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4.3: Realidades jamaicanas de masculinidades y sexualidades- ¿A dónde venimos desde Michel Foucault?

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    Objetivos de aprendizaje
    • Explicar el vínculo entre masculinidades, sexualidades, y las relaciones de poder de género.
    • Situar los estudios de masculinidad dentro de la beca feminista.
    • Describir las realidades jamaicanas en torno a la hombría y

    En este capítulo, los autores aplican una perspectiva de género para analizar visiones de masculinidad entre hombres de diversos grupos socioeconómicos en Jamaica. Utilizando las ideas de sexualidad de Michel Foucault, explican cómo el acto de las relaciones sexuales es visto como algo más que el acto en sí mismo sino como una parte esencial de la propia identidad. Para los varones jamaicanos, sus sexualidades están estrechamente ligadas a sus masculinidades y a lo que significa ser un hombre jamaicano. En este contexto, las sexualidades son conformadas por e influyen en las dinámicas de poder, no sólo entre hombres y mujeres sino también entre diversos grupos de hombres.

    INTRODUCCIÓN

    La beca de masculinidades dentro del Caribe, y específicamente Jamaica, se ha centrado tradicionalmente en la vida familiar (Chevannes 2001; Senior 2015), educación (Miller 1991; Figueroa 1997), violencia sexual y crimen violento (Mortley 2017). El discurso y la comprensión de la sexualidad masculina han sido parte integral del concepto e investigación sobre las masculinidades; en muchos sentidos, la preocupación por las masculinidades en el Caribe se ha visto alimentada por la prevalencia de la violencia sexual y la ineficacia de las estrategias para enfrentarla (Reddock 2004). Nuestro capítulo examina las masculinidades y sexualidades jamaicanas y busca tanto una comprensión integral como un paso más allá de la sexualidad masculina jamaicana estereotipada con masculinidades agresivas y temas de violencia. Este capítulo se basa en la investigación que realizamos en 2016 y 2017. Ambos estudios fueron cualitativos, utilizando entrevistas y estudios de grupos focales con grupos de hombres de diversas comunidades en Jamaica. Los participantes fueron varones urbanos y rurales de diferentes edades y diferentes antecedentes socioeconómicos y educativos. Durante el transcurso de nuestra investigación, exploramos diversas identidades, diversas expresiones de hombría, dinámicas de poder dentro de las esferas privada y pública, y cómo estas dieron forma a las sexualidades. Exploramos cómo se desarrollan la hombría y las sexualidades y las dinámicas de poder dentro de las relaciones de género y nos planteamos la pregunta: ¿hasta qué punto se construye la sexualidad masculina como resultado de diversas relaciones de poder de género? Además, al examinar la tesis de Foucault sobre la sexualidad y su relevancia para las realidades contemporáneas, exploramos las percepciones de la sexualidad masculina, cómo se manifiestan las sexualidades masculinas en diversos espacios, y la medida en que estas percepciones y manifestaciones son contorneadas primero por dinámicas de poder de género, así como sistemas más amplios de poder dentro de la sociedad.

    Comenzamos con una visión general del panorama sociopolítico jamaicano, luego discutimos cómo se sitúan las sexualidades dentro de las masculinidades, así como la erudición feminista caribeña. Los términos clave masculinidades y sexualidades ya se han definido en el capítulo introductorio de este libro, pero queremos enfatizar que ambas nociones están incrustadas en las condiciones históricas, políticas y socioculturales de una sociedad en particular. En la década de 1990 la beca pasó del término “masculinidad” (singular) al concepto de “masculinidades” (Connell 2005), que reconoce que hay muchas formas de masculinidad y que la estratificación de género también existe entre los hombres, no solo entre hombres y mujeres. Este cambio en la erudición y el discurso para reconocer múltiples “masculinidades” reconoce que hay hombres que pueden o no aspirar o cumplir las expectativas locales de desempeño masculino (Connell 2016). De igual manera, en lo que se refiere a la noción de sexualidad, Weeks (1995) sostiene que la sexualidad no se da sino que es producto de la negociación, la lucha y la agencia humana. Cree que la sexualidad sólo existe a través de sus formas sociales y organizaciones sociales. De acuerdo con esta conceptualización, consideramos, como Kempadoo (2009), que para que la sexualidad sea un trampolín viable para la investigación, es necesario reconocer sus complejidades, especialmente en lo que se relaciona en esta instancia con las variadas realidades de los hombres jamaicanos. Por esta razón, y en la misma línea que hablamos de “masculinidades”, utilizamos el término “sexualidades” en este trabajo, reflejando su complejidad, diversidad y naturaleza negociada.

    POSICIONALIDAD: LA INVESTIGACIÓN SOBRE MASCULINIDADES Y SEXUALIDADES COMO PARTE DE NUESTRA AGENDA FEMINISTA

    El feminismo no es una noción singular o estática, y el movimiento feminista y la investigación feminista que lo acompaña han evolucionado y ampliado para explorar temas de amplio alcance que impactan directa e indirectamente la vida de las mujeres. Las feministas caribeñas hoy en día han adoptado generalmente el enfoque de Género y Desarrollo (GAD) y sostienen que el género es central y relevante para todas las relaciones sociales, instituciones y procesos. Argumentan además que las relaciones de género se caracterizan por patrones de dominación, desigualdad y opresión y que las relaciones de género son producto de condiciones socioculturales e históricas. Este enfoque GAD, que aplicamos tanto a nuestra investigación como a nuestra beca, ha logrado mejorar la comprensión del género e identificar nuevos desafíos de desarrollo que requieren atención urgente desde una perspectiva de género. Para que la beca feminista sea verdaderamente feminista no puede quedar confinada dentro de los muros de la academia. Debe orientarse a influir en el cambio en lo que se refiere a temas económicos, políticos y de desarrollo social de la región e integrarse en políticas y programas relacionados diseñados para mejorar la vida de hombres y mujeres para el mejoramiento de las comunidades caribeñas.

