Saltar al contenido principal
LibreTexts Español

9.1: Estrategias de lectura

  • Page ID
    141016
  • \( \newcommand{\vecs}[1]{\overset { \scriptstyle \rightharpoonup} {\mathbf{#1}} } \) \( \newcommand{\vecd}[1]{\overset{-\!-\!\rightharpoonup}{\vphantom{a}\smash {#1}}} \)\(\newcommand{\id}{\mathrm{id}}\) \( \newcommand{\Span}{\mathrm{span}}\) \( \newcommand{\kernel}{\mathrm{null}\,}\) \( \newcommand{\range}{\mathrm{range}\,}\) \( \newcommand{\RealPart}{\mathrm{Re}}\) \( \newcommand{\ImaginaryPart}{\mathrm{Im}}\) \( \newcommand{\Argument}{\mathrm{Arg}}\) \( \newcommand{\norm}[1]{\| #1 \|}\) \( \newcommand{\inner}[2]{\langle #1, #2 \rangle}\) \( \newcommand{\Span}{\mathrm{span}}\) \(\newcommand{\id}{\mathrm{id}}\) \( \newcommand{\Span}{\mathrm{span}}\) \( \newcommand{\kernel}{\mathrm{null}\,}\) \( \newcommand{\range}{\mathrm{range}\,}\) \( \newcommand{\RealPart}{\mathrm{Re}}\) \( \newcommand{\ImaginaryPart}{\mathrm{Im}}\) \( \newcommand{\Argument}{\mathrm{Arg}}\) \( \newcommand{\norm}[1]{\| #1 \|}\) \( \newcommand{\inner}[2]{\langle #1, #2 \rangle}\) \( \newcommand{\Span}{\mathrm{span}}\)\(\newcommand{\AA}{\unicode[.8,0]{x212B}}\)

    Introducción

    Imagínate sentado en un escritorio, un libro en tus manos. Tus ojos están abiertos, y parece como si estuvieras leyendo. De repente tu cabeza se masturba. Parpadeas. Te das cuenta de que tus ojos llevan 10 minutos escaneando la página, y no puedes recordar ni una sola cosa que hayas leído.

    O imagínate esto: Has tenido un día duro. Estás levantado a las 6:00 a.m. para preparar a los niños para la escuela. Un compañero de trabajo llama enfermo, y echas de menos tu almuerzo tratando de hacer su trabajo así como el tuyo propio. Recoges a los niños y luego compras para la cena. La cena es tarde, por supuesto, y los niños están gruñidos.

    Por último, llegas a tus libros a las 8:00 p.m. Comienzas una tarea de lectura sobre algo llamado el método de equidad para contabilizar las inversiones en acciones ordinarias. “Me estoy preparando para el futuro”, te dices a ti mismo mientras recorres dos párrafos y comienzas el tercero. De pronto, todo en la habitación se ve diferente. Tu cabeza está apoyada sobre tu codo, que está descansando en el método de contabilidad de la equidad. El reloj lee las 11:00 p.m. Dile adiós a las tres horas.

    Contraste este escenario con la imagen de un lector activo, quien exhibe los siguientes comportamientos:

    • Se mantiene alerta, plantea preguntas sobre lo que lee y busca las respuestas
    • Reconoce los niveles de información dentro del texto, separando los puntos principales y los principios generales de los detalles de soporte
    • Se cuestiona sobre el material, hace notas escritas y enumera preguntas sin respuesta
    • Encuentra instantáneamente términos clave y se toma el tiempo para encontrar las definiciones de palabras desconocidas
    • Piensa críticamente sobre las ideas del texto y busca formas de aplicarlas

    Eso suena como mucho que hacer. Sin embargo, los lectores expertos logran rutinariamente todas estas cosas y más, mientras disfrutan del proceso. Los estudiantes exitosos se involucran activamente con el material de lectura. Están dispuestos a enfrentar incluso los textos más desafiantes. Luchan el significado de cada página. Llenan los márgenes con preguntas manuscritas. Subrayan, resaltan, anotan y casi reescriben algunos libros para hacerlos suyos.

