“Orgy-porgy”, los bailarines alcanzaron el estribillo litúrgico, “Orgy-porgy, Ford y diversión, besan a las chicas...” Y mientras cantaban, las luces comenzaron a desvanecerse lentamente, a desvanecer...“Orgy-porgy”, los bailarines alcanzaron el estribillo litúrgico, “Orgy-porgy, Ford y diversión, besan a las chicas...” Y mientras cantaban, las luces comenzaron a desvanecerse lentamente, a desvanecerse y al mismo tiempo a calentarse, más ricas, más rojas, hasta que por fin bailaban en el crepúsculo carmesí de una Tienda de Embriones. “Orgy-porgy...” En su oscuridad color sangre y fetal los bailarines continuaron un rato circulando, batiendo y batiendo el ritmo infatigable. “Orgy-porgy...” Ento…