    Definición: Enfoque de Género y Desarrollo (GAD)

    se originó en la década de 1980 y ha sido adoptada por feministas que colocan al género en el centro de los procesos de desarrollo. Se enfoca en cómo los roles sociales, los roles reproductivos y los roles económicos se vinculan con las desigualdades de género de masculinidad y feminidad (Mortley 2017).

    La investigación sobre masculinidades surgió de los estudios feministas y de género en el Caribe, y como nos recuerda Reddock (2004), mientras que algunos hombres aprovecharon para simplemente retroceder contra el movimiento de mujeres, para otros marcó un momento de reflexión sobre las manifestaciones de hombría y masculinidad en el Caribe. Mohammed (2004) sostiene además que no sólo los estudios de masculinidades salieron del movimiento feminista, sino que las construcciones de masculinidad son interdependientes con construcciones de feminidad. De acuerdo con esta visión planteada por Mohammed, creemos que nuestra agenda feminista no solo debe preocuparse por las femininidades sino que también debe buscar deconstruir las masculinidades y cómo éstas se unen e impactan en la vida de las mujeres. Nuestra posición es la de académicas y estudiosas feministas que trabajan dentro de un espacio de género. Natasha es una mujer de Santa Lucía que ha residido y trabajado en Jamaica durante los últimos quince años, y Keino es un hombre jamaicano. Ambos enseñamos y mentoramos a hombres y mujeres jóvenes dentro del Instituto de Estudios de Género y Desarrollo, y así nuestra preocupación es cómo interactúan las masculinidades con las femininidades. Al estudiar las sexualidades masculinas, buscamos involucrar a los varones jamaicanos para comprender mejor las relaciones de poder no sólo entre hombres sino también entre hombres y mujeres. Entendemos que las sexualidades masculinas existen dentro de un sistema de género, que comprende las relaciones entre mujeres y hombres, y hombres y hombres. La masculinidad no sólo forma parte de este sistema de género, sino que las masculinidades positivas contribuyen a mejorar los sistemas de género. Como se afirma en el capítulo introductorio de este texto, más que enfocarnos en definir la masculinidad como un objeto, queremos enfocarnos en los procesos y relaciones a través de los cuales hombres y mujeres conducen vidas de género. Estamos de acuerdo con Barriteau (2019), quien sostiene que la narrativa en curso sobre las relaciones entre hombres y mujeres debe buscar comprender y no culpar.

    EL CONTEXTO JAMAICANO

    Jamaica es la más grande de las islas del Caribe de habla inglesa y la tercera isla más grande del Caribe. El país está dividido en catorce parroquias, y Kingston, la capital, se encuentra en la costa sureste. La población de Jamaica era de aproximadamente 2.7 millones a finales de 2018 (STATIN 2019). La gran mayoría de los jamaiquinos son de ascendencia africana (92.1 por ciento al censo de 2011). El censo de 2011 también reveló que la mayoría de los varones jamaicanos son solteros o nunca se han casado (más del 50 por ciento), mientras que el segundo grupo más grande fue el de hombres casados. Si bien el estado civil de los varones dentro de la comunidad Lesbiana Gay Bisexual y Transgénero (LGBT) no fue capturado en el censo, una encuesta realizada en 2016 entre 316 personas de la comunidad LGBT reveló que para los hombres, 45 por ciento indicó que no estaban en una relación, 33 por ciento tuvo una visita pareja y 15 por ciento vivía con pareja (McFee y Galbraith 2016).

    Jamaica es un país patriarcal donde, junto con la familia, el estado es histórica y contemporáneamente el proveedor más crucial del patriarcado. Según Thame y Thakur (2014) el patriarcado del estado jamaicano está más preocupado por la dominación de un grupo específico de hombres —es decir, hombres heterosexuales de clase media— sobre la sociedad. Continúan afirmando que “desde sus inicios, el estado poscolonial fue capturado por la clase media jamaicana y el macho marrón, y el control sobre él se extendió más tarde al macho negro de clase media. En Jamaica, el marrón y el negro se utilizan para distinguir entre personas de piel clara y piel oscura de ascendencia africana. La masculinidad de clase media se impuso como la base legítima de poder dentro del Estado a través de la manipulación simbólica y la violencia cuando lo consideró necesario” (Thame y Thakur 2014, 12). Esto sigue prevaleciendo hoy en Jamaica, como lo discutiremos más adelante en este capítulo.

