3.4: Teorías de la Política Mundial - Idealistas

“Es un mundo pequeño/Somos el mundo”, también conocido como idealistas

A partir de las ideas de Hume, Rousseau y Kant, los idealistas son optimistas que se centran en la cooperación internacional y en los aspectos positivos, altruistas y cooperativos de la naturaleza humana. Abogan por la resolución pacífica de controversias, la diplomacia, la reciprocidad, la seguridad colectiva, la cooperación internacional, el derecho internacional, la asistencia humanitaria, las soluciones beneficiosas para todos y los beneficios mutuos de trabajar a través de organismos internacionales. Tratan de difundir la democracia, los derechos humanos, los mercados libres y el libre comercio por medios pacíficos. La administración Clinton es un buen ejemplo. Intervino en Haití, Yugoslavia y Somalia sólo para proteger los derechos humanos y brindar asistencia humanitaria. Amplió la alianza de la OTAN para incluir a varios países de Europa del Este. Ayudó a finalizar el acuerdo de paz en Oriente Medio de 1993. Tanto los idealistas como los realistas apoyan el aumento del poder económico nacional a través de organizaciones internacionales como el Banco Mundial, el FMI y la OMC, y tratados comerciales como el TLCAN.

Los idealistas ven conflictos surgidos de malas condiciones económicas e instituciones opresivas. Consideran que reformar estas instituciones a través de la democracia y los mercados libres reducirá los conflictos.

Los idealistas también apoyan a organizaciones internacionales como la Sociedad de Naciones (creada en 1920), que se suponía iba a poner fin a la guerra a través de la seguridad colectiva (todos los países defendiendo de un ataque contra alguno de ellos). También crearon la Corte Internacional Permanente de Justicia en 1922 para resolver controversias internacionales y negociar tratados de control de armamentos, comenzando por los Tratados de Desarme Naval de 1921-2 y 1930. La Organización de las Naciones Unidas se estableció en 1945 para continuar la labor de la Liga de la Nación, la Corte Internacional de Justicia sigue funcionando, y muchos tratados de control de armas se firmaron en la era posterior a la Segunda Guerra Mundial.

Los idealistas también creen que el capitalismo y el comercio conducirán a la democracia (aunque China y otros están decididos a desmentir esto permitiendo la reforma económica, pero no la reforma política). Además, los idealistas creen que el comercio reducirá el conflicto internacional a través de un mayor contacto, comprensión e interdependencia. Por ejemplo, uno de los propósitos de la Unión Europea es fomentar el comercio internacional y la resolución pacífica de conflictos entre países anteriormente beligerantes.

Hay mucha cooperación internacional exitosa. Por ejemplo, ¿cómo es que podemos viajar, enviar correos electrónicos, llamar, enviar mercancías o enviar correo a otros países? Porque existe una enorme e invisible red de acuerdos internacionales y organizaciones internacionales para habilitar y regular pasaportes, visas y correo internacional, teléfonos y correo electrónico. Damos por sentado y dependemos de mucha cooperación internacional mutuamente beneficiosa.

Los idealistas citan el dilema de los presos como una parábola de los beneficios de la cooperación. Si dos delincuentes capturados guardan silencio, ambos recibirán un año de cárcel por un delito menor. Si uno de ellos acusa al otro, saldrá libre, mientras que el otro obtendrá tres años. Si ambos se acusan mutuamente, ambos obtendrán dos años. A menudo hacen lo egoísta, pero su mejor apuesta es cooperar.

No obstante, los críticos señalan que la cooperación pacífica no siempre es posible con algunos países y líderes (como la Alemania de Hitler, el Iraq de Saddam Hussein y la Rusia de Putin). También, la acción liberal e idealista funciona bien en temas comerciales y financieros, pero los temas de seguridad son menos manejables, y a veces terminan siendo resueltos por violencia o amenazas de violencia. Los críticos también dicen que hay tantos regímenes represivos en el mundo que intervenir por los derechos humanos resultaría en una interminable serie de guerras.