9: Conciencia
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Friedrich Nietzsche
1. Introducción
Cada uno de nosotros, en un momento u otro, ha hablado de nuestra conciencia. Podríamos haber sido “pinchados por nuestra conciencia” o nuestra conciencia podría haber “chocado” cuando no se quería. Podríamos estar pasando felizmente diciéndole una mentira a un amigo, o podríamos haber salido accidentalmente de una tienda sin pagar por algo y es nuestra conciencia la que nos hace confesar o nos detiene en seco nos pone los talones y nos lleva de vuelta a la tienda.
Gente de diferentes ámbitos de la vida habla de la “conciencia”, desde el creyente religioso, el político, el famoso, hasta la gente de todos los días; podríamos escuchar a alguien reprender su conciencia por regañarlos para que hagan algo que no quieren. Las personas podrían ser etiquetadas como “objetores de conciencia” porque sienten que su conciencia les está diciendo que se oponen a ciertas acciones políticas, por ejemplo, la guerra. Un manifestante podría lamentar la erosión de su “libertad de conciencia”. Y podemos encontrar conceptos muy similares a la “conciencia” en muchas tradiciones religiosas no cristianas tanto orientales como occidentales a lo largo de la historia y de todo el mundo. 1
Sin embargo, la naturaleza de la conciencia es oscura y en consecuencia la discusión filosófica de la conciencia es compleja y tiene una larga historia. Se basa en temas de psicología filosófica, filosofía de la religión, epistemología, filosofía de la mente, ética aplicada, ética normativa y metaética.
En este capítulo daremos una visión general de dos teorías de conciencia. Uno se basa en la cuenta de Aquino; el otro de Sigmund Freud (1856—1939). Aunque Freud no suele ser visto como un filósofo (es psicólogo) su relato nos proporcionará algunas ideas que nos permiten pensar filosóficamente sobre esta cosa que llamamos “la conciencia”.
2. La Historia de la Conciencia
En el siglo XXI la conciencia no es pensada como una idea únicamente religiosa. Sin embargo, se popularizó la charla de “conciencia”, al menos en “Occidente”, debido a su adopción tanto por las tradiciones protestantes como católicas. En esta sección veremos cómo se utiliza, y ha sido, la “conciencia” para sacar algunas características generales.
“Conciencia” jugó un papel en uno de los discursos más famosos de la reforma protestante. Martín Lutero (1483—1546), siendo acusado de herejía y siendo obligado a retractarse por Carlos V, sostiene sus bases y dice “Aquí estoy, no puedo hacer otra” y “no puedo ni voy a retraer nada, ya que nunca es seguro ni virtuoso ir en contra de la conciencia”. Lutero creía que su conciencia dada por Dios no le permitía retractarse, ni siquiera bajo la considerable presión del pueblo poderoso que tenía ante él. O consideremos un ejemplo más reciente.
En medio de la agitación política del movimiento de derechos civiles Martin Luther King Jr., quien se encontraba bajo amenaza y presión constante para cambiar sus puntos de vista dijo:
Pero, la conciencia hace la pregunta, ¿es cierto? Y llega un momento en el que debemos tomar una posición que no sea segura, ni política, ni popular, sino que hay que tomarla porque es correcta. 2
La conciencia es, entonces, poderosa. Parece que puede mover a una persona a ponerse en peligro mortal, a “ponerse de pie y ser contada”, a actuar en contra del interés propio.
Pero no son sólo santos y héroes los que hablan de conciencia, la conciencia ha sido citada por las personas más repugnantes y moralmente aborrecibles que jamás hayan vivido, racistas, asesinos, tiranos, dictadores. Por ejemplo, como afirma Bettina Stangneth en Eichmann Antes de Jerusalén: La vida sin examinar de un asesino en masa, 3 una discusión sobre la vida interior de uno de los oficiales más notorios del nazi: “La conciencia era simplemente la 'moralidad de la Patria que habita dentro' de una persona, que Eichmann también denominó 'la voz de la sangre'”.
La conciencia puede ser masculina o femenina o ambas o ninguna, puede ser una voz o muchas, puede hacerse eco de ideas religiosas, ideas sociales, ideas racistas, ideas nobles o ideas que se encuentran en la inmundicia de la corrupción humana. La conciencia puede desarrollarse a cualquier edad en particular y se disipa a cualquier edad. No “habla”, y sí “habla”, y no tiene un idioma de elección. Todas estas observaciones dejan entonces una serie de observaciones y preguntas.
