Se cuenta la historia de un profesor, caminando por el campus, que detiene a un estudiante para preguntar: “Disculpe, ¿en qué dirección me dirijo?” Cuando el estudiante desconcertado responde, “Norte”...Se cuenta la historia de un profesor, caminando por el campus, que detiene a un estudiante para preguntar: “Disculpe, ¿en qué dirección me dirijo?” Cuando el estudiante desconcertado responde, “Norte”, el profesor sonríe y dice: “Ah, entonces ya he comido”. Es difícil ver cómo la premisa que me dirijo hacia el norte apoya la conclusión que he comido, pero él lo considera una razón, y eso hace de la serie de declaraciones un argumento.