    Los estudiantes exitosos también se comprometen a cambiar sus vidas sobre la base de lo que leen. De cada capítulo, preguntan, ¿Cuál es el punto? ¿Y cuál es el pago? ¿Cómo puedo usar esto para vivir mi propósito y lograr mis metas? Es tan probable que estos estudiantes creen listas de tareas pendientes como tomar notas sobre su lectura. Y cuando terminan con un libro útil, los alumnos exitosos comparten sus puntos con otros para continuar la conversación. La lectura se convierte en un acto creativo y en una herramienta para construir una comunidad.

    Una forma de experimentar este tipo de éxito es abordar la lectura con un sistema en mente. Se puede utilizar la lectura activa para evitar minivacaciones mentales y reducir el número de siestas no programadas durante el tiempo de estudio, incluso después de un duro día. La lectura activa es una forma de disminuir la dificultad y la lucha al aumentar la energía y la habilidad. Una vez que aprendas estas estrategias, en realidad podrías dedicar menos tiempo a tu lectura pero sacar más provecho de ella.

    Fase 1 de lectura activa antes de leer

    La lectura activa es una técnica trifásica que puedes utilizar para extraer las ideas y la información que deseas. Incluyen estrategias para usar antes, mientras y después de leer. El uso de estas estrategias te ayudará a interactuar con el material de manera más efectiva y, por lo tanto, recordar más de lo que lees.

    La Fase 1 ocurre antes de leer e incluye los siguientes pasos:

    Paso 1: Vista previa. Antes de comenzar a leer, obtenga una vista previa de toda la tarea. No tienes que memorizar lo que previsualizas para obtener valor de este paso.

    • Revisa la tabla de contenidos y hojea el texto página por página, si estás iniciando un nuevo libro. Si vas a leer un capítulo, hojea las páginas de ese capítulo.
    • Lea todos los encabezamientos y subtítulos de los capítulos. Al igual que los titulares de un periódico, estos suelen estar impresos en grandes, negrita. A menudo, los encabezamientos son breves resúmenes en sí mismos.
    • Esté atento a las declaraciones sumarias. Si la tarea es larga o compleja, lee primero el resumen. Muchos libros de texto tienen resúmenes en la introducción o al final de cada capítulo.
    • Busca conceptos, hechos o ideas familiares al realizar una vista previa. Estos elementos pueden ayudar a aumentar la comprensión al vincular nueva información con material previamente aprendido. Tómate unos momentos para reflexionar sobre lo que ya sabes sobre el tema, aunque creas que no sabes nada. Esta técnica prepara a tu cerebro para aceptar nueva información.
    • Busca ideas que enciendan tu imaginación o curiosidad. Inspeccione dibujos, diagramas, cuadros, tablas, gráficos y fotografías.
    • Imagina qué tipo de preguntas van a aparecer en una prueba. La previsualización ayuda a aclarar tu propósito para la lectura. Pregúntate qué harás con este material y cómo puede relacionarse con tus metas a largo plazo. Mantenga su vista previa breve. Si toda la tarea de lectura toma menos de una hora, tu vista previa podría tardar cinco minutos. La vista previa también es una forma de comenzar cuando una tarea parece demasiado grande para manejarla. Es una manera fácil de entrar en el material.

    Paso 2: Esquema. Con material complejo, debes tomarte el tiempo para entender la estructura de lo que estás a punto de leer. El esquema organiza activamente sus pensamientos sobre la tarea y puede ayudar a que la información compleja sea más fácil de entender.

    • Dedique algún tiempo a estudiar el esquema del capítulo en su libro de texto, si se proporciona un esquema.
    • Esboce un breve esquema al margen del libro o al comienzo de sus notas en una hoja de papel separada, si no se proporciona un esquema. Posteriormente, a medida que lea y tome notas, podrá agregar a su esquema. Los encabezados en el texto pueden servir como entradas mayores y menores en su esquema.

    La cantidad de tiempo que dediques a este paso delineador variará. Para algunas tareas, un esquema mental de 10 segundos es todo lo que podrías necesitar. Para otras tareas (ficción y poesía, por ejemplo), puedes saltarte este paso por completo.

    Paso 3: Pregunta. Antes de comenzar una lectura cuidadosa, determine lo que quiere de la tarea.

