Sara Vacin
Estos son los mejores años de tu vida. Espero que te hayan dicho esto una cantidad ridícula de veces y que estés encontrando que esto es verdad! La universidad brinda una oportunidad increíble para expandir tu mente, conocer personas únicas con las que puedes conectarte profundamente y descubrir nuevos aspectos de ti mismo. Ser consciente de esta energía y aprovechar al máximo estas oportunidades puede cambiar la vida.
Aprendes mucho sobre ti mismo cuando vives solo por primera vez o estudias temas que son completamente tabú en la mesa de la cocina de tu casa. Cuando me trasladé a una institución de cuatro años, encontré la fuerza para salir. Al darme cuenta de que era gay me llevó a cuestionar dónde pertenecía en la religión en la que me crié y se produjo un viaje esclarecedor de explorar el budismo, las creencias de los nativos americanos, e incluso el misticismo de la Nueva Era. Este proceso de cuestionar lo que creía me ayudó a crear una base espiritual que tiene sentido para mí. ¡Mantuve lo mejor de lo que me criaron y actualicé el resto!
También descubrí que la universidad a la que asistí tenía herramientas increíbles para ayudarme a estar lo más saludable posible. Usé el gimnasio gratuito y sabía que el centro de consejería estaba ahí si algo se volvía demasiado duro. También elegí increíbles asignaturas optativas (entre ellas Montañismo y Danza Moderna) que extendían mis capacidades físicas. Además, hice conexiones profundas con mis profesores, muchos de los cuales siguen siendo amigos. Estas personas inteligentes y cariñosas validaron mi viaje y fueron mi red de seguridad a medida que crecí de mi viejo y cómodo yo.
Otra increíble lección aprendida fue la importancia del equilibrio. No podía festejar todas las noches y descuidar mis tareas escolares sin consecuencias. Por las malas me di cuenta de que realmente necesitaba dormir y no podía nutrir mi cuerpo solo con café y pizza. En un momento de brillantez, también me di cuenta de que si utilizaba el tiempo con mis amigos como recompensa por terminar mi trabajo, estudiaría y completaría tareas de manera más eficiente. La diversión puede ser un gran motivador—prueba esto; ¡funciona!
En la universidad, el énfasis suele estar en la mente. Hazte un favor y recuerda también nutrir tu espíritu y cuidar tu cuerpo. Deja la universidad más brillante, más saludable y con una nueva comprensión de ti mismo. Prueba esa clase de yoga o nutrición. Únete a ese nuevo club. Comercia ese refresco por agua. Salta a ese círculo de batería o grupo de improvisación. Quién sabe lo que descubrirás, ¡puede que sea grandeza!