Los estudiantes difieren en multitud de formas, tanto individualmente como en grupos. Individualmente, por ejemplo, los estudiantes tienen un estilo de aprendizaje preferido así como estilos cognitivos o de pensamiento preferidos. También cuentan con perfiles únicos o inteligencia o competencia que afectan cómo y qué aprenden con mayor éxito.
Además de la diversidad individual, los estudiantes tienden a diferir según su género, aunque existen numerosas excepciones individuales. Las habilidades motoras así como la motivación y la experiencia con el atletismo diferencian gradualmente a niños y niñas, especialmente cuando llegan y comienzan la secundaria. Socialmente, los niños tienden a adoptar relaciones que son más activas y de amplio alcance que las niñas. Académicamente, las niñas tienden a estar un poco más motivadas para recibir calificaciones ligeramente más altas en la escuela. Los maestros a veces contribuyen a las diferencias de roles de género —quizás sin pretender— prestando atención a los niños con mayor frecuencia y de manera más pública en clase, y distribuyendo elogios y críticas de formas diferenciadas por sexo.
Los estudiantes también difieren según las culturas, el idioma y los grupos étnicos de sus familias. Muchos estudiantes son bilingües, con consecuencias educativas que dependen de su fluidez en cada uno de sus dos idiomas. Si tienen más dificultades con el inglés, entonces los programas que suman su primer idioma junto con el inglés han demostrado ser útiles. Si tienen más dificultades con su primer idioma, corren el riesgo de perder el idioma, y las consecuencias también son negativas aunque estén más ocultas a los puntos de vista de los maestros.
Además de las diferencias lingüísticas como tales, los estudiantes difieren según la cultura en cómo se usa o practica el idioma, al turnarse para hablar, en el contacto visual, la distancia social, el tiempo de espera y el uso de preguntas. Algunas de estas diferencias en la práctica provienen de diferencias culturales en las actitudes sobre la autoidentidad, con la cultura no anglo tendiendo a apoyar una visión más interdependiente del yo que la cultura anglo o las escuelas. Las diferencias en las actitudes y en el uso del lenguaje tienen varias consecuencias para los profesores. En particular, en su caso, deben considerar el uso de actividades cooperativas, evitar resaltar los logros o fracasos de las personas y ser pacientes con el aprendizaje de los estudiantes para ser puntuales.
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