“Y Ethelred, que era por naturaleza de corazón torpe, y que ahora era poderoso dentro, a causa de la potencia del vino que había bebido, ya no esperó para celebrar el parley con el ermitaño, que, en c...“Y Ethelred, que era por naturaleza de corazón torpe, y que ahora era poderoso dentro, a causa de la potencia del vino que había bebido, ya no esperó para celebrar el parley con el ermitaño, que, en calma, era de un giro obstinado y malicioso, sino, sintiendo la lluvia sobre sus hombros, y temiendo la levantándose de la tempestad, elevó su maza de plano, y, con golpes, hizo rápidamente espacio en las planchas de la puerta para su mano guanteleteada; y ahora tirando de ella con fuerza, se quebró…