Caminamos por las calles ardientes, empujados por hombres borrachos y mujeres regateadoras, en medio de las maldiciones de los trabajadores, las estridentes letanías de los shop-boys que estaban en gu...Caminamos por las calles ardientes, empujados por hombres borrachos y mujeres regateadoras, en medio de las maldiciones de los trabajadores, las estridentes letanías de los shop-boys que estaban en guardia junto a los barriles de mejillas de cerdo, el canto nasal de cantantes callejeros, que cantaban un come-all-you [6] sobre O'Donovan Rossa, o una balada sobre los problemas en nuestra tierra natal.