    • Escribe una lista de preguntas, incluyendo cualquier pregunta que surja de tu vista previa de los materiales.
    • Convierta los encabezamientos y subtítulos de los capítulos en preguntas. Por ejemplo, si un encabezado es “Transferencia y Sugerencia”, puedes preguntarte, ¿Qué son la transferencia y la sugerencia? ¿Cómo se relaciona la transferencia con la sugerencia?
    • Informar un quiz como si estuvieras enseñando esta materia a tus compañeros de clase.
    • Escribe preguntas específicas sobre un concepto si no lo entiendes. Cuanto más detalladas sean tus preguntas, más poderosa se vuelve esta técnica. No necesitas responder a todas las preguntas que hagas. El propósito de inventar preguntas es involucrar a tu cerebro en la tarea. Lleva tus preguntas sin respuesta a clase, donde pueden servir como trampolines para la discusión en clase.

    Lectura Activa Fase 2 — Mientras Usted Lee, Parte 1

    La Fase 1 de la lectura activa se realiza antes de leer, pero la Fase 2 ocurre mientras lees, ayudándote a descubrir lo que estás buscando y configurando algún contexto. Esta fase incluye los siguientes pasos:

    Paso 4: Enfoque. Has previsualizado la tarea de lectura, la has organizado en tu mente o en papel, y formulado preguntas. Ahora ya estás listo para comenzar a leer.

    Es fácil engañarse con la lectura. Tener un libro abierto en la mano y mover los ojos a través de una página no significa que estés leyendo de manera efectiva. La lectura toma enfoque mental. Al leer, sé consciente de dónde estás y de lo que estás haciendo.

    Para comenzar, ponte en posición de mantenerte enfocado. Si observas a los directores ejecutivos, encontrarás que algunos de ellos desgastan primero la parte delantera de su silla. Están literalmente al borde de su asiento. Acércate a tu tarea de lectura de la misma manera. Siéntate. Mantén la columna recta. Evita leer en la cama, excepto por diversión.

    Evite las sesiones de lectura maratónica. Programe descansos y establezca una meta razonable para toda la sesión. Después, recompense con una actividad amena durante 10 o 15 minutos cada hora o dos.

    Para una lectura difícil, establecer metas más limitadas. Lee durante media hora y luego toma un descanso. La mayoría de los estudiantes encuentran que períodos más cortos de lectura distribuidos a lo largo del día y la semana pueden ser más efectivos que las sesiones largas.

    Visualiza el material. Formar imágenes mentales de los conceptos a medida que se presentan. Si lees que un sistema de cupones puede ayudar a controlar los desembolsos en efectivo, imagínese un vale repartiendo billetes de dólar. El uso de imágenes visuales de esta manera puede ayudar a profundizar su comprensión del texto mientras permite que la información se transfiera a su memoria a largo plazo.

    Lee el material en voz alta, sobre todo si es complicado. Algunos de nosotros recordamos mejor y entendemos más rápidamente cuando escuchamos una idea.

    Tener una idea del tema. Por ejemplo, digamos que estás leyendo sobre un microorganismo —un parámetro— en tu texto de biología. Imagina lo que se sentiría al pasar el dedo por el cuerpo largo y en forma de cigarro del organismo. Imagina sentir el gran pliegue de su garganta en un lado y el cosquilleo de los pequeños cilios peludos mientras se mueven en tu mano.

    Además, predice cómo responderá el autor a tus preguntas clave. Entonces lee para saber si tus predicciones eran precisas.

    Lectura Activa Fase 2 — Mientras Usted Lee, Parte 2

    Una vez que hayas dado el paso importante de crear tu enfoque y estés consciente de lo que buscas mientras lees, estás listo para usar Paso 5. Durante este paso en la Fase 2 de lectura activa, utilizas estrategias para marcar tu texto para identificar los elementos importantes.

    Paso 5: Marcar respuestas. Al leer, busca las respuestas a tus preguntas. Eres un detective, vigilando cada pista. Cuando encuentres una respuesta, marcarla para que destaque en la página.

    Desafiar tus libros. Marque las respuestas resaltando, subrayando, escribiendo comentarios, rellenando su esquema o marcando páginas de cualquier otra manera que le ayude. Deléitate como nunca podrías con tus libros de primaria.

