—Pero quiero advertirte, Grandison —continuó impresionantemente el coronel— contra estos abusados abolicionistas, que tratan de atraer a los sirvientes de sus cómodas casas y de sus dueños indulgentes...—Pero quiero advertirte, Grandison —continuó impresionantemente el coronel— contra estos abusados abolicionistas, que tratan de atraer a los sirvientes de sus cómodas casas y de sus dueños indulgentes, de los cielos azules, de los campos verdes, y de la cálida luz del sol de su hogar sureño, y enviarlos lejos allá a Canadá, un país lúgubre, donde los bosques están llenos de gatos monteses, lobos y osos, donde la nieve yace hasta los aleros de las casas durante seis meses del año, y el frío es t…