10.7: Escasez de recursos y conflicto

Hasta el momento, este capítulo se ha centrado en las barreras para abordar los problemas de escasez de recursos antes de que se conviertan en problemas importantes. En esta sección, analizaremos más de cerca los comportamientos que las personas exhiben una vez que la escasez de recursos se ha convertido en un problema importante. Todavía hay mucho debate sobre la relación entre escasez de recursos y conflicto violento. Thomas Homer-Dixon argumentó que la escasez de recursos a menudo puede ser un contribuyente significativo a conflictos violentos, particularmente en los países en desarrollo, que enfrentan “escasez ambiental cada vez más compleja, rápida e interactuando” (1999, p. 5). Describe dos patrones de interacción ante la escasez.

Una de ellas, es que “grupos poderosos dentro de la sociedad —anticipándose a futuras carencias— desplazan la distribución de recursos a su favor, sometiendo a la población restante a la escasez” (Percival & Homer-Dixon, 1998, p. 280). Esta interacción se llama 'captura de recursos'. Como resultado de este cambio de distribución, los grupos más débiles se ven obligados a migrar a áreas ecológicamente sensibles, aumentando así la escasez. Este Homer-Dixon llama marginación ecológica. Estas interacciones pueden derivar en “una espiral autorreforzante de violencia, disfunción institucional y fragmentación social” (Homer-Dixon, 1999, p. 5). Estas dinámicas, predice Homer-Dixon, probablemente conduzcan a un aumento futuro de la violencia a medida que los desafíos de escasez de recursos se vuelvan severos, particularmente en combinación con la injusticia social (Homer-Dixon, 2006).

Al describir procesos no muy distintos de lo que Homer-Dixon describe anteriormente, los estudiosos citan la escasez de recursos como la causa principal de muchos conflictos recientes, entre ellos la guerra civil sudanesa (Suliman, 1999) y el genocidio de Ruanda (Diamond 2005) y otros (Finsterbusch, 2002; Parenti, 2011). Otros, sin embargo, argumentan que la escasez de recursos rara vez ha sido un contribuyente importante al conflicto violento. Varios estudios cuantitativos han encontrado poca correlación entre factores como densidad poblacional, deforestación, escasez de agua y conflicto violento (Esty et al., 1998; Theisen, 2008). Señalan lo que ven como factores más significativos que contribuyen al conflicto violento, entre ellos la falta de educación, la pobreza y la inestabilidad. En efecto, algunos incluso ven el potencial de impactos positivos. Cuando la escasez se atiende temprano, la necesidad de administrar un recurso puede tener un efecto unificador, fomentando la cooperación entre instituciones o naciones. Reconocer los límites ambientales no negociables y adaptarse a ellos es un componente importante de la resiliencia en el Antropoceno (Pirages & Cousins, 2005).

Desenredar los diversos componentes de los conflictos e identificar sus roles específicos es una tarea difícil y sigue siendo el foco de mucho debate. Cualquiera que sea la opinión de uno sobre la relación entre conflicto violento y escasez de recursos, los expertos coinciden en que los desafíos de recursos del presente y futuro cercano pondrán a prueba nuestros sistemas de gobierno de nuevas maneras. La capacidad de estas instituciones para responder a nuevas tensiones juega un papel importante, no sólo en el contexto de conflictos violentos, sino también en el contexto de la calidad de vida básica. En la siguiente sección, veremos cómo diseñar instituciones que puedan responder adecuadamente a los desafíos contemporáneos de recursos.