9.7: Resumen
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- Proteger una especie amenazada requiere una comprensión firme de su biología poblacional. El monitoreo a largo plazo mediante inventarios de biodiversidad, censos de población y estudios demográficos puede revelar cambios temporales en el tamaño y distribución de la población y ayudar a distinguir las fluctuaciones a corto plazo de la disminución a largo plazo.
- Los biólogos dependen cada vez más de métodos innovadores para rastrear las poblaciones de vida silvestre y la demografía. Entre los más populares se encuentran las encuestas de mercado, las trampas capilares y el muestreo fecal, mientras que las fotos tomadas por turistas y las cámaras trampa también se han utilizado para obtener datos a nivel de población.
- El análisis de viabilidad poblacional (PVA) utiliza datos demográficos, genéticos y ambientales para predecir cambios en el tamaño de la población y el riesgo de extinción a lo largo del tiempo. El análisis de sensibilidad puede servir para guiar las acciones de conservación estimando cómo las diferentes acciones de manejo afectarán la probabilidad de extinción de una población.
- Se pueden utilizar estimaciones mínimas de población viable para determinar cuántos individuos se necesitan para reducir la amenaza de extinción, mientras que las estimaciones de cosecha máxima sustentable pueden usarse para establecer límites de cosecha en especies amenazadas por la sobrecosecha.
- Muchas encuestas están mal diseñadas, lo que lleva a datos sesgados, poca precisión de las encuestas y resultados engañosos, lo que obstaculizan nuestra capacidad para detener las pérdidas de biodiversidad. Para superar estos desafíos, las encuestas deben ser representativas, suficientemente grandes y realizarse repetidamente a lo largo del tiempo.