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Prefacio a la Primera Edición

  • Page ID
    95271
    • Homer (translated by Samuel Butler)
    • Ancient Greece

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    Esta traducción pretende complementar una obra titulada “La autora de la odisea”, que publiqué en 1897. No podía dar toda la “Odisea” en ese libro sin hacerlo difícil de manejar, por lo tanto personificé mi traducción, que ya estaba terminada y que ahora publico en su totalidad.

    Aquí no voy a argumentar los dos puntos principales tratados en la obra que acabamos de mencionar; no tengo nada que añadir ni retirar de lo que ahí tengo escrito. Los puntos en cuestión son:

    (1) que la “Odisea” fue escrita enteramente en, y extraída enteramente de, el lugar ahora llamado Trapani en la costa oeste de Sicilia, por igual en lo que respecta a las escenas de Feacia e Ítaca; mientras que los viajes de Ulises, cuando alguna vez está al alcance de Sicilia, se resuelven en un periplus de la isla, prácticamente desde Trapani de regreso a Trapani, pasando por las islas Lipari, el Estrecho de Messina y la isla de Pantellaria.

    (2) Que el poema fue escrito íntegramente por una mujer muy joven, que vivía en el lugar ahora llamado Trapani, y se introdujo en su obra bajo el nombre de Nausicaa.

    Los principales argumentos en los que baso la primera de estas alegaciones un tanto sorprendentes, han sido de manera prominente y reiterada ante el público inglés e italiano desde que aparecieron (sin réplica) en el “Ateneo” para el 30 de enero y el 20 de febrero de 1892. Ambas contenciones fueron exhortadas (también sin réplica) en el “Águila” johniana para los términos de Cuaresma y Octubre del mismo año. Nada a lo que deba responder me ha llegado de ningún lado, y sabiendo cuán ansiosamente me he esforzado por conocer la existencia de alguna falla en mi argumento, empiezo a sentir cierta confianza en que, si existieran tales fallas, debería haber escuchado, en todo caso, de algunas de ellas, antes de ahora. Sin, por lo tanto, por un momento pretender pensar que los estudiosos generalmente acceden a mis conclusiones, actuaré como pensarlas poco probable así que me contradice ya que me corresponderá responder, y me limitaré a traducir la “Odisea” para los lectores ingleses, con notas como yo creo serán útiles. Entre estos llamaría especialmente la atención sobre uno en xxii. 465-473 que Lord Grimthorpe amablemente me ha permitido hacer público.

    He repetido varias de las ilustraciones utilizadas en “La autora de la odisea”, y he añadido dos que espero puedan traer más vívidamente el patio exterior de la casa de Ulises ante el lector. Quisiera explicar que la presencia de un hombre y un perro en una ilustración es accidental, y no fui observada por mí hasta que desarrollé lo negativo. En un apéndice también he reimpreso los párrafos explicativos del plano de la casa de Ulises, junto con el propio plano. Se recomienda al lector estudiar este plan con cierta atención.

    En el prefacio de mi traducción de la “Ilíada” he dado mis puntos de vista sobre los principios fundamentales por los cuales un traductor debe ser guiado, y no hace falta repetirlos aquí, más allá de señalar que la libertad inicial de traducir la poesía en prosa implica la toma continua de más o menos libertad a lo largo del traducción; por mucho lo que está bien en la poesía está mal en la prosa, y las exigencias de la prosa legible son las primeras cosas a considerar en una traducción en prosa. Que el lector, sin embargo, pueda ver lo lejos que me he alejado de la interpretación estricta, voy a imprimir aquí la traducción de los señores Carnicero y Lang de las sesenta líneas más o menos de la “Odisea”. Su traducción corre:

    Dígame, Musa, de ese hombre, tan listo ante la necesidad, que vagó por todas partes, después de haber saqueado la sagrada ciudadela de Troya, y muchos fueron los hombres cuyos pueblos vio y cuya mente aprendió, sí, y muchos los males que sufrió en su corazón en lo profundo, esforzándose por ganar su propia vida y el regreso de su compañía. No, pero aun así no salvó a su compañía, aunque la deseaba doler. Porque a través de la ceguera de sus propios corazones perecieron, tontos, que devoraban los bueyes de Helios Hyperion: pero el dios les quitó su día de regreso. De estas cosas, diosa, hija de Zeus, cuandoalguna vez las has oído, declararte aun a nosotros.
    Ahora todo lo demás, todos los que huyeron de la pura destrucción, estaban en casa, y habían escapado tanto de la guerra como del mar, pero sólo Odiseo, anhelando por su esposa y por su camino de regreso a casa, sostenía la dama ninfa Calipso, esa bella diosa, en sus cuevas huecas, anhelando tenerlo como su señor. Pero cuando ahora había llegado el año en el curso de las estaciones, en donde los dioses habían ordenado que regresara a casa en Ítaca, ni siquiera había renunciado a las labores, ni siquiera entre las suyas; sino que todos los dioses tenían piedad de él salvo Poseidón, que enfureció continuamente contra Dios Odiseo, hasta que llegó a lo suyo país. Sin embargo, Poseidón se había ido ahora hacia los lejanos etíopes, los etíopes que se escurren en dos, el más absoluto de los hombres, permaneciendo algunos donde Hiperión se hunde y otros donde se levanta. Ahí buscó recibir su hecatombo de toros y carneros, ahí se alegró sentado en la fiesta, pero los otros dioses se reunieron en los salones de Zeus olímpico. Entonces entre ellos empezó a hablar el padre de los hombres y de los dioses, porque lo pensó en su corazón de noble Aegiso, a quien mató el hijo de Agamenón, muy famoso Orestes. Pensando en él habló entre los Inmortales:
    '¡He aquí ahora, cómo en vano los hombres mortales culpan a los dioses! Porque de nosotros dicen que viene el mal, mientras que incluso ellos mismos, a través de la ceguera de sus propios corazones, tienen penas más allá de lo que se ordena. Incluso a partir del difunto Aegiso, más allá de lo que fue ordenado, le llevó a la esposa casada del hijo de Atreo, y mató a su señor a su regreso, y eso con pura condenación ante sus ojos, ya que le habíamos advertido por la embajada de Hermes el agudo de miras, el asesino de Argos, que no debía matar al hombre, ni cortejar a su esposa. Porque el hijo de Atreo será vengado de la mano de Orestes, tan pronto como llegue a la hacienda del hombre y anhelará su propio país. Así habló Hermes, pero no prevaleció en el corazón de Aegiso, por toda su buena voluntad; pero ahora ha pagado un precio por todos. '
    Y la diosa, Atenea de ojos grises, le respondió diciendo: 'Oh padre, nuestro padre Cronides, tronado en lo más alto; ese hombre ciertamente yace en una muerte que le corresponde; ¡así perezcan igualmente todos los que hacen tales obras! Pero mi corazón se rente por el sabio Odiseo, el desventurado, que lejos de sus amigos tanto tiempo sufre aflicción en una isla de ceño marino, donde está el ombligo del mar, una isla boscosa, y en ella tiene su habitación una diosa, la hija del mago Atlas, que conoce las profundidades de cada mar, y él mismo sostiene los altos pilares que mantienen la tierra y el cielo separados. Su hija es la que sostiene en el dolor al desventurado: y siempre con cuentos suaves y culpables ella lo está cortejando al olvido de Ítaca. Pero Odiseo anhelando ver si era sino el humo salta hacia arriba desde su propia tierra, tiene ganas de morir. En cuanto a ti, ¡tu corazón no lo regala en absoluto, olímpico! ¡Qué! ¿Odiseo por las naves de los Argives no te hizo ofrenda libre de sacrificio en la amplia tierra troyana? ¿Por qué, pues, te enojaste tanto con él, oh Zeus?”

    La “Odisea” (como todos saben) abunda en pasajes tomados de la “Ilíada”; había deseado imprimirlos en un tipo ligeramente diferente, con referencias marginales a la “Ilíada”, y los había marcado para ello en mi MS. Encontré, sin embargo, que la traducción sería así irremediablemente escolastizada, y abandonó mi intención. Sin embargo, exhortaría a quienes tienen la gestión de nuestras prensas universitarias, a que presten un gran servicio a los estudiantes si publicaran un texto griego de la “Odisea” con los pasajes iliádicos impresos en otro tipo, y con referencias marginales. Le he dado al Museo Británico una copia de la “Odisea” con los pasajes iliádicos subrayados y referidos en MS; también he dado una “Ilíada” marcada con todos los pasajes Odiseos, y sus referencias; pero copias tanto de la “Ilíada” como de la “Odisea” así marcadas deberían estar al alcance de todos los estudiantes.