    Marcar tus libros ofrece otros beneficios. Cuando lees con un resaltador, bolígrafo o lápiz en la mano, involucras tus sentidos cinestésicos del tacto y el movimiento. Ser físico con tus libros puede ayudar a construir fuertes vías neuronales en tu memoria. Se puede marcar un texto de muchas maneras. Por ejemplo:

    • Coloque un asterisco (*) o un signo de exclamación (!) en el margen junto a una frase o término especialmente importante.
    • Círculo de términos y palabras clave para buscar más adelante en un diccionario.
    • Escribe definiciones cortas de términos clave en el margen.
    • Escribe una Q al margen para resaltar posibles preguntas de prueba, pasajes que no entiendes y preguntas para hacer en clase.
    • Escribir comentarios personales en el margen—puntos de acuerdo o desacuerdo con el autor.
    • Escribir mini-índices en el margen, es decir, los números de otras páginas del libro donde se discute el mismo tema.
    • Escribe resúmenes con tus propias palabras.
    • Reescribe los títulos de los capítulos, encabezados y subtítulos para que sean más significativos para ti.
    • Dibuja diagramas, imágenes, tablas o mapas que traduzcan el texto a términos visuales.
    • Numere cada paso en una lista o serie de puntos relacionados.
    • En los márgenes, escribe notas sobre las relaciones entre elementos en tu lectura. Por ejemplo, anotar conexiones entre una idea y ejemplos de esa idea.
    • Si infiere una respuesta a una pregunta o se le ocurre otra idea propia, escríbalo también.

    Evite marcar un libro de texto demasiado pronto. Espere hasta completar un capítulo o sección para asegurarse de conocer los puntos clave y luego marcarlo. A veces, marcar las respuestas después de leer cada párrafo funciona mejor.

    También recuerda que el propósito de hacer marcas en un texto es llamar a conceptos importantes o información que revisarás más adelante. Marcar la información clave puede ahorrar mucho tiempo cuando estás estudiando para las pruebas. Con esto en mente, resalte o subraye con moderación, generalmente menos del 10 por ciento del texto. Si marcas demasiado en una página, derrotas el propósito: marcar el material más importante para su revisión.

    Por último, anote nuevas preguntas y anote cuando no encuentres las respuestas que estás buscando. Haz estas preguntas en clase, o ve a tu instructor personalmente. Exija que sus libros de texto le den lo que quiere: respuestas.

    Fase 3 de lectura activa: después de leer

    Al final de la Fase 2, tu lectura está completa, pero para sacar el máximo provecho de lo que acabas de leer, es importante completar la fase final de lectura activa, la fase 3. Esta fase ocurre después de leer e incluye los siguientes pasos:

    Paso 6: Recitar. Habla contigo mismo sobre lo que has leído. O hablar con alguien más. Cuando termines una tarea de lectura, haz un discurso al respecto. Cuando recitas, practicas un aspecto importante de la metacognición: la síntesis, o la combinación de ideas y hechos individuales en un todo significativo.

    Una forma de recitar es mirar cada punto subrayado. Toma nota de lo que marcaste; luego, baja el libro y empieza a hablar en voz alta. Explique todo lo que pueda sobre ese punto en particular. Para que esta técnica sea más efectiva, hazla frente a un espejo. Puede parecer una tontería, pero los beneficios pueden ser enormes. Coséguelos a la hora del examen.

    Una técnica relacionada es dejar de leer periódicamente y escribir un breve resumen de forma libre de lo que acaba de leer. En un estudio, esta “práctica de recuperación” informal ayudó a los estudiantes a recordar información mejor que otras técnicas de estudio (Karpicke y Blunt 2011).

    Los compañeros de clase son incluso mejores que los espejos. Formar un grupo para practicar enseñándose unos a otros lo que han leído. Una de las mejores formas de aprender cualquier cosa es enseñárselo a otra persona. Además, habla de tu lectura siempre que puedas. Dile a tus amigos y familiares lo que estás aprendiendo.

