Tampoco era que los higos estuvieran húmedos y pulposos, o que las ciruelas francesas se sonrojaran en modesta acidez de sus cajas muy decoradas, o que todo era bueno para comer y con su vestido navid...Tampoco era que los higos estuvieran húmedos y pulposos, o que las ciruelas francesas se sonrojaran en modesta acidez de sus cajas muy decoradas, o que todo era bueno para comer y con su vestido navideño; pero los clientes estaban todos tan apresurados y tan ansiosos en la promesa esperanzadora del día, que se derrumbaron contra el uno al otro en la puerta, chocando salvajemente sus canastas de mimbre, y dejaron sus compras en el mostrador, y volvieron corriendo a buscarlas, y cometieron ciento…