Saltar al contenido principal
LibreTexts Español

9.7: El Decimotercer Remover (Extracto)

  • Page ID
    93159
  • \( \newcommand{\vecs}[1]{\overset { \scriptstyle \rightharpoonup} {\mathbf{#1}} } \)

    \( \newcommand{\vecd}[1]{\overset{-\!-\!\rightharpoonup}{\vphantom{a}\smash {#1}}} \)

    \( \newcommand{\id}{\mathrm{id}}\) \( \newcommand{\Span}{\mathrm{span}}\)

    ( \newcommand{\kernel}{\mathrm{null}\,}\) \( \newcommand{\range}{\mathrm{range}\,}\)

    \( \newcommand{\RealPart}{\mathrm{Re}}\) \( \newcommand{\ImaginaryPart}{\mathrm{Im}}\)

    \( \newcommand{\Argument}{\mathrm{Arg}}\) \( \newcommand{\norm}[1]{\| #1 \|}\)

    \( \newcommand{\inner}[2]{\langle #1, #2 \rangle}\)

    \( \newcommand{\Span}{\mathrm{span}}\)

    \( \newcommand{\id}{\mathrm{id}}\)

    \( \newcommand{\Span}{\mathrm{span}}\)

    \( \newcommand{\kernel}{\mathrm{null}\,}\)

    \( \newcommand{\range}{\mathrm{range}\,}\)

    \( \newcommand{\RealPart}{\mathrm{Re}}\)

    \( \newcommand{\ImaginaryPart}{\mathrm{Im}}\)

    \( \newcommand{\Argument}{\mathrm{Arg}}\)

    \( \newcommand{\norm}[1]{\| #1 \|}\)

    \( \newcommand{\inner}[2]{\langle #1, #2 \rangle}\)

    \( \newcommand{\Span}{\mathrm{span}}\) \( \newcommand{\AA}{\unicode[.8,0]{x212B}}\)

    \( \newcommand{\vectorA}[1]{\vec{#1}}      % arrow\)

    \( \newcommand{\vectorAt}[1]{\vec{\text{#1}}}      % arrow\)

    \( \newcommand{\vectorB}[1]{\overset { \scriptstyle \rightharpoonup} {\mathbf{#1}} } \)

    \( \newcommand{\vectorC}[1]{\textbf{#1}} \)

    \( \newcommand{\vectorD}[1]{\overrightarrow{#1}} \)

    \( \newcommand{\vectorDt}[1]{\overrightarrow{\text{#1}}} \)

    \( \newcommand{\vectE}[1]{\overset{-\!-\!\rightharpoonup}{\vphantom{a}\smash{\mathbf {#1}}}} \)

    \( \newcommand{\vecs}[1]{\overset { \scriptstyle \rightharpoonup} {\mathbf{#1}} } \)

    \( \newcommand{\vecd}[1]{\overset{-\!-\!\rightharpoonup}{\vphantom{a}\smash {#1}}} \)