Parece que hay (al menos) tres funciones relacionadas que creemos que juega la conciencia. Primero, nos dice lo que debemos hacer como guía para nuestras vidas. Segundo, es una fuente de conocimiento moral. Es decir, podríamos decir “sé que robar un bolígrafo está mal porque mi conciencia me lo dijo”. Tercero podría pensarse como una motivación. Es decir, podría ser lo que realmente nos levante de nuestro asiento para actuar de ciertas maneras, incluso cuando las cosas son difíciles o incluso amenazantes para la vida.
Sólo para aclarar, podemos ver la diferencia en las dos primeras de estas funciones si pensamos en un tirano que diga por ejemplo: “mi conciencia me dice que tengo que matar a todos los enfermos mentales para ayudar al país”. Claramente este es un caso en el que su conciencia le está diciendo cómo debe comportarse. Pero, dado que pensamos que matar a los enfermos mentales es moralmente incorrecto, no queremos decir que en este caso su conciencia le da conocimiento de lo que está bien y lo que está mal. Entonces podría ser cierto que la conciencia nos da orientación pero no conocimiento.
Igualmente parece cierto lo contrario, que podríamos saber lo que está bien y lo que está mal pero no nos guiamos para hacerlo. Esta situación es lo que Shakespeare captó en esta famosa cita: “la conciencia nos hace cobardes a todos” (Hamlet 3.1.78—82).
Considera otro punto. La conciencia es subjetiva en el sentido de que se trata de reflexionar hacia dentro sobre uno mismo, sobre cómo se podría “sentir” acerca de ciertas cosas. No se trata de mirar al mundo, a un conjunto de reglas o leyes. Experimentamos la conciencia de manera diferente a la que lo haríamos si un amigo, sacerdote, político o imán nos estuviera diciendo qué hacer. Por supuesto, aunque la conciencia es “mirando hacia adentro”, eso no es lo mismo que decir que solo inventamos lo que supuestamente nos dice la conciencia. Por ejemplo, podríamos pensar que lo que está bien y lo que está mal depende de Dios pero también pensamos que llegamos a conocer lo que está bien y lo que está mal a través de nuestra conciencia.
Por último, cabe señalar que el término “conciencia” sólo se formalizó en su significado moral moderno a mediados del siglo XVIII (por ejemplo, ni Platón ni Aristóteles hablan de conciencia). No obstante, tenga en cuenta que solo porque un término sea moderno, o simplemente porque haya desacuerdo con cómo se usa un término, eso no significa que las ideas mismas sean nuevas.
Consideremos el punto de que los términos “moléculas” y “átomos” fueron invenciones recientes, y que en su desarrollo podrían ser utilizados para hablar de cosas diferentes, y engendraron desacuerdo dentro de la comunidad científica. Esto en sí mismo no nos lleva a la conclusión de que no hay moléculas ni átomos. Entonces la falta de término “conciencia”, y el desacuerdo sobre lo que significa “conciencia” no significa que la conciencia sea meramente una “invención”. Con todos estos puntos en mente consideremos a uno de los pensadores clave en relación con la conciencia, Aquino.
3. Aquino en Conciencia
Si recuerda de Aquino desarrolló una teología del Derecho Natural. La idea básica es que a través de la razón (lo que él llama ratio) podemos llegar a reconocer ciertos preceptos por los que debemos vivir. Aquino piensa que esta dependencia del pensamiento y la reflexión se revela en la Biblia:
Demuestran que los requisitos de la ley están escritos en sus corazones, sus conciencias también dan testimonio, y sus pensamientos a veces los acusan y otras veces incluso los defienden. 4
Observe entonces que para Pablo —y Aquino— la “conciencia” da testimonio a veces acusando a la persona, a veces defendiéndola. Para Aquino la conciencia es moralmente neutra, simplemente “da testimonio”, es un “letrero” y al fin y al cabo las señales no hacen opiniones sobre las cosas (véase Aquino, Summa, Primera Parte, Pregunta 79, Artículo 13).
Para ser claros entonces Aquino no tomó conciencia para ser fuente de conocimiento moral sino como guía. Esto quiere decir que Aquino, a diferencia de Lutero y pensadores posteriores a la reforma, tomó la conciencia para ser falible. Para Aquino podemos estar equivocados en seguir nuestra conciencia ya que puede movernos en la dirección equivocada/engañarnos
Para Aquino la conciencia es el acto de aplicar los principios universales (la ley Eterna/Divina) a situaciones reales de la vida real.
