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LibreTexts Español

34.1: Introducción

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    La ansiedad es una parte natural de la vida y, a niveles normales, nos ayuda a funcionar al máximo. Sin embargo, para las personas con trastornos de ansiedad, la ansiedad es abrumadora y difícil de controlar. Los trastornos de ansiedad se desarrollan a partir de una mezcla de factores biológicos (genéticos) y psicológicos que, al combinarse con el estrés, pueden conducir al desarrollo de dolencias. Los diagnósticos primarios relacionados con la ansiedad incluyen trastorno de ansiedad generalizada, trastorno de pánico, fobia específica, trastorno de ansiedad social (fobia social), trastorno de estrés postraumático y trastorno obsesivo-compulsivo. En este módulo, se resumen las principales características clínicas de cada uno de estos trastornos y se discuten sus similitudes y diferencias con las experiencias cotidianas de ansiedad.

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    Figura\(\PageIndex{1}\): Si bien todos pueden experimentar algún nivel de ansiedad en un momento u otro, aquellos con trastornos de ansiedad lo experimentan de manera consistente y tan intensa que tiene un impacto significativamente negativo en su calidad de vida. [“¿Tenemos suficiente ropa?? ¿Nuestra casa es segura? ¿Es difícil cambiar pañales? ¿Alguna vez dormiré los próximos 18 años???” por Bada Bing/Flickr está licenciado bajo CC BY-NC-SA 2.0.]

    ¿Qué es la ansiedad? La mayoría de nosotros sentimos cierta ansiedad casi todos los días de nuestras vidas. A lo mejor te viene una prueba importante para la escuela. O tal vez haya ese gran juego el próximo sábado, o esa primera cita con alguien nuevo a quien esperas impresionar. La ansiedad puede definirse como un estado de ánimo negativo que se acompaña de síntomas corporales como aumento de la frecuencia cardíaca, tensión muscular, sensación de malestar y aprensión sobre el futuro (American Psychiatric Association [APA], 2013; Barlow, 2002).

    La ansiedad es lo que nos motiva a planificar para el futuro, y en este sentido, la ansiedad en realidad es algo bueno. Es el sentimiento fastidioso lo que nos motiva a estudiar para esa prueba, practicar más duro para ese juego, o estar en nuestro mejor momento en esa fecha. Pero algunas personas experimentan tanta ansiedad que ya no es útil ni útil. Pueden llegar a sentirse tan abrumados y distraídos por la ansiedad que en realidad fallan en su prueba, tiran la pelota a tientas o pasan toda la cita inquieto y evitando el contacto visual. Si la ansiedad comienza a interferir en la vida de la persona de manera significativa, se considera un trastorno.

    La ansiedad y los trastornos estrechamente relacionados emergen de “triple vulnerabilidad”, una combinación de factores biológicos, psicológicos y específicos que aumentan nuestro riesgo de desarrollar un trastorno (Barlow, 2002; Suárez et al., 2009). Las vulnerabilidades biológicas se refieren a factores genéticos y neurobiológicos específicos que podrían predisponer a alguien a desarrollar trastornos de ansiedad. Ningún gen causa directamente ansiedad o pánico, pero nuestros genes pueden hacernos más susceptibles a la ansiedad e influir en cómo reaccionan nuestros cerebros ante el estrés (Drabant et al., 2012; Gelernter & Stein, 2009; Smoller et al., 2009). Las vulnerabilidades psicológicas se refieren a las influencias que nuestras primeras experiencias tienen sobre cómo vemos el mundo. Si nos enfrentamos a estresores impredecibles o experiencias traumáticas a edades más tempranas, podemos llegar a ver el mundo como impredecible e incontrolable, incluso peligroso (Chorpita & Barlow, 1998; Gunnar & Fisher, 2006). Las vulnerabilidades específicas se refieren a cómo nuestras experiencias nos llevan a enfocar y canalizar nuestra ansiedad (Suárez et al., 2009). Si aprendimos que la enfermedad física es peligrosa, tal vez al presenciar la reacción de nuestra familia cada vez que alguien se enfermó, podemos enfocar nuestra ansiedad en las sensaciones físicas. Si nos enteramos de que la desaprobación de los demás tiene consecuencias negativas, incluso peligrosas, como ser gritados o severamente castigados por incluso la más mínima ofensa, podríamos enfocar nuestra ansiedad en la evaluación social. Si nos enteramos de que el “otro zapato podría caer” en cualquier momento, podemos centrar nuestra ansiedad en las preocupaciones sobre el futuro. Ninguna de estas vulnerabilidades causa directamente trastornos de ansiedad por sí sola; en cambio, cuando todas estas vulnerabilidades están presentes, y experimentamos algo de estrés desencadenante de la vida, un trastorno de ansiedad puede ser el resultado (Barlow, 2002; Suárez et al., 2009). En las siguientes secciones, exploraremos brevemente cada uno de los principales trastornos basados en la ansiedad, que se encuentran en la quinta edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5) (APA, 2013).


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