    En 2011 el gobierno jamaiquino aprobó la Política Nacional para la Igualdad de Género (NPGE). La política establece una visión de igualdad y equidad de género en todos los aspectos de la vida pública y privada. Dichas políticas reconocen el estatus socioeconómico desigual de hombres y mujeres, los cuales están influenciados por nociones de masculinidad y feminidad que sustentan el patriarcado. A pesar de una larga tradición de activismo en Jamaica y el establecimiento de marcos políticos sólidos, las discusiones en torno a los derechos humanos y la justicia social siguen siendo polémicas debido a la falta de voluntad política y a la falta de implementación efectiva de un mecanismo de protección para todos. El grado en que las políticas han superado o reducido las desigualdades e injusticias en Jamaica sigue siendo cuestionable. Para superar eficazmente los desafíos, las políticas deben estar fundamentadas en las realidades socioculturales específicas del género en los países donde se persiguen. Por lo tanto, estudios como el nuestro son críticos para proporcionar conocimiento auténtico y contextualizado que pueda informar la planificación, las políticas y las prácticas.

    SEXUALIDADES MASCULINAS JAMAICANAS EN LA CULTURA POPULAR Y LA BECA

    Las actitudes en torno a la sexualidad en Jamaica tienen sus raíces históricas en ideologías victorianas. El estudio de Suzanne Lafont en 2001 es uno de los pocos que examinan la historia colonial de las actitudes hacia la sexualidad tal como se expresaron en Jamaica. Ella rastrea el desarrollo de las costumbres sexuales de Jamaica hasta la esclavitud y el cristianismo impuesto por los británicos. Esta visión eurocéntrica de la sexualidad obligó a los esclavos a una ideología de respetabilidad social y a la creencia de que eran individuos inmorales y licenciosos cuyos apetitos sexuales tenían que ser domesticados. El estudio de Lafont abordó temas polémicos como las actitudes hacia la prostitución femenina y la homosexualidad masculina en Jamaica, argumentando que la intolerancia sexual en Jamaica se manifiesta en la homofobia y la condena pública a la sodomía heterosexual (como el sexo oral). Esta intolerancia sexual, argumenta, proviene de la era esclava, que se caracterizó por una compleja dialéctica entre las élites coloniales y los afrojamaiquinos. Históricamente, la respetabilidad y la rectitud evolucionaron como una respuesta afrojamaicana a la experiencia esclava.

    McFee y Galbraith (2016) también sostienen que la homofobia hoy en día es un legado del sistema de plantaciones y reforzada por la fuerte fe cristiana de Jamaica. El sentimiento homofóbico persiste como fuente de orgullo nacional al tiempo que funciona para distanciar a los afrojamaiquinos de su pasado colonial (Lafont 2001). El sentimiento se ha popularizado a través de la música y las artes. Los estudiosos han señalado que los temas sexuales en el reggae jamaicano, por ejemplo, a menudo reflejan puntos de vista homofóbicos e identifican al género como contribuyente a la homofobia (Cooper 1994; Hope 2006; Sharpe y Pinto 2006). La literatura ha identificado ciertos insultos homofóbicos como “batty bwoy” o “chi chi man” y aliento a actos violentos que incluyen asesinar y quemar a hombres homosexuales. No se puede negar que la narrativa ha sido excesivamente negativa.

    Por un lado, la cultura jamaicana está saturada de sexualidad. La música, la danza y los medios de comunicación jamaicanos presentan referencias implícitas y explícitas al comportamiento y las prácticas sexuales. Por otro lado, las sexualidades aceptables están estrechamente definidas, y los propios jamaiquinos parecen intolerantes a las expresiones sexuales que caen fuera de un paradigma estrictamente construido de actividad heteronormativa. Los varones marrones de clase media, que tienen el estatus social más alto, manifiestan su masculinidad a través de la heterosexualidad, la respetabilidad y la actividad sexual reproductiva. El popular género musical dancehall en Jamaica, que ha sido uno de los principales medios para expresar la sexualidad, se ha caracterizado por vigilar las fronteras de la masculinidad jamaicana, fomentar la heterosexualidad y la poligamia al tiempo que desalienta el cunnilingus, el sexo anal y la homosexualidad (Sharpe y Pinto 2006).

    En esta área de la beca, históricamente ha habido escasez de estudios sobre sexualidades caribeñas. Si bien las dinámicas familiares, incluidas las dinámicas del hogar y la paternidad en el Caribe y Jamaica (Clarke 1957; Smith 1962) han recibido desde hace mucho tiempo la atención de los estudiosos, los temas de sexualidades (y sexualidades masculinas, específicamente) han sido poco estudiados. Parte de la naturaleza prohibida del tema según Sharpe y Pinto (2006) tuvo que ver con el miedo a reproducir los estereotipos negativos de la hipersexualidad negra surgidos de una historia de esclavitud y colonialismo.

    Trabajos recientes sobre roles de género y masculinidades caribeñas han explorado temas en torno a la sexualidad (Chevannes 2001; Lewis 2003; Reddock 2004), y estudios recientes sobre sexualidad han explorado una gama más amplia de sexualidades (de Moya y García 1996; Kimmel 1996; de Albuquerque 1998; Chin 1999; Phillips 1999; Mohammed 2004). Los países del Caribe español y francés han realizado estudios destacados sobre las sexualidades masculinas (Chanel 1994; Cabezas 1999). Gray et al. (2015) exploraron la sexualidad entre padres de recién nacidos en Jamaica, donde evalúan comportamientos sexuales como las relaciones sexuales, así como otras facetas de la sexualidad como el deseo sexual y la satisfacción sexual. También exploran dinámicas de relación (por ejemplo, calidad de la relación y disponibilidad de parejas alternativas) vistas como elementos importantes en la contextualización de la sexualidad de los hombres. Mark Figueroa se encuentra actualmente en un examen a fondo de lo que significa la sexualidad y cómo se manifiesta a lo largo de un continuo. Afirma que existe la necesidad de extender la discusión de una manera que considere la gama completa de lo que él refiere como las dimensiones de la sexualidad humana, dando así la debida consideración a la complejidad del fenómeno. Este trabajo es importante para Jamaica en términos de extender la discusión y análisis de las sexualidades masculinas más allá del molde heterosexual.