    Hablar de tu lectura refuerza una habilidad valiosa: la capacidad de resumir. Para practicar esta habilidad, elige un capítulo (o una sección de un capítulo) de cualquiera de tus libros de texto. Declarar el tema principal tratado en el capítulo. Después, exponer los principales puntos que hace el autor sobre el tema.

    Paso 7: Revisión. Planee hacer su primera revisión completa dentro de las 24 horas posteriores a la lectura del material. ¡Suenen las trompetas! Este punto es crítico: Una revisión dentro de las 24 horas mueve la información de su memoria a corto plazo a su memoria a largo plazo.

    Revisar dentro de un día. Si lo lees el miércoles, revísalo el jueves. Durante esta revisión, revisa tus notas y aclara todo lo que no entiendas. Recita algunos de los puntos principales.

    Esta revisión puede ser breve. Podrías pasar tan solo 15 minutos revisando una tarea difícil de lectura de dos horas. Invertir ese tiempo ahora puede ahorrarle horas después al estudiar para los exámenes.

    Paso 8: Revisar de nuevo. Este paso final puede ser muy corto, quizás solo cuatro o cinco minutos por asignación. Simplemente repasa tus notas. Lee las partes resaltadas de tu texto. Recita uno o dos de los puntos más complicados.

    El propósito de estas revisiones es mantener abiertas las vías neuronales hacia la información y hacerlas más distintas. De esa manera, la información puede ser más fácil de recordar. Puedes realizar estas breves reseñas en cualquier momento y en cualquier lugar, si estás preparado.

    En ocasiones, son apropiados periodos de revisión más largos. Por ejemplo, si le resultó difícil una asignación, considere releerla. Empezar de nuevo, como si nunca antes hubieras visto el material. En ocasiones, una segunda lectura te proporcionará percepciones sorprendentes.

    Hace décadas, los psicólogos identificaron el efecto primacia-reciente, lo que sugiere que recordamos más fácilmente el primer y último ítem en cualquier presentación (Pineño y Miller 2005). Previsualizar y revisar tu lectura puede poner esta teoría a trabajar para ti.

    Tratar con textos desafiantes

    Los lectores exitosos monitorean su comprensión del material de lectura. No ven la confusión como un error o un defecto personal. En cambio, lo toman como una señal para cambiar las estrategias de lectura y procesar las ideas a un nivel más profundo.

    Léelo de nuevo. De alguna manera, los estudiantes tienen la idea de que leer significa abrir un libro y escribir diligentemente el texto, línea por línea, página por página, moverse en línea recta desde la primera palabra hasta la última. Siéntete libre de sacudir tu rutina. Realiza varias pasadas a través de material de lectura resistente. Durante una vista previa, por ejemplo, basta con escanear el texto para buscar palabras clave y material resaltado. A continuación, hojea de nuevo todo el capítulo o artículo, pasando un poco más de tiempo y asimilando más de lo que hiciste durante tu avance. Por último, lee con más profundidad.

    Léelo en voz alta. Hacer ruido. Lee un pasaje en voz alta varias veces, cada vez usando una inflexión diferente y enfatizando una parte diferente de la oración. Sé creativo. Imagina que eres el autor hablando.

    Usa otro texto. Encuentra un texto similar en la biblioteca. A veces un concepto es más fácil de entender si se expresa de otra manera. Los libros infantiles, especialmente las enciclopedias infantiles, pueden proporcionar resúmenes útiles de temas desconcertantes.
    Habla con alguien que pueda ayudar. Admítelo cuando estés atascado. Luego, traiga preguntas sobre tareas de lectura a compañeros de clase y miembros de su grupo de estudio. Además, haz una cita con tu instructor. La mayoría de los profesores dan la bienvenida a la oportunidad de trabajar individualmente con los alumnos Sea específico acerca de su confusión. Señale el párrafo que más te ha resultado difícil de entender.

    Lectura más rápida

    Una forma de leer más rápido es leer más rápido. Esta idea puede sonar como una doble charla, pero es una sugerencia seria. El hecho es que probablemente puedas leer más rápido —sin ninguna pérdida de comprensión— simplemente haciendo un esfuerzo consciente para hacerlo. Tu comprensión podría incluso mejorar. Podrías probar las siguientes sugerencias.

