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5.5: Ensayo bibliográfico

  • Page ID
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    La obra más importante sobre el estudio del Bajo Imperio romano, en la cual se demuestra un dominio incomparable de las fuentes antiguas, sigue siendo la de Jones (1964). Desde hace tiempo, la importancia económica de los esclavos y de la esclavitud en el período es tema de debate, ya que es en este momento histórico cuando se pone en juego el mecanismo de la transición desdeel mundo antiguo al medieval. En un artículo seminal, Bloch (1947) establece los elementos básicos de una ortodoxia que iba a tener una larga historia: en el Bajo Imperio, los dueños de las tierras admitieron a una gran cantidad de esclavos en sus propiedades como tenentes, en lugar de explotar sus tierras con cuadrillas de esclavos trabajadores; mientras tanto, los propietarios campesinos y tenentes sufrieron una pérdida en el nivel de su estatus, hasta que se encontraron en una posición, con respecto a sus señores, que difería en tan poco con la esclavitud que esta última categoría se volvió obsoleta.

    La problemática de la transición del mundo antiguo al feudalismo es tema de reformulaciones cruciales, tanto como período estructural general (Wickham, 1984) como en el tema particular de los esclavos (Finley, 1980). Finley rechaza el planteo de Bloch de que la esclavitud decae en el período romano: sugiere, en cambio, que los esclavos se hicieron más presentes en las ciudades y ocuparon puestos en gran parte domésticos, y que fueron, como lo eran las ciudades, parásitos económicos. Sin embargo, en el campo, su mano de obra fue reemplazada por los campesinos propietarios y tenentes libres, a quienes Bloch imaginó fusionándose con los esclavos. Estos terminaron constituyendo un cuerpo heterogéneo de dependientes rurales, que finalmente se convertirían en los siervos del mundo medieval. Whittaker (1987) propuso una serie de desafíos a los planteos de Bloch acerca de la importancia del asentamiento de esclavos como tenentes durante el período y a la “teoría del remplazo” de Finley. Whittaker sugirió que hay pocas pruebas de un cambio significativo en el uso de los esclavos y sostuvo que el cambio más profundo en el campo durante el Bajo Imperiofue un flujo de grandes cantidades de prisioneros de guerra bárbaros, que se establecieron bajo términos menos favorables que los de los campesinos legalmente libres, y resultaron, por lo tanto, atractivos para los señores que buscaban explotar su mano de obra rural de manera más eficaz.

    Este debate marca un punto de intersección entre los estudios sobre la esclavitud y los estudios sobre el “colonato del Bajo Imperio romano”, unacuerdo de tenencia que generó una gran cantidad de literatura. Los académicos no concuerdan sobre el alcance que tenían las pruebas legales que dictaban limitaciones sobre la libertad económica de los tenentes registrados (coloni), y su descripción como “esclavos de la tierra” (serviterrae) puede tomarse como evidencia de una disminución en el estatus social. Scheidel (2000) ofrece un resumen del estado actual del tema; una amplia gama de interpretaciones queda representada en obras como la de LoCascio (1997) y, dentro de esta, el ensayo de Carrie es de particular importancia.

    La separación conceptual de Finley entre ciudad y campo también ha sido recientemente tema de un extenso debate. Su planteo recibe el apoyo de MacMullen (1987), pero otros académicos cuestionan su visión de la ciudad antigua como “ciudad consumidora” (Whittaker, 1990, 1995) y el punto hasta el cual la ciudad y el campo experimentaron una separación en el período del Bajo Imperio, en tanto que Burns y Eadie (2001) ofrecen un interesante  punto de partida. En un estudio realizado región por región, MacMullen buscó demostrar la enorme variedad de roles que los esclavos llevaban a cabo en la Antigüedad tardía, pero sus posturas sobre la cantidad y la distribución de los esclavos son problemáticas. Samson (1989) argumenta a favor de una presencia continua y abundante de esclavos rurales, que es también cuestionable, pero su visión está más en concordancia con construcciones existentes sobre el papel socioeconómico de los esclavos en todo el período romano (por ejemplo, Bradley, 1984, 1994; Hopkins, 1993) y se acerca más en lo metodológico a Whittaker (1987), al plantear un análisis más estructural que cuantitativo de la esclavitud en la Antigüedad tardía. Neri (1998) incluye a los esclavos dentro de las figuras pobres y marginales de los infames en el Bajo Imperio, basándose principalmente en las pruebas legales.

    Las fuentes legales constituyen el mayor cuerpo de pruebas de la esclavitud en el período, y han recibido mayor atención. Nehlsen (1972) expone una útil recopilación de referencias sobre la posición legal de los esclavos, en tanto que Morabito (1981) estudia el Digesto para los realia de la esclavitud. Melluso (2000) propone un tratamiento más sutil de las cuestiones metodológicas, y se concentra en las leyes del período de Justiniano. Evans Grubbs (1995) ofrece un interesante análisis de los matrimonios mixtos entre esclavos e individuos libres, haciendo foco en la legislación de Constantino. Estas leyes se vinculan trabajosamente con el borroso límite entre libertad y esclavitud, que se vuelve aun menos nítido en la práctica de venta de niños (o, quizás, la mano de obra de ese niño); este tema recibe una considerable atención tanto en las fuentes primarias como en las secundarias. Los enfoques que proponen Lepelley (1983) y Humbert (1983) sobre la actitud de San Agustín frente a este fenómeno siguen siendo esenciales. El estudio más detallado y reciente es el de Vuolanto (2003), quien observa las dificultades que debieron enfrentar los autores del período para distinguir entre venta, usufructo, empeño o explotación sexual de la propia mano de obra, o de la mano de obra infantil. Garnsey (1996) documenta las actitudes hacia la esclavitud tanto en fuentes paganas como cristianas, y plantea una observación muy importante: en ningún lugar la esclavitud se encuentra sujeta a críticas o ataques sostenidos. También han aparecido recientemente estudios minuciososde fuentes cristianas provenientes del período en Capadocia (Klein, 2000) y en la Galia posromana (Grieser, 1997).


    5.5: Ensayo bibliográfico is shared under a CC BY-NC-SA 4.0 license and was authored, remixed, and/or curated by Cam Gray, Traducción: Patricia Colombo, Revisión: Dr. Diego Santos.