Ella me había dicho, poco a poco, bajo presión, mucho; pero una pequeña mancha furtiva en el lado equivocado de todo todavía a veces me rozaba la frente como el ala de un murciélago; y recuerdo cómo e...Ella me había dicho, poco a poco, bajo presión, mucho; pero una pequeña mancha furtiva en el lado equivocado de todo todavía a veces me rozaba la frente como el ala de un murciélago; y recuerdo cómo en esta ocasión —para la casa de dormir y la concentración por igual de nuestro peligro y nuestro reloj parecían ayudar— sintió el importancia de darle el último imbécil al telón. “No creo nada tan horrible”, recuerdo decir; “no, pongámoslo definitivamente, querida mía, que no lo hago Pero si lo hic…