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6.1: Sexo y Género

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    El sexo se refiere a las diferencias biológicas, físicas y fisiológicas entre machos y hembras, incluyendo tanto las características sexuales primarias (el sistema reproductivo) como las características secundarias como la altura y la musculatura, así como las diferencias genéticas (e.g., cromosomas). Los órganos sexuales y reproductivos masculinos incluyen el pene y los testículos. Los órganos sexuales y reproductivos femeninos incluyen el clítoris, la vagina y los ovarios. Los machos biológicos tienen el cromosoma XY y las hembras biológicas tienen el cromosoma XX, pero el sexo biológico no es tan fácil de definir o determinar como cabría esperar. Por ejemplo, ¿la presencia de más de una X significa que la persona XXY es femenina o la presencia de una Y significa que la persona XXY es masculina? La existencia de variaciones sexuales desafía fundamentalmente la noción de sexo biológico binario.

    En humanos, los individuos intersexuales constituyen alrededor del dos por ciento, más de 150 millones de personas, de la población mundial (Blackless et al., 2000). La intersexualidad describe la variación en las características sexuales, como cromosomas, gónadas (testículos y ovarios), hormonas sexuales o genitales (pene, clítoris, vulva). El término es engañoso porque sugiere que las personas tienen conjuntos completos de sistemas reproductivos masculinos o femeninos pero no siempre es así. Existen decenas de afecciones intersexuales, como el Síndrome de Insensibilidad a los Andrógenos y el síndrome de Turner (Lee et al., 2006).

    En nuestro ejemplo, tener un cromosoma Y y más de un cromosoma X se llama Síndrome de Kleinfelter. Algunas personas tienen genitales considerados ambiguos, lo que significa que no pueden identificarse fácilmente como masculinos (pene) o femeninos (clítoris). Fausto-Sterly (2000) sostiene que la decisión de etiquetar a alguien masculino o femenino es una decisión social y que un sexo biológico es demasiado complejo para encajar dentro de un sistema sexual binario. Sin embargo, debido a que asignar una identidad sexual es una prioridad cultural fundamental, los médicos suelen decidir, con respecto a los bebés intersexuales, dentro de las 24 horas posteriores al nacimiento. En ocasiones esta decisión implica cirugía, la cual puede tener consecuencias psicológicas a largo plazo (Fausto-Sterly, 2000).

    Género

    Género es un término que se refiere a distinciones y roles sociales o culturales asociados con ser masculino o femenino. El género no está determinado por la biología de ninguna manera sencilla. A temprana edad, comenzamos a aprender normas culturales para lo que se considera masculino (rasgo de un hombre) y femenino (rasgo de una mujer). El género es transmitido y señalado a los demás a través de la ropa y el peinado, o gestos como el tono de voz, el porte físico y la expresión facial. Por ejemplo, los niños en Estados Unidos pueden asociar el pelo largo, el esmalte de uñas o los vestidos con la feminidad. Más adelante en la vida, como adultos, muchas veces nos conformamos a estas normas al comportarnos de manera específica de género: los hombres construyen casas y las mujeres hornean galletas (Marshall, 1989; Money et al., 1955; Weinraub et al., 1984). Es importante recordar que los comportamientos y rasgos asociados a la masculinidad y feminidad se definen culturalmente. Por ejemplo, en la cultura estadounidense, se considera femenino usar un vestido o falda; sin embargo, en muchas culturas de Oriente Medio, Asia y África, los vestidos o faldas (a menudo denominados pareos, batas o vestidos) son usados por hombres y se consideran masculinos. La falda escocesa que lleva un macho escocés no lo hace parecer femenino en su cultura.

    Nuestra comprensión del género comienza muy temprano en la vida, muchas veces antes de nacer. Culturas occidentales, se les pregunta a los futuros padres si están teniendo una niña o un niño e inmediatamente se hacen juicios sobre el niño. Los chicos estarán activos y los regalos serán azules mientras que las niñas serán delicadas y los regalos serán rosados. En algunas culturas asiáticas y musulmanas se valora más favorablemente a un niño varón que a una niña (Matsumoto & Juang, 2013) y los fetos femeninos pueden ser abortados o abandonados a las bebés.

    Los niños, para su primer cumpleaños, ya distinguen rostros por género y entre 3 y 6 años de edad, los niños desarrollan estereotipos de género fuertes y rígidos. Los estereotipos de género implican sobregeneralizar sobre las actitudes, rasgos o patrones de comportamiento de mujeres u hombres. Los estereotipos pueden referirse al juego (por ejemplo, los niños juegan con camiones y las niñas juegan con muñecas), rasgos (por ejemplo, los niños son fuertes y a las niñas les gusta llorar) y ocupaciones (por ejemplo, los hombres son médicos y las mujeres son enfermeras). Estos estereotipos se mantienen rígidos hasta que los niños alcanzan aproximadamente los 8 o 9 años de edad. Entonces desarrollan habilidades cognitivas que les permiten ser más flexibles en su pensamiento sobre los demás.


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