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LibreTexts Español

10.1: Introducción

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    Desde principios del siglo XX, los ecologistas han entendido que la población de una especie se desarrolla típicamente de acuerdo con la curva S mostrada en la Figura 10.1. Consideremos una población que, con abundantes recursos, pueda duplicarse en un ciclo de reproducción. Dos individuos se convierten en cuatro en el primer ciclo. Esos cuatro se convierten en ocho durante el segundo ciclo. Obsérvese que en el primer ciclo solo se agregaron dos individuos, mientras que cuatro se agregaron en la misma cantidad de tiempo en el segundo ciclo. A medida que continúe la duplicación, la población llegará a 16, 32, 64, 128 y así sucesivamente. Este rápido aumento explica la primera mitad de la curva S en la Figura 10.1, ya que se mueve de incrementos muy poco profundos a muy pronunciados. Este rápido incremento de la población se denomina crecimiento exponencial.

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    Figura 10.1: Capacidad de carga. Modelo de curva S para el crecimiento de la población.

    Según este modelo, la población seguirá creciendo exponencialmente hasta llegar a los límites que dictan los recursos disponibles (alimentos, espacio, etc.). A medida que disminuye la cantidad de recursos disponibles por individuo, es decir, a medida que los recursos escasean, aumentan las tasas de mortalidad y disminuyen las tasas reproductivas, lo que hace que la población se nivele en lo que los ecologistas llaman la “capacidad de carga” de un ecosistema, el tamaño máximo de la población que un ecosistema puede apoyar de manera sostenible. Muchos también han aplicado este mismo modelo básico a los humanos, señalando ejemplos localizados de escasez de recursos como evidencia de que los humanos están sujetos a las mismas realidades ecológicas observadas en otras especies. Esta afirmación ha resultado polémica en parte debido a la aversión general de la gente a ser agrupada con otras especies. Algunos argumentan que nuestro ingenio y adaptabilidad como especie nos permite trascender barreras ecológicas que restringen a otras especies. En efecto, la dinámica de la población humana ha demostrado que la capacidad de carga de un ecosistema (o del sistema global) puede no ser tan fija como los ecologistas una vez asumieron. Volveremos a este tema más adelante, pero primero, echemos un vistazo a cómo las sociedades anteriores han abordado los desafíos de recursos.

    Por cierto, la misma curva en forma de S (o parte de ella, hasta el momento) se observa en parcelas de uso de recursos a lo largo del tiempo, producción económica, uso de energía, consumo de fertilizantes, transporte, comunicación, turismo, contaminación, deforestación y otras formas de degradación del suelo. Esas parcelas dieron origen al concepto de la Gran Aceleración (Steffen et al., 2015) que introdujo el Antropoceno. El punto es que mientras la población crece exponencialmente, muchas de sus actividades también lo hacen. Esto incluso va para parcelas per cápita, ¡al menos temporalmente! Tarde o temprano, sin embargo, los factores limitantes se vuelven operativos, lo que ralentiza el aumento hasta que se pasa un punto de inflexión y una mayor ralentización da como resultado una meseta, o incluso un choque. Muy a menudo esos 'factores limitadores' equivalen a la escasez de recursos.


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