4.1: Técnica estéril
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¡La técnica estéril es ESENCIAL cuando se trabaja con microorganismos! Es importante proteger las cepas de la contaminación con otras cepas y de los muchos microbios indefinidos en el ambiente. Un gran número de microorganismos diversos están a nuestro alrededor: en el aire, en las superficies de laboratorio, en tu piel y en tu ropa. Fieles a su nombre, los microorganismos son demasiado pequeños para ser detectados por el ojo, pero crecen rápidamente en medios de cultivo de laboratorio. Las técnicas de transferencia correctas y el uso de reactivos estériles suelen ser suficientes para evitar la contaminación.
Algunas precauciones simples reducirán la posibilidad de contaminación:
- Limpie una pequeña área de trabajo en el banco de laboratorio con etanol al 70%.
- Enciende un quemador Bunsen en tu área de trabajo mientras trabajas con cepas. El quemador produce una corriente ascendente que evita que los microorganismos en el aire caigan a los cultivos.
- Use reactivos estériles, puntas de micropipeta y tubos de ensayo. Las puntas y los tubos de microcentrífuga deben mantenerse en recipientes cubiertos cuando no estén en uso.
- Minimizar la contaminación de la ropa y las superficies corporales. Tire hacia atrás y asegure el cabello largo. Evite tocar o respirar sobre superficies estériles que entren en contacto con microorganismos.
- Evita hablar cuando estés transfiriendo cepas.
- ¡Trabaja rápido! Minimizar el tiempo que se retiran las copas de los vasos que contienen microorganismos o medios.
- Mantenga las tapas hacia arriba para evitar la contaminación de los microbios transportados por el aire.
Los medios de cultivo y reactivos que usaremos han sido esterilizados ya sea por autoclave o filtración. Un autoclave es una cámara que utiliza vapor presurizado para matar celdas en superficies o en soluciones, usando temperaturas cercanas a 121° C y presiones de 30-40 psi. (A modo de comparación, la presión atmosférica es de ~15 psi.) La ultrafiltración se utiliza en lugar del autoclave cuando las soluciones contienen compuestos sensibles a la temperatura. Los poros en los filtros suelen tener 0.2 o 0.45 μm de diámetro. Estos poros son lo suficientemente pequeños para evitar el paso de bacterias, pero no de virus o macromoléculas.