    Mueve tus ojos más rápido. Cuando leemos, nuestros ojos saltan por la página en ráfagas cortas llamadas saccades (pronunciado “să-käds”). Una sacada también es un tirón agudo en las riendas de un caballo, un tirón violento para detener rápidamente al animal. Nuestros ojos se detienen así, también, en pausas llamadas fijaciones.

    Aunque experimentamos la ilusión de escanear continuamente cada línea, en realidad tomamos grupos de palabras, generalmente alrededor de tres a la vez. Por más del 90 por ciento del tiempo de lectura, nuestros ojos están en un punto muerto, en esas fijaciones.

    Una forma de disminuir los saccades es seguir tu dedo mientras lees. Cuanto más rápido se mueve tu dedo, más rápido se mueven tus ojos. También puedes usar un bolígrafo, un lápiz o una tarjeta de 3×5 como guía.

    Tus ojos pueden moverse más rápido si toman más palabras con cada ráfaga, por ejemplo, seis en lugar de tres. Para practicar tomar más palabras entre fijaciones, encuentra un periódico con columnas estrechas. Lee una columna a la vez y fija solo una vez por línea.

    Además de utilizar las técnicas anteriores, simplemente haz un esfuerzo consciente para fijarte menos. Podrías sentirte un poco incómodo al principio. Eso es normal. Simplemente practique a menudo, por periodos cortos.

    Notar y liberar hábitos ineficaces. Nuestros ojos hacen regresiones; es decir, retroceden y releen palabras. Se pueden reducir las regresiones prestando atención a ellas. Usa la práctica tarjeta de 3 × 5 para cubrir palabras y líneas que acabas de leer. Luego puede anotar la frecuencia con la que se detiene y vuelve a mover la tarjeta para volver a leer el texto. No se desanime si se detiene a menudo al principio. Ser consciente de ello te ayuda a retroceder con menos frecuencia.

    También note vocalizar. Es más probable que leas más rápido si no lees en voz alta o mueves los labios. También puedes aumentar tu velocidad si no subvocalizas, es decir, si no “escuchas” mentalmente las palabras mientras las lees. Para dejar de hacerlo, solo sé consciente de ello.

    Cuando intentes por primera vez liberar estos hábitos, elige material de lectura más sencillo. De esa manera, podrás prestar más atención a tu técnica de lectura. Poco a poco trabaja tu camino hasta llegar a material más complejo.

    Mantente flexible. Recuerda que la velocidad no lo es todo. Los lectores hábiles varían su tasa de lectura de acuerdo a su propósito y la naturaleza del material. Un texto avanzado en geometría analítica suele exigir una tasa de lectura diferente a la de los cómics dominicales.

    También puedes usar diferentes tasas de lectura en el mismo material. Por ejemplo, primero podrías correr a través de una asignación para las palabras e ideas clave, y luego regresar a las partes difíciles para una lectura más lenta y minuciosa.

    Otra opción es dividir una tarea de lectura grande en secciones más pequeñas y usar diferentes estrategias de lectura para cada una. Podrías elegir leer la primera y última sección en detalle, por ejemplo, y hojear las secciones medias.

    Como pauta general, ralentiza tu ritmo de lectura para obtener material técnico y desconocido para ti. Acelere para obtener material que le resulte familiar, mantenerse alerta ante cualquier cosa que parezca nueva o significativa.

    También recuerda que leer más rápido sin comprensión en realidad puede aumentar la cantidad de tiempo que estudias. Equilibra el deseo de velocidad con la necesidad de entender lo que lees.

    Por último, recuerda la primera regla de leer rápido: ¡Solo hazlo!

    Construyendo tu vocabulario

    Tener un vocabulario grande hace que la lectura sea más agradable y aumenta la gama de materiales que puedes explorar. Además, construir tu vocabulario te da más opciones de autoexpresión al hablar o escribir. Con un vocabulario más amplio, puedes pensar con mayor precisión haciendo distinciones más finas entre ideas. Y no tendrás que parar para buscar palabras en momentos cruciales, como una entrevista de trabajo.

