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10.3: ¿Por qué dormimos?

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    Dado el papel central que juega el sueño en nuestras vidas y la cantidad de consecuencias adversas que se han asociado con la privación del sueño, uno pensaría que tendríamos una comprensión clara de por qué es que dormimos. Desafortunadamente, este no es el caso; sin embargo, se han propuesto varias hipótesis para explicar la función del sueño.

    Función adaptativa del sueño

    Una hipótesis popular del sueño incorpora la perspectiva de la psicología evolutiva. La psicología evolutiva es una disciplina que estudia cómo los patrones universales de comportamiento y procesos cognitivos han evolucionado a lo largo del tiempo como resultado de la selección natural. Las variaciones y adaptaciones en la cognición y el comportamiento hacen que los individuos tengan más o menos éxito en la reproducción y transmisión de sus genes a sus crías. Una hipótesis desde esta perspectiva podría argumentar que el sueño es esencial para restaurar los recursos que se gastan durante el día. Así como los osos hibernan en el invierno cuando los recursos son escasos, quizás la gente duerme por la noche para reducir sus gastos energéticos. Si bien esta es una explicación intuitiva del sueño, hay pocas investigaciones que respalden esta explicación. De hecho, se ha sugerido que no hay razón para pensar que las demandas energéticas no podrían abordarse con periodos de descanso e inactividad (Frank, 2006; Rial et al., 2007), y algunas investigaciones han encontrado una correlación negativa entre las demandas energéticas y la cantidad de tiempo que se pasa durmiendo (Capellini et al., 2008).

    Otra hipótesis evolutiva del sueño sostiene que nuestros patrones de sueño evolucionaron como una respuesta adaptativa a los riesgos depredadores, que aumentan en la oscuridad. Así dormimos en áreas seguras para reducir la posibilidad de daño. Nuevamente, esta es una explicación intuitiva y atractiva de por qué dormimos. Quizás nuestros antepasados pasaron largos períodos de tiempo dormidos para reducir la atención hacia sí mismos de posibles depredadores. La investigación comparativa indica, sin embargo, que la relación que existe entre el riesgo depredador y el sueño es muy compleja y equívoca. Algunas investigaciones sugieren que las especies que enfrentan mayores riesgos depredadores duermen menos horas que otras especies (Capellini et al., 2008), mientras que otros investigadores sugieren que no existe relación entre la cantidad de tiempo que una especie determinada pasa en sueño profundo y su riesgo de depredación (Lesku et al., 2006).

    Es muy posible que el sueño no cumpla una sola función universalmente adaptativa, y diferentes especies hayan evolucionado diferentes patrones de sueño en respuesta a sus presiones evolutivas únicas. Si bien hemos discutido los resultados negativos asociados con la privación del sueño, hay que señalar que hay muchos beneficios que se asocian con cantidades adecuadas de sueño. Algunos de estos beneficios enumerados por la Fundación Nacional del Sueño (n.d.) incluyen mantener un peso saludable, disminuir los niveles de estrés, mejorar el estado de ánimo y aumentar la coordinación motora, así como una serie de beneficios relacionados con la cognición y la formación de la memoria.

    Función cognitiva del sueño

    Otra teoría sobre por qué dormimos implica la importancia del sueño para la función cognitiva y la formación de la memoria (Rattenborg et al., 2007). De hecho, sabemos que la privación del sueño resulta en interrupciones en los déficits cognitivos y de memoria (Brown, 2012), lo que lleva a deficiencias en nuestras habilidades para mantener la atención, tomar decisiones y recordar recuerdos a largo plazo. Además, estas deficiencias se vuelven más severas a medida que aumenta la cantidad de privación del sueño (Alhola y Polo-Kantola, 2007).

    Además, el sueño de onda lenta después de aprender una nueva tarea puede mejorar el rendimiento resultante en esa tarea (Huber et al., 2004) y parece esencial para la formación efectiva de la memoria (Stickgold, 2005). Comprender el impacto del sueño en la función cognitiva debería ayudarte a entender que abarrotar toda la noche para una prueba puede no ser efectivo e incluso puede resultar contraproducente.


    ENLACE AL APRENDIZAJE

    Vea este breve video que describe la privación del sueño en estudiantes universitarios.

    Aquí hay otro breve video que describe consejos para dormir para estudiantes universitarios.


    El sueño también se ha asociado con otros beneficios cognitivos. Las investigaciones indican que entre estos posibles beneficios se encuentran el aumento de las capacidades para el pensamiento creativo (Cai et al., 2009; Wagner et al., 2004), el aprendizaje de idiomas (Fenn et al., 2003; Gómez et al., 2006) y los juicios inferenciales (Ellenbogen et al., 2007). Es posible que incluso el procesamiento de la información emocional esté influenciado por ciertos aspectos del sueño (Walker, 2009).


    ENLACE AL APRENDIZAJE

    Vea este breve video que describe la relación entre sueño y memoria.


    REFERENCIAS

    Alhola, P., & Polo-Kantola, P. (2007). Privación del sueño: Impacto en el rendimiento cognitivo. Enfermedad Neuropsiquiátrica y tratamiento, 3, 553—557.

