Aunque cuando somos jóvenes rara vez pensamos mucho en ello, hay una y otra vez un día dorado en el que sentimos un orgullo repentino y arrogante en nuestra juventud; en la ligereza de nuestros pies y...Aunque cuando somos jóvenes rara vez pensamos mucho en ello, hay una y otra vez un día dorado en el que sentimos un orgullo repentino y arrogante en nuestra juventud; en la ligereza de nuestros pies y la fuerza de nuestros brazos, en el fluido cálido que corre tan seguramente dentro de nosotros; cuando somos conscientes de algo poderoso y mercurial en nuestros pechos, que surge ola tras ola y nos deja irresponsables y libres.