Era domingo, y todo el tiempo entre la mañana y la tarde el servicio era requerido por el general en ejercicio en el extranjero o comiendo embutidos en casa; y genial como era la curiosidad de Catalin...Era domingo, y todo el tiempo entre la mañana y la tarde el servicio era requerido por el general en ejercicio en el extranjero o comiendo embutidos en casa; y genial como era la curiosidad de Catalina, su coraje no era igual a un deseo de explorarlos después de la cena, ya sea por la luz desvanecida del cielo entre las seis y siete en punto, o por la iluminación aún más parcial aunque más fuerte de una lámpara traicionera.