    Por lo tanto, nuestro trabajo surge de este contexto de floreciente labor académica y política pública en torno a las sexualidades, así como la necesidad de involucrar a los hombres y darles un espacio para hablar y reflexionar sobre su hombría y sexualidades. Creemos que esto puede ayudar a facilitar relaciones más saludables, fomentar mejores actitudes y reducir la violencia de género dentro de nuestras comunidades. Nuestro trabajo tiene como objetivo dar a los hombres un espacio donde se sientan cómodos para desempacar y quizás desaprender todas esas cosas que han sido dañinas y dañinas para ellos mismos, sus familias y otros. Nuestro capítulo, ante todo, aporta una comprensión más integral de las masculinidades y sexualidades pero también exige una comprensión más matizada de las realidades masculinas jamaicanas. Nuestra investigación va más allá de los binarios simples, y vemos la sexualidad en un continuo que reconoce y refleja las diferentes modalidades de hombría y masculinidades.

    FOUCAULT Y EL CONTEXTO DE LA SEXUALIDAD Y EL PODER

    Michel Foucault fue un historiador y filósofo francés cuya labor académica saltó a la fama durante la década de 1960. Nos basamos en la Historia de la Sexualidad de Foucault, publicada por primera vez en 1976, en nuestro análisis. El argumento central de su libro es que la sexualidad está estrechamente asociada con las estructuras de poder en la sociedad moderna. Su obra profundiza en un examen de la represión sexual, el discurso sexual y el poder social en el contexto de la sexualidad. Para Foucault (1978) la sexualidad no es un dominio oscuro que busca descubrir a los seres humanos, sino que se construye históricamente, donde existe una interrelación entre conocimiento, poder, cuerpo y placer. Foucault describe esto en su hipótesis de represión, que se basa en la creencia generalizada de que durante la época victoriana el sexo y la sexualidad fueron suprimidas deliberada y sistemáticamente por mecanismos indiscutibles de poder dentro del estado. Como se discutió anteriormente, lo mismo se aplicó en Jamaica durante la era esclava, donde la clase sembradora, como cuestión de necesidad económica e influenciada por ideales victorianos, utilizó el poder y la fuerza hacia esta supresión. Este legado continuó durante los períodos colonial y poscolonial en Jamaica, donde la clase élite utilizó diversas maquinarias estatales de poder con el mismo fin. La escritura de Foucault sobre la hipótesis represiva plantea algunas cuestiones importantes que siguen siendo relevantes en la actualidad. Estos incluyeron si el poder en la sociedad se expresa realmente principalmente a través de la represión y en segundo lugar si nuestro discurso contemporáneo sobre las sexualidades es una ruptura con esta historia de represión o parte de esa misma historia.

    Para el siglo XIX hubo un cambio de la represión a una exploración de la “verdad” de la sexualidad a través de la confesión y la indagación científica. Parte de este cambio tuvo que ver con la necesidad política donde se tuvo que desenterrar la “verdad” sobre la sexualidad para hacer frente a otros males que asolaban a la sociedad en su momento. El conocimiento y el discurso sobre las sexualidades permanecieron así bajo la influencia, el control y el poder estatales en la medida en que el Estado ejerció poder sobre la construcción de la sexualidad. Lo mismo puede decirse de Jamaica donde un creciente cuerpo de investigación y erudición sobre masculinidades y sexualidades tóxicas respondió a la necesidad de abordar males sociales como la violencia de género, el alcohol, el abuso de drogas, la propagación e impacto del VIH/SIDA, y otras infecciones de transmisión sexual (Barker y Ricardo 2005). Estos mismos temas contribuyen a que las sexualidades masculinas se sitúen dentro de las relaciones de poder de género.

    La situación jamaicana sobre las sexualidades y el poder masculinos sigue siendo muy similar a la que Foucault la describió pero con más matiz. La cultura popular jamaicana nunca ha sido reprimida ni silenciosa. El espacio dancehall, como nos recordaron nuestros encuestados, siempre ha sido un espacio de libre expresión de la sexualidad. Los hombres que entrevistamos hablaron sobre la medida en que la cultura dancehall ha sido un agente principal a través del cual la socialización sobre la hombría y las sexualidades masculinas ha tenido lugar en Jamaica. No obstante, esta libertad de expresión sólo se ha relacionado con ciertas masculinidades y sexualidades. Si bien el estado nunca ha sido realmente capaz de controlar la música dancehall y el espacio dancehall, la cultura dancehall ha tenido sus propios mecanismos internos para controlar los límites de las sexualidades masculinas. Las sexualidades masculinas son vistas como parte de la realidad cotidiana de ser un hombre jamaicano, heterosexual, con el poder de iniciar y dictar los términos del sexo.