Aquino define explícitamente “conciencia” como la “aplicación del conocimiento a la actividad” (Summa Theologica, I-II, I). Entonces, si la conciencia para Aquino se trata de la aplicación del conocimiento a la actividad, esto plantea la pregunta ¿cómo obtenemos este conocimiento? Aquí es donde se introduce otro término técnico clave. La sinderesia. La sinderesia no es lo mismo que conciencia sino que es la habilidad innata de la mente —lo que él llama un hábito de la mente — para aprehender las leyes eternas/divinas. El papel de la conciencia es aplicar los preceptos primarios descubiertos como el contenido de la sinderesia.
Para obtener una mejor comprensión de la sinderesia considera a alguien tratando de encontrar la manera más rápida de meterse entre dos puntos. A través de la reflexión racional verán que es la línea recta. Este “llegar a reconocer a través de la reflexión” es lo que Aquino tiene en mente cuando habla de sinderesia. Para Aquino, a diferencia de la conciencia, la sinderesia nunca se equivoca. Los humanos hacen mal, piensa Aquino, cuando la conciencia (y no la sinderesis) comete un error. Esto significa que un fracaso de conciencia necesita ser pensado claramente a fondo en la cuenta de Aquino.
Para Aquino, la conciencia se equivoca por ignorancia sobre cómo aplicar las leyes eternas/divinas, de las cuales hay dos tipos. Ignorancia que se puede superar usando la razón propia (ignorancia vincible), e ignorancia que no se puede superar con el uso de la propia razón (ignorancia invencible). La ignorancia invencible es hacer algo mal cuando uno no podría haber sabido mejor; la ignorancia vincible es hacer mal cuando uno debería haber sabido mejor. Pero, ¿cómo podría relacionarse esto con la conciencia?
Imagínese a dos personas entrando en una tienda de armas. La primera persona no tiene antecedentes penales, nunca ha estado en problemas con la policía ni en la escuela y no tienen antecedentes de enfermedad mental. Es, a todos los efectos, un ciudadano modelo. Esta persona compra un arma y va en un alborotamiento matadero. El dueño de la tienda, al seguir su conciencia, no ha hecho algo moralmente mal porque su ignorancia es invencible; no había indicios de que esto hubiera sido un resultado probable.
Esto contrasta con la persona a la que se le vende un arma a pesar de que tiene antecedentes penales violentos los cuales habrían mostrado en una verificación básica de antecedentes. En este caso, la dueña de la tienda de armas siguiendo su conciencia ha hecho algo moralmente mal porque en este caso su ignorancia es vincible.
Para concluir, Aquino piensa que todos podemos saber infaliblemente lo que está bien y lo que está mal a través de la sinderesia. Sin embargo, a pesar de que somos infalibles al respecto, podemos, y hacemos, cometer errores en la aplicación de este conocimiento. Es nuestra conciencia (conciencia) la que nos dice cómo aplicar este conocimiento y nos mueve a actuar. Puede salir mal a través de la ignorancia. La ignorancia que podría haberse evitado (vincible) significa que nuestra acción es moralmente equivocada. Errores derivados de la ignorancia que no podríamos haber evitado (invencibles) significan que nuestra acción no es moralmente equivocada.
En la siguiente sección, consideraremos lo que Freud tiene que decir sobre la conciencia, y explicaremos cómo la reconceptualiza como un concepto psicológico y no teológico, y al hacerlo argumenta no debemos aceptarlo como una noción inherentemente buena.
4. Freud y la conciencia
Freud es mejor conocido como psicólogo y arquitecto del psicoanálisis. Es polémico y la mayoría de los filósofos y psicólogos rechazan las ideas que presenta. No obstante, sus ideas han sido increíblemente influyentes, y de hecho su nombre ha entrado en nuestra plática cotidiana en forma de “desliz freudiano”. Entre las muchas ideas de Freud, su conceptualización de la estructura de la mente es clave para sus puntos de vista sobre la conciencia. Cree que se puede pensar en la mente como que contiene tres partes: el id, el ego y el super-ego. El relato de conciencia de Freud se entiende como la relación entre éstas.
