2.34: Conclusión
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El fundamento de la armonía auditiva en la música clásica consiste en poder distinguir entre los modos Mayor y menor, discriminar entre el cumplimiento armónico y el aplazamiento, contar el diferencia entre progresiones diatónicas y moduladoras; reconocer la rearmonización de una melodía y la intensificación del movimiento armónico; y comenzar a juzgar la distancia armónica. También has aprendido a usar señales perceptuales y tus respuestas emocionales para ayudarte a evaluar la armonía. Con estas herramientas, podrás seguir mejor el argumento armónico más amplio de una obra tonal.
Se han elegido ejemplos porque son claros e inequívocos: El hecho de que provengan de algunos de los repertorios más celebrados es prueba de su valor. No obstante, la buena música también incorpora muchos “grises” —pasajes que doblan arquetipos o incluso los rompen. Pensar con claridad es la mejor manera de interpretar la complejidad: Al dominar los principios de "Armonía Auditiva”, podrás desarrollar una audición más refinada y matizada con una exposición continua y una escucha repetida.
La lección primordial de “Armonía Auditiva” es: ESCUCHAR CADENCIAS. Iluminan el camino en tu viaje armónico: Te dicen el modo. Indican si te estás moviendo armónicamente y quedándote en un solo lugar. Cuando se les interfiere, requieren más música al posponer el cierre. Si alternas tu enfoque principal entre temas y motivos en la primera parte de una frase y cadencias al final, puedes seguir muy hábilmente el contenido de una obra clásica.
Ahora dirigimos nuestra atención a los retos especiales creados por la pérdida de la Práctica Común en el siglo XX.