    Foucault explora cómo la idea de sexualidad opera y se mantiene dentro de un sistema de poder. Describe la sexualidad no como un impulso obstinado sino un “punto de transferencia para las relaciones de poder: entre hombres y mujeres” (Foucault 1978, 105). Ramírez (2004) coincide en que la masculinidad es un constructo multidimensional donde el poder y la sexualidad interactúan en la construcción de identidades masculinas. Esto quiere decir que mientras los hombres colectivamente tienen poder, como individuos ese poder no se experimenta de la misma manera. Aunque no abordado por Foucault, cuando se trata de sexualidades las realidades jamaicanas nos muestran que el poder y la dinámica del poder entre los hombres como grupo pueden analizarse a través de lo que Foucault denomina “relaciones de poder”. En nuestros hallazgos algunos hombres son impotentes en comparación con otros hombres y así se evalúan a sí mismos de manera diferente. Así, para entender cómo los hombres expresan masculinidades y sexualidades, es necesario analizar desigualdades y dinámicas de poder más amplias dentro de la sociedad. El acceso diferencial de los hombres al poder conlleva también plantear hipótesis en la existencia de múltiples masculinidades, en las que constantemente se borran y redibujan los márgenes de las representaciones de la sexualidad y las identidades de género (Ramírez 2004).

    Nuestras discusiones de grupos focales con hombres dentro del centro de la ciudad reflejaron esta asociación entre la dinámica de poder entre los hombres y sus sexualidades. Los jóvenes hablaron sobre policías varones que tenían relaciones sexuales íntimas con las mujeres que también estaban involucradas con ellas. “La policía se acuesta con mujeres aquí, estas son nuestras mujeres, para saber más sobre nuestros tratos en la comunidad”, dijo un hombre residente de Kingston en el centro de la ciudad de unos veinte años. Nuestros encuestados creían que los oficiales varones que tenían posiciones de poder y autoridad usaban el sexo para ejercer más poder sobre los varones y como una forma de control del crimen dentro de las comunidades. Nuestros encuestados hablaron así de sentimientos de impotencia por estas relaciones sexuales ejercidas por otros hombres que representaban “el sistema” y midieron su destreza sexual contra la de los policías. Esto recuerda a Beckles (2004) quien ubica la construcción temprana de la masculinidad afrocaribeña en la relación competitiva y explotadora entre hombres europeos y africanos durante la esclavitud. Argumenta que la masculinidad de los esclavos negros se construyó a través de su interacción con estructuras hegemónicas de masculinidad blanca, donde el poder masculino blanco se basaba en el control de la propiedad, incluyendo a las mujeres negras.

    Nuestros encuestados también hablaron sobre el arma de fuego como símbolo de masculinidades y sexualidades jamaicanas. Llevar un arma de fuego es algo común y deseable entre los hombres de Jamaica porque creen que les da mayor estatus. Llevar un arma de fuego también se vinculaba con sexualidades porque se creía que las mujeres en Jamaica se sentían atraídas por hombres que portaban armas de fuego y que un hombre con arma de fuego podría utilizarla para conseguir más mujeres. “Tener un arma, un arma de fuego con licencia es una forma de mostrar poder. Si tienes uno ahora estás elevado a un nivel diferente”, dijo un varón profesional de unos treinta años. El arma de fuego representaba así ese vínculo entre el poder y las sexualidades en el espacio jamaicano.

    SEXO Y VIOLENCIA

    Aunque Foucault rara vez profundizó en los conceptos de sexo y violencia, cuando lo hizo, hizo referencia al poder y a la violencia, agregando que ambos están conectados. Para Foucault la violencia puede ser un cambio drástico o resistente al cambio, dependiendo de agendas históricas y políticas. Agrega que la violencia puede ser dura en un intento de controlar a los individuos y sus cuerpos. En Jamaica, las sexualidades de los hombres generalmente se caracterizan por incorporar el sexo y la violencia. Kempadoo apunta a “apuñalar en canciones de dancehall”, por lo que “el pene se convierte en una daga metafórica, apuñalando placer dentro y fuera de la mujer” (Cooper 2004, 13). Entre los hombres jamaicanos, la sexualidad se percibe como un sitio de placer para los hombres y peligro para las mujeres. Como concluye Kempadoo (2009), la sexualidad es poderosa y violenta y frecuentemente actúa como un recurso económico, sostiene la poligamia, múltiples asociaciones y poliamor, y está mediada por construcciones de racismo y etnia.

    Hope (2006) indica que los hombres expresan su sexualidad en la cultura dancehall dentro de los límites de las restricciones patriarcales, heterosexistas y elitistas. Las piezas musicales tocadas en dancehall reducen a las mujeres a meras partes del cuerpo, mientras que a los hombres se les celebra por ser promiscuos y agresivos. Uno de nuestros entrevistados, un académico masculino jamaiquino de unos cuarenta años, indicó que “los hombres serían tildados si no muestran masculinidad agresiva, incluso sin ninguna prueba de ser hombre para evitar ser tildados de homosexuales”. Esto se apoya en el argumento de Hope (2006) de que los hombres que son incapaces de alcanzar estos atributos de masculinidad son estereotipados como homosexuales. El caribeño aún lidia con temas de castración que afronta a través del medio de la violencia impuesta especialmente sobre sus seres queridos y en particular en la forma de violencia sexual (Marshall y Hallam 1993). Durante las discusiones en uno de nuestros grupos focales mixtos, los participantes indicaron que

    los machos [están] siempre golpeando físicamente a las hembras y a las hembras supongo que la mayoría de ellas normalmente nunca se contraen físicamente y así otras hembras que crecieron aprendieron eso como un comportamiento; y aunque hay una cosa que algunas hembras dicen dem [ellas] no quieren un hombre weh [que es] suave. Entonces eso es algo en lo que pensar porque aunque sean asertivos no quieren a un hombre al que puedan intimidar. Te dicen, si siento que puedo transportarte no va a funcionar; el típico jamaicano es visto como audaz y confiado y agresivo por lo que se supone que es uno de los muchos retos. (Anónimo, discusión de grupos focales por autor)

    Lo anterior ilustra que algunos hombres se sienten presionados para demostrar una sexualidad violenta, primero por otros hombres que los marcarán como homosexuales si no lo hacen y en segundo lugar por mujeres que los considerarán “suaves” si no lo hacen.