Para Freud la identificación es la colección de nuestras impulsiones primarias, por ejemplo, los deseos básicos de comida, sexo, bebida y es la parte más antigua de la mente. El id no puede ser debidamente formalizado o entendido y Freud lo compara con el caos. Es instintivo, emocional e ilógico. No podemos enumerar todas las unidades que componen el id ya que son inaccesibles para nosotros. Freud tiene una buena manera de describir el id; lo llama: “... un caldero lleno de excitaciones ardientes...”. (SE, XXII.73). A pesar de que podemos decir muy poco sobre el contenido del id, Freud sí pensó que había un principio general para ayudarnos a entender las impulsiones en el id, lo que él llama el “principio del placer”. Esta es la afirmación de que lo que identifica y unifica los impulsores del id es la evitación del dolor y la búsqueda del placer.
Ahora bien, de niño muy pequeño puede estar bien ser impulsado por el principio del placer; se arrastran con una sola mente tras los botones de chocolate para meterlos en la boca, anhelan la leche de su madre independientemente de cualquier otra cosa. Sin embargo, a medida que nos desarrollamos pronto nos damos cuenta de que no podemos simplemente actuar sobre los instintos primordiales de la id ya que tenemos que navegar nosotros mismos en los espacios sociales que habitamos! Tenemos que entender los límites, las sanciones y las consecuencias. Para operar con éxito en el mundo, necesitamos reflexionar y razonar conscientemente y, en última instancia, tenemos que retrasar el comportamiento instintivo y “ponderar” la situación. Poner sin rodeos a alguien cuya identificación esté descontrolada dejaría de ser aceptable en la sociedad y se encontraría aislada física, social y emocionalmente. Es lo que Freud llama el “ego” el que desempeña este papel policial.
Pero si solo tenemos el id y el ego entonces no está claro por qué no seguiríamos simplemente el principio del placer. Es decir, aunque el ego se refleja racionalmente, necesita algo para ponderar contra el id. Necesitamos alguna autoridad que vigile lo que está haciendo el ego. Esta autoridad es lo que Freud llama el súper ego.
Al principio de nuestra vida nuestros padres (así como la sociedad, líderes religiosos etc.) nos dicen lo que podemos y no podemos hacer y nos castigan por romper reglas, y a medida que envejecemos interiorizamos estas cosas y las “escuchamos” como voz de autoridad. Imagina que tu mamá siempre te ha dicho que no te sientes con los codos sobre la mesa entonces interiorizas esta regla. Así que cuando eres mucho mayor y ya no convives con tu mamá la voz de tu “súper ego” habla con autoridad — “¡quítate los codos de la mesa!” Estos son los fundamentos mismos de la estructura Freud de la mente. Nuestro ego equilibra las impulsiones primarias del id con la voz de la autoridad del super-ego.
¿Dónde entra la conciencia? Para Freud la conciencia es la forma que toma el súper ego al dirigirse al ego. Cuando la autoridad internalizada derivada de las reglas y regulaciones parentales (sociales/religiosas) controla el ego se entiende como “la conciencia”. En nuestro último ejemplo es nuestra “conciencia” la que nos dice que nos quitemos los codos de la mesa.
Observe entonces que nuestra conciencia muchas veces requiere de nosotros ciertas cosas que no logramos lograr y esto da lugar a la culpa. Para Freud, la conciencia puede ser pensada como sinónimo de “conciencia culpable”. Nuestro ego es castigado a través de la culpa por la forma del súper ego que llamamos conciencia. Además, Freud dice que cuando el súper ego no logra lidiar adecuadamente con el id —cuando se reprime el principio del placer— esto forma lo que él llama neurosis.
También ojalá se vean las diferencias entre Aquino y Freud. Primero, lo obvio es que para Freud la conciencia no es la voz de Dios. Segundo, a diferencia de Aquino, Freud piensa que la conciencia podría ser mala, destructiva e inservible. La conciencia es la forma en que el ego experimenta la autoridad del súper ego. Pero el super-ego se llega a través de las experiencias que tenemos. Y, por supuesto, podríamos haber tenido muy malas experiencias al crecer donde los padres son asfixiantes, demasiado autoritarios, distantes, fríos, duros, violentos, abusivos etc. En este tipo de casos la conciencia sería sofocante, demasiado autoritaria, distante, etc. Esto quiere decir que aunque Freud no piensa podemos, o deberíamos, deshacernos de la conciencia él cree que debemos tratarla con una dosis saludable de escepticismo y por lo tanto no dejarnos inclinar por la “culpa” que es el castigo de nuestro ego por quedarse corto con el súper ego; la conciencia es producto de nuestra educación a menudo no ideal en lugar de una inspiración divina fuerza para bien.