    Cualquiera que en la actualidad discuta las preguntas que han surgido alrededor de la “Ilíada” desde la época de Wolf, sin dejar bien ante la mente de su lector que la “Odisea” fue escrita demostrablemente desde un solo barrio, y por lo tanto (aunque nada más apuntara a esta conclusión) presumiblemente por uno solo persona —que fue escrito ciertamente antes del 750, y con toda probabilidad antes del 1000 a.C— que el escritor de este poema muy temprano estaba demostrablemente familiarizado con la “Ilíada” tal como la tenemos ahora, tomando prestado tan libremente de aquellos libros cuya genuinidad ha sido más impugnada, como de aquellos que se admiten que son por Homer—cualquiera que no guarde estos puntos ante sus lectores, difícilmente está tratando equitativamente por ellos. Cualquiera por otro lado, que marcará su “Ilíada” y su “Odisea” a partir de los ejemplares en el Museo Británico antes referidos, y que sacará la única inferencia que el sentido común puede extraer de la presencia de tantos pasajes idénticos en ambos poemas, creo, no encontrará dificultad en asignar sus valor propio a un gran número de libros aquí y en el Continente que en la actualidad gozan de considerable reputación. Además, y esto quizás sea una ventaja mejor digna de asegurar, encontrará que muchos acertijos de la “Odisea” dejan de desconcertarlo sobre el descubrimiento de que surgen de la sobresaturación con la “Ilíada”.

    Otras dificultades también desaparecerán en cuanto se entienda el desarrollo del poema en la mente del escritor. He tratado esto con cierta extensión en las pp. 251-261 de “La autora de la odisea”. Brevemente, la “Odisea” consta de dos poemas distintos: (1) El regreso de Ulises, que por sí sola se le pide a la Musa que cante en las primeras líneas del poema. Este poema incluye el episodio feaciano, y el relato de las aventuras de Ulises tal y como lo contó él mismo en Libros ix. -xii. Consta de las líneas 1-79 (aproximadamente) del Libro i., de la línea 28 del Libro v., y de ahí sin intermedio a la mitad de la línea 187 del Libro xiii., momento en el que se abandonó el esquema original.

    (2) La historia de Penélope y los pretendientes, con el episodio del viaje de Telemaco a Pylos. Este poema comienza con la línea 80 (aproximadamente) del Libro i., se continúa hasta el final del Libro iv., y no se reanuda hasta que Ulises despierte en medio de la línea 187, Libro xiii., de donde continúa hasta el final del Libro xxiv.

    En “La autora de la odisea”, escribí:

    la introducción de las líneas xi., 115-137 y de la línea ix., 535, con la escritura de un nuevo concilio de los dioses al inicio del Libro v., para tomar el lugar del que se quitó al Libro i., 1-79, fueron las únicas cosas que se hicieron para dar incluso una apariencia de unidad al viejo esquema y al nuevo, y para ocultar el hecho de que la Musa, después de que se le pidiera cantar de un tema, dedique dos tercios de su tiempo a cantar uno muy diferente, con un clímax por el que nadie le ha pedido. Para aproximadamente el Retorno ocupa ocho Libros, y Penélope y los Pretendientes dieciséis.

    Creo que esto es sustancialmente correcto.

    Por último, para tratar un punto muy poco importante, observo que la edición de Lepsic Teubner de 894 hace que Libros ii. y iii. terminen con una coma. Las paradas son cosas de fecha tan reciente que la “Odisea”, que no parece muy útil adherirse al texto en una cuestión tan pequeña; aún así, desde un espíritu de mero conservadurismo, he preferido hacerlo. ¿Por qué [Griego] en los inicios de los Libros ii. y viii., y [Griego], al comienzo del Libro vii. deberían tener mayúsculas iniciales en una edición demasiado cuidadosa para admitir una suposición de inadvertencia, cuando [Griego] al comienzo de Libros vi. y xiii., y [Griego] al comienzo del Libro xvii. no tienen inicial mayúsculas, no puedo determinar. Ningún otro Libro de la “Odisea” tiene mayúsculas iniciales excepto los tres mencionados a menos que la primera palabra del Libro sea un nombre propio.

    S. MAYORDOMO.

    25 de julio de 1900.


    This page titled Prefacio a la Primera Edición is shared under a Public Domain license and was authored, remixed, and/or curated by Homer (translated by Samuel Butler).