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9.16: Enfrentadores coloniales y cómo sobrevivir a uno

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    ¿Recuerdas segundo grado, aprendiendo sobre Acción de Gracias? Todos los peregrinos y los nativos americanos tuvieron una gran fiesta y jugaron fútbol y bebieron bud lite. El primer Día de Acción de Gracias fue material cinematográfico de Adam Sandler en el mejor de los casos- tal vez una película de ¿Aunque la secuela? Donde Metacomet (también conocido como el rey Felipe) y su gente dicen “ya es suficiente”, y contraatacan a los colonos por todas sus injusticias egoístas? ¿Aquel en el que esa señora puritana, Mary Rowlandson, pasa la noche con su hijo muerto mientras se le enfría la sangre y el rigor mortis comienza a hacer que sus extremidades se vuelvan rígidas? Ese es territorio que solo Disney podría hacer digerible. Con unos jeroglíficos ambiguos y algo de música bonita, sinfónica, esta escena estaría ahí arriba con el romanticismo de la escena del barco Pocahontas.

    ¿Demasiado pronto? A lo mejor.

    El punto es que los únicos encuentros coloniales que nos deberían importar son los que salieron mal. A mí me gustan las buenas noticias tanto como al siguiente chico, pero normalmente eso no es lo que hace que una buena historia sea buena. El conflicto hace una historia convincente. No es frecuente que oigamos hablar de aviones que aterrizan de manera segura en el suelo en las noticias- esa es una mala historia. Lo mismo ocurre con la literatura y la historia. Una vez que todo va bien, la historia termina... ¡¡¡¡¡¡¡ Queremos, como consumidores de literatura, las cosas jugosas (es decir, el bit sobre los buzos de perlas en el extracto de Casas). Cuanto mayores nos hacemos, mejores son las historias y así, más espantosos son los detalles. Queremos que nos rompan el corazón cuando leemos literatura, y si la narrativa de Mary Rowlandson no te rompió el corazón, revisa tu pulso.

    Esta representación del encuentro colonial se relaciona tanto con Cabeza, Casas' y Pocahontas en el sentido de que todos se basan en un encuentro colonial que se volvió agrio. Aparte de eso, la narrativa de Mary Rowlandson tiene poco en común con las tres, temáticamente o de otra manera. En esencia, logra el objetivo opuesto del ensayo de Casas (aunque 130 años después). Casas tenía como objetivo arrojar luz sobre el atroz trato de los nativos americanos a manos de los españoles. Cuando se publicó su obra, se le acusó de traición. La narrativa de Rowlandson, en cambio, se vendía como hotcakes y fue venerada por su impacto emocional y perspicacia en el salvajismo de los Wampanoag. Sólo se agitó la olla del odio para los nativos americanos. La narrativa aún agita la olla, pero la cuchara va en la otra dirección. Los tiempos han cambiado.

    La esencia problemática de esta narrativa es que entra en conflicto con la visión prominente en la retórica actual de la educación superior de que los nativos americanos fueron irreprochables en los muchos conflictos a lo largo de los años. Ahora bien, no estoy tratando de perdonar lo que hicieron los españoles en los años 1500 o lo que hicieron los colonos en el 1600, o lo que hicieron los empujadores del destino manifiesto en los años 1700 y 1800. Todos consiguieron lo que se les venía. Por toda la manipulación y explotación del hombre blanco de ellos, los nativos americanos solían tener una causa justificable para atacar o tomar represalias. Pero no se puede decir que los nativos americanos fueran inocentes. Ellos, al igual que su enemigo blanco, masacraron a muchas personas inocentes que simplemente quedaron atrapadas en una guerra mientras buscaban una vida mejor. Éramos brutales, pero ellos también. Mary tuvo suerte comparada con la mayoría de las personas que entraron en contacto con los nativos americanos, ya que aquí escribe fervientemente: “Oh, la.. triunfando que había sobre algunos cabellos cabelludos ingleses que se habían llevado. No puedo sino tomar nota de la maravillosa misericordia de Dios para mí en esas aflicciones...”

    Por último, esta narrativa es relevante para la cultura actual en lo que dice sobre la fe y el estoicismo ante la adversidad. El ateísmo se hace cada vez más popular cada día. De hecho, la no-religión es ahora la religión más popular del mundo, y por una buena razón: no tenemos pruebas concluyentes de ningún poder superior. Esto no es noticia. No obstante, se puede decir algo sobre la voluntad de vivir de la fuerza emocional de María. La investigación muestra que la religión y la espiritualidad suelen coincidir con un menor riesgo de suicidio, lo que plantea la pregunta: Si Mary Rowlandson no hubiera tenido una fe tan devota, ¿habría sobrevivido? Ella no lo cree así. Está claro su confianza en Dios y en las escrituras para sacarla a través de este horrible cautiverio. “... debo y podría acostarme con mi nena muerta, lado a lado toda la noche siguiente. Desde entonces he pensado en la maravillosa bondad de Dios para mí en el uso de mi razón y mis sentidos... que no usé medios malvados y violentos para acabar con mi propia vida miserable”. Si la narrativa de Mary Rowlandson sigue siendo relevante de alguna manera, que sea como un testimonio de su fe y de lo que hizo por ella en una época en la que la muerte parecía una opción mucho más fácil que continuar con su existencia indigente.


    This page titled 9.16: Enfrentadores coloniales y cómo sobrevivir a uno is shared under a CC BY-SA license and was authored, remixed, and/or curated by Robin DeRosa, Abby Goode et al..