5. Teoría del Desarrollo Psicosexual de Freud
La Teoría del Desarrollo Psicosexual es una teoría del desarrollo sexual desde el nacimiento hasta la muerte. Freud fue el primer pensador en mirar toda la vida útil en términos de desarrollo. Freud pensó que a medida que nos desarrollamos nos movemos por diferentes etapas. En cada etapa nuestra libido (deseo sexual) está enfocada hacia diferentes cosas. Si no logramos movernos completamente por una etapa, o regresamos a una etapa, entonces surgen problemas y podríamos quedarnos obsesionados con el área asociada a esa etapa. Esto puede ser un problema grave para nuestras relaciones y podría ser una causa subyacente de enfermedad mental.
La primera etapa es la etapa oral desde el nacimiento hasta aproximadamente una y media. Esta etapa es donde los bebés obtienen placer al ponerse cosas en la boca, placer de morder, masticar y chupar. Por ejemplo, los bebés poco después de nacer están amamantando y a medida que el bebé se desarrolla navegan y exploran el mundo poniéndose cosas en la boca. Observe que durante esta fase los bebés son muy dependientes de los demás. Según Freud en esta etapa no sólo obtenemos información sobre el mundo, sino que también cumplimos con el id. Los bebés que pueden morder, masticar y tanto como quieran están siendo guiados por la identificación. Freud explica comportamientos como fumar, mascar chicle, comer en exceso, con la falta de movimiento adecuado a través de esta etapa lo que impidió el desarrollo exitoso de la id.
La siguiente etapa, de aproximadamente un año y medio a tres años, es la etapa anal. Aquí se gana placer controlando ir al baño. Esta etapa se trata de obtener el control del propio cuerpo, y comienza con el control de la vejiga y los entrenos (siendo entrenado para ir al orinal). Es por esta época que se desarrolla el ego. Este control de sus cuerpos es fuente de orgullo y placer para los niños. Los agentes que no logran moverse adecuadamente por esta etapa son lo que a veces se llama “retentivos analmente”. Es decir, alguien que está excesivamente controlando o fuera de control y desordenado, porque —según Freud— no quieren dejar ir sus desechos, o no les importa dónde ni cuándo dejan ir sus desechos.
La siguiente fase de desarrollo, de aproximadamente tres a seis años, es la etapa fálica en la que un niño descubre los genitales, y lo que es importante que son diferentes en hombres y mujeres. Esta etapa es donde Freud piensa que desarrollamos el Edipo y el complejo Electra. Una etapa fálica problemática causará problemas de intimidad en la vida posterior.
La siguiente etapa, la etapa de latencia, es desde los seis años hasta el inicio de la pubertad. Esta etapa no se trata de placer en el cuerpo ya que la libido es “latente” u oculta — esta es la etapa en la que se reprime el deseo sexual y no surgen nuevos deseos sexuales. En esta etapa las niñas juegan con las niñas para aprender el papel de una niña y los niños juegan con los niños para aprender sobre el papel de los niños.. El niño aprende a navegar por el mundo social. Una etapa de latencia difícil conduce a problemas relacionales y a comprender el género de uno.
La libido luego reaparece en la etapa final que dura hasta nuestra muerte y que Freud llama la etapa genital madura. Aquí es donde el individuo no sólo reconoce la diferencia entre hombres y mujeres sino que también muestra un deseo de entablar una relación sexual y, más generalmente, una búsqueda del placer y la felicidad. Las personas se vuelven sexualmente activas, se enamoran y se casan. Esta es la etapa en la que adquirimos una conciencia completamente desarrollada.
RESUMEN
La noción de “conciencia” ha aparecido desde hace miles de años en diferentes culturas, a pesar de que no siempre se le ha llamado “conciencia”. La ortodoxia cristiana moderna la popularizó y la caracterizó en relación con la voz y la guía de Dios. Aquino pensó que la conciencia es la forma en que entendemos cómo aplicar lo que conocemos. A juicio de Aquino, nuestra conciencia es falible y podría guiarnos erróneamente. Cuando nuestra conciencia “se equivoca” podemos ser culpables —a través de la ignorancia vincible— o no culpables, a través de la ignorancia invencible.
