges and benefits of early bilingualism in the US context. Global Education Review, 2(1). CC by 3.0.

    [15] Leivada et al., (2021). On the phantom-like appearance of bilingualism effects on neurocognition: (How) should we proceed? Bilingualism: Language and Cognition, 24(1), 197-210. CC by 4.0.


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