    Fortalece tu vocabulario buscando términos desconocidos. Un diccionario de escritorio es un diccionario abreviado fácil de manejar que puedes usar muchas veces en el transcurso de un día. En contraste, un diccionario íntegro es grande y no está hecho para que lo lleves. Proporciona información más completa sobre palabras y definiciones no incluidas en su diccionario de escritorio, así como sinónimos, notas de uso e historias de palabras. Busque diccionarios íntegra en bibliotecas y librerías.

    Es posible que prefieras usar uno de varios diccionarios en línea, como Dictionary.com. Otra opción común es utilizar un motor de búsqueda como Google.com. Si hace esto, inspeccione los resultados cuidadosamente. Pueden variar en calidad y ser menos útiles que las definiciones que encontrarías en un buen diccionario o tesauro.

    Construye una pila de palabras. Cuando te encuentres con una palabra desconocida, escríbalo en una tarjeta de 3 × 5. Debajo de la palabra, copia la oración en la que se utilizó, junto con el número de página. Puedes buscar cada palabra inmediatamente, o puedes acumular una pila de estas cartas y buscar las palabras más tarde. Escribe la definición de cada palabra en el dorso de la tarjeta de 3 × 5, agregando los diacríticos, marcas que te indiquen cómo pronunciarla.

    Para ampliar tu vocabulario y aprender la historia detrás de las palabras, lleva tu pila de cartas a un diccionario íntegro. A medida que encuentre palabras relacionadas en el diccionario, agréguelas a su pila. Estas tarjetas se convierten en una ayuda de estudio portátil que puedes revisar en tus momentos libres.

    Aprende, incluso cuando tu diccionario está al otro lado de la ciudad. Cuando escuchas una conferencia y escuchas una palabra inusual o cuando estás leyendo en el autobús y te encuentras con una palabra que no conoces, aún puedes construir tu pila de palabras. Saca una tarjeta de 3×5 y anota la palabra y su frase. O haz una nota de la palabra en tu celular. Posteriormente, puedes buscar la definición y escribirla en el dorso de la tarjeta.

    Divide las palabras en partes. Otra sugerencia para construir tu vocabulario es dividir una palabra desconocida en sílabas y buscar partes familiares. Esta estrategia funciona bien si haces un punto para aprender prefijos comunes (sílabas iniciales) y sufijos (sílabas finales).

    Por ejemplo, el sufijo - tude suele referirse a una condición o estado de ser. Saber esto facilita concluir que la habitualidad se refiere a una forma habitual de hacer algo y esa similitud significa ser similar o tener una cualidad de parecido.

    Inferir el significado de las palabras a partir de su contexto. A menudo se puede deducir el significado de una palabra desconocida simplemente prestando atención a su contexto: las palabras, frases, oraciones, párrafos o imágenes circundantes. Practica buscando pistas de contexto como estas:

    • Definiciones. Una palabra clave podría definirse justo en el texto. Busca frases como las definidas como o en otras palabras.
    • Ejemplos. Los autores suelen proporcionar ejemplos para aclarar el significado de una palabra. Si la palabra no se define explícitamente, entonces estudie los ejemplos. A menudo van precedidos por las frases por ejemplo, por ejemplo, o como.
    • Listas. Cuando una palabra aparece en una serie, presta atención a los demás elementos de la serie. Podrían definir la palabra desconocida a través de la asociación.
    • Comparaciones. Es posible que encuentres una nueva palabra rodeada de sinónimos, palabras con un significado similar. Busca sinónimos después de palabras como me gusta y como.
    • Contrastes. Un escritor podría yuxtaponer una palabra con su antónimo. Busca frases como por el contrario y por otro lado.

    Referencias

    Karpicke, Jeffrey D., y Janell R. Blunt. “La práctica de recuperación produce más aprendizaje que un estudio elaborativo con
    mapeo conceptual”. Ciencia. www.sciencemag.org/content/early/2011/01/19/science.1199327.abstract (consultado el 21 de enero de 2011).

    Pineño, Oskar y Ralph R. Miller. “Efectos de primacía y actualidad en extinción e inhibición latente: Una revisión selectiva con implicaciones para los modelos de aprendizaje”. Procesos conductuales 69, 2 (2005): 223—235.


    9.1: Estrategias de lectura is shared under a CC BY license and was authored, remixed, and/or curated by LibreTexts.