Al final de la habitación, vi una habitación luminosa con aspecto de oficina y, siguiendo la luz, tropecé, incómoda e inexplicablemente sin aliento, en lo que resultó ser la oficina del señor Giampa. ...Al final de la habitación, vi una habitación luminosa con aspecto de oficina y, siguiendo la luz, tropecé, incómoda e inexplicablemente sin aliento, en lo que resultó ser la oficina del señor Giampa. Además, le di la oportunidad de contar su versión de la historia, de defender el comedor que algunos de los vegetarianos que había entrevistado habían argumentado no les importaba alimentarlos.