Freud está menos convencido de que la conciencia es una fuerza para el bien, y está seguro de que no tiene nada que ver con Dios. Para Freud la conciencia puede ser una buena o mala. Podemos pensar en nuestra mente como que tiene tres partes, la id, el ego y el super-ego. La conciencia para Freud es la forma que toma el súper ego cuando trata de mantener el ego alineado. Se internaliza como la voz de la autoridad. El súper ego se trata de seguir reglas pero esas reglas no vienen de “en lo alto”, derivan de la crianza que hemos tenido. Entonces, si hemos tenido una educación represiva entonces el súper ego —la voz de la conciencia— será represivo. La forma en que desarrollamos estas tres características de la mente es a través de lo que Freud llama Desarrollo Psicosexual; si no nos desarrollamos correctamente entonces nos volvemos obsesionados y represivos, formamos una neurosis y finalmente nos enfermamos mentalmente. Freud pensó que esto podría evitarse trabajando a través de las Etapas Psicosexuales de la manera normal, y se puede tratar a través de la consejería psicosexual.
ERRORES COMUNES DE LOS ESTUDIANTES
- Escribir consciente cuando significa conciencia.
- Confundir sinderesis y conciencia.
- Confundir la conciencia como guía con la conciencia como fuente de conocimiento.
- Cree que Freud piensa que la conciencia siempre es mala.
- Pensar que para Aquino la conciencia es una forma de saber lo que está bien y lo que está mal.
- Pensando que debido a que el término conciencia es nuevo, la conciencia misma es un invento moderno.
CUESTIONES A CONSIDERAR
- ¿Crees que tienes conciencia? ¿Qué te dice?
- ¿Cuál es la diferencia entre sinderesis y conciencia?
- ¿Crees que en última instancia todo el mundo sabe —si razona correctamente— lo que está bien y lo que está mal?
- ¿Cuál es la diferencia entre vincible y invencible? ¿No es realmente vincible la mayor parte del conocimiento supuestamente invencible? ¿Solo necesitamos esforzarnos más?
- ¿Cuáles son los posibles roles diferentes para la conciencia?
- ¿Podría la conciencia ser algo moralmente malo?
- ¿Por qué Freud piensa que necesitamos ser cautelosos al escuchar nuestra conciencia?
- ¿Cómo se relaciona el relato de conciencia de Freud con su Teoría del Desarrollo Psicosexual?
- ¿Qué opinas sobre la Teoría del Desarrollo Psicosexual de Freud?
- Elaborar una tabla de las etapas clave y características acompañantes de la Teoría del Desarrollo Psicosexual de Freud.
- ¿Alguna vez tendría sentido hablar de animales/robots que tienen conciencia? Si no, ¿por qué no?
- ¿Crees que la conciencia seguirá dando forma a nuestras vidas en mil años?
TERMINOLOGÍA CLAVE
Principio de placer
Id
Ego
Super-ego
Sinderesia
Ignorancia Vencible
Invencible ignorancia
Teoría del Desarrollo Psicosexual (fases oral, anal, fálica, latencia y genitales maduros)
Referencias
Aquino, Tomás, Summa Theologica, disponible gratuitamente en http://www.newadvent.org/summa/
―, Romanos (Comentario a la Carta de San Pablo a los Romanos).
Benhabib, Seyla, '¿Quién está en juicio, Eichmann o Arendt?' , The New York Times (21 de septiembre de 2014), disponible gratuitamente en http://opinionator.blogs.nytimes.com/2014/09/21/whos-on-trial-eichmann-or-anrendt
Freud S. y Freud A., Obras Psicológicas Completas de Sigmund Freud (Nueva York: Random House, 2001).
Giubilini, Alberto, 'Conciencia', The Stanford Encyclopedia of Philosophy, Winter 2016 ed., editado por Edward N. Zalta, disponible gratuitamente en https://plato.stanford.edu/archives/win2016/entries/conscience/
King, Martin Luther, 'A Proper Sense of Priorities', 6 de febrero de 1968, Washington, D.C., disponible gratuitamente en http://www.aavw.org/special_features/speeches_speech_king04.html
Strohm, Paul, Conscience: A Very Short Introduction (Oxford: Oxford University Press, 2011), vol. 273, https://doi.org/10.1093/actrade/9780199569694.001.0001
1 Véase P. Strohm, Conciencia, p. 18, para una buena visión general de esto.
http://www.aavw.org/special_features...ch_king04.html
opinionator.blogs.nytimes.com... ann-o-anrendt
4 T. Aquino, Romanos, 2:15.