    Un encuestado lamentó que la homosexualidad en Jamaica se caracteriza por “un tipo especial de violencia, donde el hombre batty dem se golpean y se matan entre sí”. En referencia a los casos de homosexuales asesinados en Jamaica, algunos encuestados que estuvieron de acuerdo con la afirmación anterior opinaron que fueron asesinados por sus parejas masculinas que fueron impulsadas por la vergüenza personal y la rabia provocadas por las presiones de tener que hacer frente a un ambiente sociocultural homofóbico.

    SEXO COMO PLACER Y SEXO CON MÚLTIPLES PAREJAS

    Nuestros hallazgos corroboran la explicación de Foucault (1978) de que la sexualidad para los hombres incorpora placer, y para nuestros encuestados ese placer significaba tener múltiples parejas sexuales. Nuestros encuestados opinaron que los varones jamaicanos a una edad temprana son presionados para que tengan relaciones sexuales. De hecho, a un niño se le enseña que debe tener poder sobre su pareja femenina y debe tener varios hijos para demostrar su masculinidad. Incrustado en esto, también, está una ley de salud sexual y reproductiva no escrita con la que todo joven jamaicano debe lidiar: “que debe tener una novia estable lo que lo convierte en un hombre... y participar en el sexo a pelo—sexo sin condón— está bien”. (Anónimo, Discusión de grupos focales por autor). Además, los encuestados creían que las relaciones sexuales tempranas para los varones estaban influenciadas por las lecciones que se les inculcaron a los cinco años de edad. A los varones se les enseña desde la infancia que son superiores a las mujeres y deben demostrar su hombría al tener relaciones sexuales con múltiples parejas sexuales. Un encuestado declaró: “De hombre un joven se nos dice que tengamos mucha novia”, y un segundo encuestado afirmó, “cuanto antes mejor:” (Anónimo, discusión de grupo focal por autor). Estos hallazgos apoyan a Chevannes y Brown (1998), que concluyeron que se espera que los hombres demuestren destreza sexual y tengan parejas sexuales seriales o concurrentes y tengan varios hijos. Además, nuestros encuestados midieron su hombría por el número de hijos que están dispuestos a traer al mundo y también el número de mujeres con las que tienen esos hijos, para mantener a su familia, y también para asegurar que sus hijos sean criados de tal manera que se conviertan en ciudadanos que contribuir a la sociedad.

    Si bien nuestros encuestados creían que esta era la forma en que generalmente se socializa a los jóvenes, algunos dejaron en claro que no se suscribieron a este comportamiento y que sus experiencias personales no lo reflejaban. Un encuestado explicó: “Vine del gueto donde vi ese tipo de comportamiento, con mi padre, mi abuelo, mi tío... pero ahora no vivo mi vida así, y no quiero eso para mi hijo. Todo lo que mi veo hacer a mi padre, trato de hacer todo lo contrario” (Anónimo, discusión de grupo focal por autor). Esto, creemos, indica que no todos los hombres jamaicanos suscriben o realizan las mismas masculinidades. Hay hombres que hablarán públicamente en contra de la promiscuidad entre los varones jamaicanos.

    Cuando se les preguntó a los encuestados si los hombres jóvenes generalmente tienen múltiples parejas sexuales, un encuestado respondió: “Es la norma que los hombres tengan más de una pareja sexual, puedes tener muchas parejas sexuales”. En el centro de la ciudad, los jóvenes creían que el ideal eran siete mujeres a un hombre: “Sí, perder siete es de ideal, pero debido a dificultades económicas ahora puede reducirse a tres mujeres por hombre”, dijo un residente del centro de la ciudad en sus veintes. Entre los hombres de nivel socioeconómico medio a alto, hubo una percepción general, incluso entre las mujeres de otras islas, de que el macho jamaicano es más promiscuo que los hombres de otras islas. Esto se refuerza a través de la cultura popular, por ejemplo, en el dancehall. Las letras de las canciones suelen estar atadas con melodías que sugieren explícitamente que un hombre debe tener más de una mujer, ya que esto ayudará a identificarlo como un hombre de verdad. Esto es similar a lo que Foucault denomina la psiquiatría del placer perverso. Esto se conoce como el instinto sexual que “es biológica y físicamente aflicciones distintas para las que se podrían buscar tratamientos” (Foucault 1978, 104). Por ejemplo, un encuestado declaró que “el sexo lo es todo... si no tienes sexo, eres payaso u otros hombres te odiarán”. Otro encuestado afirmó que “el sexo es placentero, es como pierdes tu aceite y le muestras a una mujer que mandas”. Otro encuestado declaró que “cuando tienes relaciones sexuales, te sientes como un súper rey y le muestras a una mujer que está a cargo... te hace sentir como un hombre”. Mientras que otro afirmó que “tengo que demostrar que soy el hombre de una niña... más mujer cuanto más dulce es el sexo”.