    En lugar de ir hacia la Bahía, que era lo que yo deseaba, debo ir con ellos cinco o seis millas río abajo en un poderoso matorral de maleza; donde moramos casi quince días. Aquí uno me pidió que le hiciera una camisa para su papoose, para lo cual me dio un lío de caldo, el cual estaba espesado con comida hecha de la corteza de un árbol, y para hacerlo mejor, ella había puesto en ella alrededor de un puñado de guisantes, y unas nueces molidas asadas. No había visto bastante a mi hijo, y aquí estaba un indio del que hice indagación después de él, y le pregunté cuando lo vio. Me respondió que tal vez su amo lo asaba, y que él mismo sí se comió un pedazo de él, tan grande como sus dos dedos, y que era muy buena carne. Pero el Señor sostenía mi Espíritu, bajo este desánimo; y consideré su horrible adicción a la mentira, y que no hay uno de ellos que haga la menor conciencia de hablar de verdad. En este lugar, en una noche fría, mientras yacía junto al fuego, me quitaba un palo que me guardaba el calor. Una squaw la volvió a mover hacia abajo, a la que miré hacia arriba, y ella arrojó un puñado de cenizas en mis ojos. Pensé que debería haber estado bastante cegado, y nunca haber visto más, pero acostado, el agua se me escapó de los ojos, y llevaba consigo la suciedad, que por la mañana recuperé la vista otra vez. Sin embargo, sobre esto, y en otras ocasiones similares, espero que no sea demasiado decir con Job: “Ten piedad de mí, oh amigos míos, porque la Mano del Señor me ha tocado”. Y aquí no puedo dejar de recordar cuántas veces sentada en sus wigwams, y reflexionando sobre cosas pasadas, de repente debería saltar y salir corriendo, como si hubiera estado en casa, olvidando dónde estaba, y cuál era mi condición; pero cuando estaba sin, y no vi nada más que desierto, y bosques, y una compañía de bárbaros paganos, mi mente rápidamente volvió a mí, lo que me hizo pensar en eso, hablado concerniente a Sampson, quien dijo: “Saldré y me sacudiré como en otras ocasiones, pero no entiende que el Señor se apartó de él”. Acerca de esta época empecé a pensar que todas mis esperanzas de restauración vendrían a nada. Pensé en el ejército inglés, y esperaba que vinieran, y que fueran tomados por ellos, pero eso fracasó. Esperaba que me llevaran a Albany, como los indios habían desaconsejado antes, pero eso fracasó también. Pensé en venderme a mi esposo, como hablaba mi amo, pero en vez de eso, mi amo mismo se había ido, y yo lo dejé atrás, para que mi espíritu ya estaba bastante listo para hundirse. Les pedí que me dejaran salir a recoger algunos palos, para que me quedara solo, y derramara mi corazón al Señor. Entonces también tomé mi Biblia para leer, pero aquí tampoco encontré consuelo, lo que muchas veces no estaba dispuesto a encontrar. Una cosa tan fácil es con Dios secar de nosotros las corrientes de consuelo bíblico. Sin embargo, puedo decir, que en todas mis penas y aflicciones, Dios no me dejó para que mi impaciencia obrara hacia Sí Mismo, como si Sus caminos fueran injustos. Pero sabía que Él me ponía menos de lo que merecía. Después, antes de que este tiempo doloso terminara conmigo, volteaba las hojas de mi Biblia, y el Señor me trajo algunas Escrituras, las cuales me revivieron un poco, como eso [en] Isaías 55.8: “Porque mis pensamientos no son tus pensamientos, ni tus caminos mis caminos, dice el Señor”. Y también que [en] Salmo 37.5: “Encomienda tu camino al Señor; confía también en él; y él lo hará pasar”. Alrededor de esta vez llegaron gritando desde Hadley, donde habían matado a tres ingleses, y trajeron a uno cautivo con ellos, a saber, Thomas Read. Todos se reunieron sobre el pobre hombre, haciéndole muchas preguntas. Yo también deseaba ir a verlo; y cuando llegué, estaba llorando amargamente, suponiendo que rápidamente lo matarían. Después de lo cual le pregunté a uno de ellos, si tenían la intención de matarlo; él me respondió, no lo harían. Al estar un poco vitoreado con eso, le pregunté sobre el bienestar de mi esposo. Me dijo que lo vio tal vez en la Bahía, y estaba bien, pero muy melancólico. Por lo que ciertamente entendí (aunque lo sospeché antes) que todo lo que me dijeron los indios respetándolo era vanidad y mentiras. Algunos de ellos me dijeron que estaba muerto, y lo habían matado; algunos decían que estaba casado de nuevo, y que el Gobernador deseaba que se casara; y le dijeron que debía tener su elección, y que todos persuadieron que estaba muerto. Así como fueron estas bárbaras criaturas para el que desde el principio era mentiroso.


    This page titled 9.7: El Decimotercer Remover (Extracto) is shared under a CC BY-SA license and was authored, remixed, and/or curated by Robin DeRosa, Abby Goode et al..