8.5: El Proceso Electoral

8.5.1 Gerrymandering

En Estados Unidos, las fronteras juegan un papel importante en el proceso electoral, pero en este caso, los límites distritales y precintos son significativos en contraste con las fronteras del país que se han discutido previamente. Los partidos políticos en el poder a veces reordenarán los límites de los distritos electorales para asegurar la victoria en las elecciones, y esta práctica se llama gerrymandering. Las estrategias de gerrymandering pueden implicar trazar los límites para que la mayoría de los votantes de un distrito favorezcan al partido en el poder. Otro método es segregar a los votantes opositores en varios distritos diferentes (Figura 8.6). Si bien el gerrymandering no es generalmente ilegal en Estados Unidos, puede ser impugnado ante los tribunales cuando parece discriminar claramente a las poblaciones minoritarias. Por ejemplo, cuando los distritos legislativos se volvieron a dibujar en 2015 en los condados de Gwinnett y Henry en Georgia, la NAACP presentó una demanda federal debido a la percepción de que el ajuste violaba los derechos de los votantes negros minoritarios. Sin embargo, una decisión de 2013 de la Suprema Corte declaró que un requisito de la Ley de Derechos Electorales de 1965 para el control federal de la redistribución de distritos no es constitucional, y esta resolución puede incidir en tales demandas.

8.5.2 Elecciones presidenciales

Uno de los aspectos más intrigantes de la geografía política en Estados Unidos son las elecciones presidenciales y cómo el proceso del Colegio Electoral tiene un componente decididamente espacial. Un examen de los resultados presidenciales de la elección de 2016 revela interesantes afiliaciones regionales (Figura 8.7). Los estados del noreste y del Atlántico Medio, así como los estados del lejano occidente, todos tendían a votar demócratas, mientras que el resto del mapa electoral es republicano. Si bien parece que la victoria republicana fue decisiva desde una perspectiva espacial y del Colegio Electoral, desde el punto de vista del voto popular, los demócratas en realidad tuvieron más votos que los republicanos. La dicotomía se explica por las poblaciones muy grandes tanto en California como en Nueva York, estados predominantemente demócratas. La gran población de California se ve reflejada en un alto número (55) de votos del Colegio Electoral, más que cualquier otro estado.

Otra tendencia marcada en el mapa de votación es evidente cuando los resultados electorales son examinados por condado (Figura 8.8). Los grupos étnicos tienden a votar en bloques de votación particulares, y el impacto de los grupos étnicos se puede ver más claramente al observar cada uno de los condados. Por ejemplo, se puede ver una media luna azul (demócrata) corriendo a través del centro-sur de Alabama y hacia el este de Mississippi. Los afroamericanos tienden a votar demócratas, y estos condados azules contienen predominantemente votantes afroamericanos.

De igual manera, los condados azules en el oeste de Mississippi tienen una población mayoritaria afroamericana. Otro ejemplo de la influencia de los grupos étnicos es evidente en el extremo sur de Texas. Los hispanos generalmente votan demócratas, y la mayoría de los condados del sur de Texas están dominados por hispanos.

Relacionada con las afiliaciones étnicas por condado se encuentra la tendencia para que los votantes rurales se inclinen hacia republicanos y urbanitas para votar demócratas. Las zonas rurales tienden a tener mayorías blancas, y los blancos tienden a votar republicanos. Los votantes rurales también tienen un menor número de graduados universitarios en comparación con las áreas urbanas. En las elecciones presidenciales de 2016 tanto en Georgia como en Texas, los condados urbanos tendían a votar demócratas, y los condados rurales fueron a manos de los republicanos. Con el aumento de la urbanización y diversidad en Estados Unidos, el mapa electoral seguirá padeciendo cambios significativos en el futuro.