Parte I- Complejidad Organizativa
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No podemos encontrar mucha perspicacia mirando un desastre. Tenemos que organizarlo. Como ejemplo cotidiano, cuando miro mi cocina después de una cena, me siento abrumado. Es tarde, estoy cansada, y me da pavor que no voy a dormir lo suficiente. Si limpio en ese estado mental disperso, recojo una cuchara aquí y una olla allá, haciendo poco progreso. No obstante, cuando recuerdo que un problema grande se puede romper en otros más pequeños, la calma y la eficiencia regresan. Empiezo en una esquina de la cocina, despejo su desorden y me mudo a áreas vecinas hasta que el proyecto esté hecho. Yo divido y conquisto (Capítulo 1).
Una vez que los platos están limpios, me resisto a la tentación de tirarlos en una caja grande. Yo separo las ollas de los cubiertos y, dentro de los cubiertos, los tenedores de las cucharas. Estas agrupaciones, o abstracciones (Capítulo 2), hacen que la cocina sea fácil de entender y usar.
En la resolución de problemas, organizamos la complejidad usando el razonamiento de dividir y conquistar y haciendo abstracciones. En la Parte I, aprenderás cómo.