Yo codormía a pesar de que mi certeza de que ella vio a fondo nunca fue mayor que en ese instante, y en la necesidad inmediata de defenderme la llamé apasionadamente para presenciar. “Ella está ahí, p...Yo codormía a pesar de que mi certeza de que ella vio a fondo nunca fue mayor que en ese instante, y en la necesidad inmediata de defenderme la llamé apasionadamente para presenciar. “Ella está ahí, pequeña cosa infeliz — ¡ahí, ahí, ahí, y la ves tan bien como me ves a mí!” Poco antes le había dicho a la señora Grose que no era en estos momentos una niña, sino una anciana, y esa descripción de ella no podría haber sido confirmada de manera más sorprendente que en la forma en que, a pesar de tod…