    Los encuestados creían que estos actos sexuales no sólo eran muy placenteros sino que también simbolizaban lo que hace de uno un hombre y forma su masculinidad. Esto para los encuestados demuestra fuerza y la “capacidad de apegarse al código de honor de uno”. Sin embargo, una visión diferente de la masculinidad surgió durante nuestras discusiones grupales. Un encuestado creía que “ser hombre no es solo retratar una naturaleza masculina, los hombres homosexuales tienen un fuerte rasgo [er] de masculinidades que algunos varones heterosexuales”. Si bien esta no era la visión compartida de la mayoría de los encuestados, todos coincidieron en que la masculinidad vinculada a la sexualidad era parte de su cultura e historia, lo que les informa sobre lo que es ideal para ellos como varones. Nuestros hallazgos revelaron que las sexualidades masculinas con múltiples parejas representaban tanto el placer dentro de las relaciones con las mujeres, como el poder frente a otros hombres.

    SEXUALIDAD Y RELACIONES DE GÉNERO

    Los hombres jamaicanos son socializados sobre sexualidades a lo largo de líneas de género, las cuales tienen sus raíces en un sistema de género profundamente arraigado El dicho popular “suelta el toro y ata la vaquilla” simboliza este estereotipo de género relacionado con la sexualidad donde los niños son socializados de manera diferente a las niñas. Todos los participantes masculinos independientemente de su origen se suscribieron a esta vista. Según Barriteau (2003) el sistema material es cómo se mantienen y aceptan socialmente las dinámicas de poder entre hombres y mujeres, lo que afecta la forma en que acceden a los recursos materiales. Si bien el sistema no material es cómo los efectos ideológicos de dichas relaciones de género impactan la manera en que las mujeres acceden a los recursos materiales, estatus y poder. Estos paradigmas reflejan una clara relación interdependiente entre la ideología y los recursos de un sistema social, por un lado, y la estratificación y estatus sexual basada en el acceso diferencial a recompensas materiales y no materiales por el otro. Esto impacta en la construcción de poder de las sexualidades, directa o indirectamente, en el discurso de Foucault (1978) sobre la sexualidad y el poder específicamente.

    Este poder se manifiesta en las formas en que los hombres son socializados para ser protectores de su familia, proveedores, y por extensión tener control sobre los cuerpos, incluyendo los cuerpos de las mujeres (y otros hombres). Las lecciones que se inculcan desde una edad temprana suelen traducirse en sexualidad y poder en la edad adulta. Foucault describe la sexualidad no como un impulso obstinado sino un “punto de transferencia para las relaciones de poder: entre hombres y mujeres” (Foucault 1978, 103). Por otro lado, un aspecto del poder para Foucault se concibe como realizar una función negativa, particularmente en relación con el sexo. Las realidades de los hombres jamaicanos corroboran la histerización de Foucault de los cuerpos de las mujeres. Explica la histerización de los cuerpos de las mujeres como pertenecientes al hombre de tres maneras relevantes: médicamente/socialmente en el sentido de que el cuerpo de la mujer tenía el potencial de producir muchos hijos, en segundo lugar en un entorno familiar la mujer tuvo que desempeñar un papel sustancial/principal, y tercero la hembra tuvo que ser madre de la hijos que produjo como cuestión de responsabilidad biológico-moral (Foucault 1978). Algunos encuestados en el estudio creían que se esperaba que las mujeres desempeñaran el papel de buenas madres, ya que eso era parte de su biología. Un hombre encuestado de unos cuarenta años de la zona rural de Jamaica declaró que “las mujeres deben quedarse en casa y cuidar a la familia para eso nacieron”. Estos hallazgos apoyan la socialización de Foucault de fenómenos de comportamiento procreativo. Para Foucault, esto significa tratar el cuerpo o cuerpos de las parejas como algo pertenecientes al estado y promover la responsabilidad social en forma de prácticas anticonceptivas. Sin embargo, no todos los encuestados estuvieron de acuerdo con esto. Nuestros encuestados de entre veinte y treinta años creían que los roles de género en Jamaica habían cambiado y que ya no se esperaba que las mujeres fueran vistas de esta manera. Los varones con educación universitaria destacaron particularmente esta visión.

    Si bien los encuestados pensaban que estaba mal obligar a las mujeres a tener relaciones sexuales con ellas, también afirmaron que no esperaban que las mujeres se negaran a tener relaciones sexuales con ellas Un encuestado declaró claramente que “las mujeres [deberían] no aguantar a un chico cuando él quiere sexo de ella... No quiero decir que sea para violarla, sino que ella solo debe aceptar tener relaciones sexuales con él” (Anónimo, discusiones de grupos focales por autor). Esto concuerda con la creencia de Foucault de que el sexo y la sexualidad estaban estrechamente ligadas a mecanismos de poder indiscutibles de la dominación masculina. Esto también se desarrolla en algunos espacios de Jamaica ya que se relaciona con la supresión de la homosexualidad en respuesta a los mecanismos de poder de la dominación masculina.

