Jacqueline Tiermini
He obtenido tanto una licenciatura como una maestría y tengo casi veinte años de experiencia docente. ¿Alguna vez adivinarías que contemplé no ir a la universidad para nada? Originalmente pensé en ir a la Escuela de Belleza y convertirme en Cosmetóloga. Fue para mí, honestamente la salida fácil ya que estaba harta de todo el drama después de la secundaria. La idea de la universidad parecía abrumadora. ¿Por qué realmente necesitaba tener un título universitario cuando todo lo que siempre quise era casarme y ser una mamá que se queda en casa? Mis amigos tampoco iban a la universidad, así que a menudo me preguntaba si ir complicaría nuestra amistad.
Decidí ir de todos modos, y sí nos separó un poco. Mientras escribía un artículo de diez páginas para mi clase de verano de Genética y Herencia, mis amigos estaban nadando en mi piscina. También tuvieron la oportunidad de comprar autos nuevos y ropa nueva e irse de vacaciones. Acabo de ir a la escuela, manejando mi Nissan Sentra usado, sin mucho más que dinero de gasolina y unos cuantos dólares extra. Otra vez, ¿por qué estaba haciendo esto? Hubiera sido más fácil simplemente hacer lo que mis amigos estaban haciendo.
Poco a poco pasaron los semestres y me gradué con mi licenciatura en Educación. Empecé la enseñanza sustituta de inmediato y dentro de seis meses me ofrecieron un trabajo de tiempo completo. Así como así, tenía más dinero y todo tipo de nuevas oportunidades y ahora podría considerar un auto nuevo o irme de vacaciones al igual que mis amigos. En ese punto, decidí continuar mi educación y obtener mi maestría. Sí, fue mucho trabajo duro otra vez, y sí, mis amigos se preguntaron por qué quería volver otra vez, pero entonces supe que esta era la mejor opción para mí. El reto no era saber a dónde quería que fuera mi carrera, sino más bien superar el tirón para instalarme en un estilo de vida o carrera porque era fácil, no porque era lo que quería.
Para cuando me gradué con mi maestría me di cuenta de que algo era diferente. Durante todos los años que me sentí atrasada o incapaz de seguir el ritmo de lo que tenían mis amigos, de repente estaba a pasos agigantados por delante de ellos en cuanto a carrera. Ahora tenía dos títulos, un trabajo docente de tiempo completo y un plan para seguir avanzando en mi carrera. Pude hacer todas las cosas que ellos habían hecho todos esos años y más. Ninguno de ellos tenía carreras, solo empleos. Ninguno de ellos tenía planes a largo plazo. Ninguno de ellos ya estaba tan satisfecho con sus elecciones y algunos de ellos incluso mencionaron que estaban celosos de mi oportunidad de asistir a la universidad.
No se deje engañar. Ser estudiante universitario es mucho trabajo y, como yo, la mayoría de los estudiantes se han cuestionado qué están haciendo y por qué lo están haciendo. Sin embargo, las recompensas ciertamente superan a todos los obstáculos. Solía escuchar: “Asistir a la universidad te convertirá en una persona completa” o “Te distingue de los que no asisten”, sin embargo, nunca se sintió cierto en ese momento. Sin embargo, eventualmente, llegarás a un punto en el que te darás cuenta de que esas citas son ciertas y ¡estarás en camino de obtener ese título!
