Las nubes de chinchilla habían pasado a la deriva ahora y, afuera de la Montana la noche era brillante como el día el ladrillo tapiz de la carretera era liso a la pisada de los grandes neumáticos ya q...Las nubes de chinchilla habían pasado a la deriva ahora y, afuera de la Montana la noche era brillante como el día el ladrillo tapiz de la carretera era liso a la pisada de los grandes neumáticos ya que redondeaban un lago tranquilo, iluminado por la luna; pasaron a la oscuridad por un momento, un pinar, picante y fresco, luego salieron a un amplio avenida de césped, y la exclamación de placer de John fue simultánea con el taciturno de Percy “Estamos en casa”.