    Nuestros encuestados consideraron que el estado apoya y refuerza muchos de los mensajes relacionados con la sexualidad masculina. Un encuestado afirmó que “los roles de los hombres y lo que hacen sexualmente no solo se enseña en la familia, sino que el gobierno y la sociedad nos enseñan y recompensan sobre lo que debemos hacer desde una postura de sexualidad”. Esto concuerda con la sugerencia de Foucault de que la sexualidad es utilizada como un dispositivo de poder dentro de sistemas de poder más amplios dentro de la sociedad. Los personajes que Foucault mencionó como surgidos de la psiquiatría son generalizaciones amplias, algunas resonantes y otras un poco cuestionables, especialmente en un contexto jamaicano. Foucault habla de todo como de poder y de poder estar en todas partes; pero en un contexto jamaicano no hay mucho poder en los márgenes, ya que la heterosexualidad es la construcción de poder dominante. Un encuestado postuló que “la libertad sexual es importante porque llegas a expresar cómo te sientes y qué es lo que te parece placentero sexualmente... Creo que tengo alrededor del 45 por ciento de libertad sexual como hombre heterosexual, pero si yo fuera homosexual no tendría esa libertad”. Otro encuestado se hizo eco de sentimientos similares de que “como hombre heterosexual [hombre heterosexual] tengo poder y libertad sexual pero solo para hacer cosas heterosexuales [actividades sexuales heterosexuales]”.

    HACIA UNA CONCLUSIÓN SIN FIN

    Los escritos de Foucault han sido fundamentales en la creación de la atmósfera de intriga e interés en torno al sexo y la sexualidad y las dinámicas de poder relacionadas. Foucault argumentó que si bien la represión y prohibición del sexo antes del siglo XIX pudo haber sido real, los discursos en torno al sexo siempre estuvieron presentes, aunque de diversas maneras. En Jamaica, si bien la cultura popular siempre hablaba de sexualidades masculinas, ha habido cierta represión al confinarla dentro de ciertas normas y expectativas de género. Es sólo en los últimos años que la erudición y el discurso han comenzado a ir más allá de esas fronteras en la exploración de diferentes sexualidades masculinas. De igual manera, los hombres hoy en día son más abiertos en expresar puntos de vista alternativos sobre masculinidades y sexualidades, como se ve a través de nuestra investigación.

    Foucault amplía el desarrollo e impacto del poder desde los limitados aspectos soberanos a una aplicación más fenomenológica, a través de la “población” sinérgica con la difusión de las relaciones sociales. El poder, argumenta Foucault, no se ocupa simplemente de la dominación por la ley, sino que también se ejerce a través del cuerpo social y físico. Esto pudo haber sido un cambio de pensamiento polémico y considerable, y es el despliegue de la sexualidad, escribe Foucault, lo que fue crucial para esta modificación. La sexualidad puede verse como un eje o punto de transferencia de relaciones de poder y uno con gran agencia “útil para el mayor número de maniobras y capaz de servir como punto de apoyo, como eje, para las más variadas estrategias” (Foucault 1978, 103). La explicación de Foucault sobre la sexualidad convierte el acto de las relaciones sexuales no sólo en el acto mismo sino en una parte esencial del ser o identidad de uno. Para los varones jamaicanos, sus sexualidades están estrechamente ligadas a sus masculinidades y a sus realidades cotidianas de lo que significa ser un hombre jamaicano. Además, las sexualidades son conformadas por e influyen en las dinámicas de poder, no sólo entre hombres y mujeres sino también entre diversos grupos de hombres.

    La explicación de Foucault de que la sexualidad está en todas las facetas de la existencia social humana es útil. Sin embargo, en la aplicación de la tesis de Foucault al contexto jamaicano, es importante comprender el contexto de su escritura, su propia raza y ciudadanía (un francés blanco) y los sesgos políticos, económicos y sociales de su sociedad hacia países colonizados como Jamaica. El uso de su tesis como punto de referencia a las realidades jamaicanas impacta las formas en que experimentamos, entendemos y explicamos las sexualidades consciente o inconscientemente. También proporciona un punto de referencia para la deconstrucción y reflexión sobre las sexualidades de los varones jamaicanos. En nuestra investigación nos ayudó a pensar más a fondo sobre las construcciones de sexualidades masculinas y a explorar diversas formas y espacios dentro de los cuales el poder se manifiesta y contornea cuestiones en torno a las sexualidades masculinas. De esta manera su obra sigue siendo relevante hoy en día.

    RECURSOS PARA UNA MAYOR EXPLORACIÓN

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    • Levtov, R., y Telson, L. 2021. “Man-Box: Los machos y la masculinidad en Jamaica”. Banco Interamericano de Desarrollo (BID), División de Género y Diversidad. Marzo 2021. https://publications.iadb.org/publications/english/document/Man-Box-Men-and-Masculinity-in-Jamaica.pdf.

    PREGUNTAS DE REVISIÓN

    1. ¿Cuál es su comprensión de las masculinidades y sexualidades jamaicanas?
    2. ¿Cuál es la relación entre las sexualidades y las relaciones de poder de género en Jamaica? ¿Se puede utilizar un análisis interseccional para pensar en ellos?
    3. ¿Discutir las formas en que la tesis de sexualidad de Foucault es o no relevante para las realidades de los varones jamaicanos de hoy?

    TÉRMINOS CLAVE

    Enfoque de Género y Desarrollo (GAD): se originó en la década de 1980 y ha sido adoptado por feministas que colocan al género en el centro de los procesos de desarrollo. Se enfoca en cómo los roles sociales, los roles reproductivos y los roles económicos se vinculan con las desigualdades de género de masculinidad y feminidad (Mortley 2017).

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