    Bartke, A., Dom, L. Y., & Longo, V. (2013). Señalización somatotrópica: Intercambios entre crecimiento, desarrollo reproductivo y longevidad. Revisiones Fisiológicas, 93, 571—598. doi.org/10.1152/ physrev.00006.2012

    Brown, L. K. (2012). ¿Pueden los estudios de privación del sueño explicar por qué duermen los adultos Dictamen Actual en Medicina Pulmonar, 18, 541—545. doi.org/10.1097/MCP.0B013E3283596740

    Cai, D. J., Mednick, S. A., Harrison, E. M., Kanady, J. C., & Mednick, S. C. (2009). REM, no incubación, mejora la creatividad al cebar redes asociativas. Actas de la Academia Nacional de Ciencias, 106, 10130—10134. https://doi.org/10.1073/pnas.0900271106

    Capellini, I., Barton, R. A., McNamara, P., Preston, B. T., & Nunn, C. L. (2008). Análisis filogenético de la ecología y evolución del sueño de los mamíferos. Evolución, 62, 1764—1776. doi.org/10.1111/ j.1558-5646.2008.00392.x

    Christensen, A., Bentley, G. E., Cabrera, R., Ortega, H. H., Perfito, N., Wu, T. J., & Micevych, P. (2012). Regulación hormonal de la reproducción femenina. Investigación Hormonal y Metabólica, 44, 587—591. https://doi.org/10.1055/s-0032-1306301

    Ellenbogen, J. M., Hu, P. T., Payne, J. D., Titone, D., & Walker, M. P. (2007). La memoria relacional humana requiere tiempo y sueño.

    Actas de la Academia Nacional de Ciencias, 104, 7723—7728. https://doi.org/10.1073/pnas.0700094104

    Fenn, K. M., Nusbaum, H. C., & Margoliash, D. (2003). Consolidación durante el sueño del aprendizaje perceptual del lenguaje hablado. Naturaleza, 425, 614—616. https://doi.org/10.1038/nature01951

    Frank, M. G. (2006). El misterio de la función del sueño: Perspectivas actuales y direcciones futuras. Reseñas en las Neurociencias, 17, 375—392. https://doi.org/10.1515/revneuro.2006.17.4.375

    Gómez, R. L., Bootzin, R. R., & Nadel, L. (2006). Las siestas promueven la abstracción en bebés que aprenden idiomas. Ciencia Psicológica, 17, 670—674. https://doi.org/10.1111/j.1467-9280.2006.01764.x

    Hardeland, R., Pandi-Perumal, S. R., & Cardinali, D. P. (2006). Melatonina. Revista Internacional de Bioquímica y Biología Celular, 38, 313—316. https://doi.org/10.1016/j.biocel.2005.08.020

    Huber, R., Ghilardi, M. F., Massimini, M., & Tononi, G. (2004). Sueño local y aprendizaje. Naturaleza, 430 (6995), 78—81. https://doi.org/10.1038/ naturaleza02663

    Lesku, J. A., Roth, T. C., II, Amlaner, C. J., & Lima, S. L. (2006). Un análisis filogenético de la arquitectura del sueño en mamíferos: La integración de la anatomía, fisiología y ecología. El naturalista americano, 168, 441 a 453. https://doi.org/10.1086/506973

    Institutos Nacionales de Salud. (2007). Información sobre el sueño. En serie de suplementos curriculares de los NIH [Internet]. www.ncbi.nlm.nih. gov/libros/nbk20359/

    Fundación Nacional del Sueño. (n.d.). ¿Cuánto sueño realmente necesitamos? www.sleepfoundation.org/arti... mucho-dormir-hacemos-realmente-necesitamos

    Rattenborg, N. C., Lesku, J. A., Martínez-González, D., & Lima, S. L. (2007). Las funciones no triviales del sueño. Reseñas de Medicina del Sueño, 11, 405—409. https://doi.org/10.1016/j.smrv.2007.04.003

    Rial, R. V., Nicolau, M. C., Gamundí, A., Akaarir, M., Aparicio, S., Garau, C., Tejada, S., Roca, C., Gené, L., Moranta, D., & Esteban, S. (2007). La función trivial del sueño. Comentarios sobre Medicina del Sueño, 11, 311—325. https://doi.org/10.1016/j.smrv.2007.03.001

    Siegel, J. M. (2008). ¿Todos los animales duermen? Tendencias en Neurociencia, 31, 208—213. https://doi.org/10.1016/j.tins.2008.02.001

    Singh, G. K., & Siahpush, M. (2006). Ampliación de las desigualdades socioeconómicas en la esperanza de vida de Estados Unidos, 1980-2000. Revista Internacional de Epidemiología, 35, 969—979. https://doi.org/10.1093/ije/dyl083

    Sofikitis, N., Giotitsas, N., Tsounapi, P., Baltogiannis, D., Giannakis, D., & Pardalidis, N. (2008). Regulación hormonal de la espermatogénesis y espermiogénesis. Revista de Bioquímica Esteroide y Biología Molecular, 109, 323—330. https://doi.org/10.1016/j.jsbmb.2008.03.004

    Stickgold, R. (2005). Consolidación de memoria dependiente del sueño. Naturaleza, 437, 1272—1278. https://doi.org/10.1038/nature04286

    Wagner, U., Gais, S., Haider, H., Verleger, R., & Born, J. (2004). El sueño inspira conocimiento. Naturaleza, 427 (6972), 352—355. dx.doi. org/10.1038/nature02223

    Walker, M. P. (2009). El papel del sueño en la cognición y la emoción. Anales de la Academia de Ciencias de Nueva York, 1156, 168—197. doi. org/10.1111/j.1749-6632.2009.04416.x


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