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5.8: Política y Conservación

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    A medida que terminamos este capítulo sobre energía y trabajo, es relevante trazar algunas distinciones entre dos términos a veces incomprendidos en el área del uso de energía. Como se ha mencionado en otras partes, la “ley de la conservación de la energía” es un principio muy útil en el análisis de procesos físicos. Se trata de una afirmación que no puede probarse a partir de principios básicos, sino que es un muy buen dispositivo de contabilidad, y nunca se han encontrado excepciones. Afirma que la cantidad total de energía en un sistema aislado siempre se mantendrá constante. Relacionada con este principio, pero notablemente diferente de él, está la importante filosofía de conservación de energía. La conservación tiene que ver con buscar disminuir la cantidad de energía utilizada por un individuo o un grupo a través de (1) reducir el consumo (por ejemplo, bajar termostatos, conducir menos kilómetros) y/o (2) aumentar las eficiencias de conversión en el desempeño de una tarea en particular, como desarrollar y usar más calentadores de habitación eficientes, autos que tienen mayores clasificaciones de millas-porgalón, luces fluorescentes compactas energéticamente eficientes, electrodomésticos energéticamente eficientes, etc. Dado que la energía en un sistema aislado no se destruye ni se crea, uno podría preguntarse por qué necesitamos preocuparnos por nuestros recursos energéticos, ya que la energía es una cantidad conservada. El problema es que el resultado final de la mayoría de las transformaciones energéticas es la transferencia de calor residual al medio ambiente y la conversión a formas de energía que ya no son útiles para hacer el trabajo. Para decirlo de otra manera, el potencial de la energía para producir trabajo útil se ha “degradado” en la transformación energética.

    Una política energética racional debe fomentar la investigación de la industria privada y proporcionar financiamiento para la investigación básica, garantizar el acceso equitativo a fuentes de energía alternativas, fomentar la internalización del costo externo de la energía de combustibles fósiles y promover la difusión de información sobre los costos y beneficios de fuentes alternativas de energía.


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