17.4: Generalización de estímulos y discriminación

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Imagínese si tuviera que aprender a dar la misma respuesta una y otra vez a cada nueva situación. Afortunadamente, esto muchas veces no es necesario. La generalización de estímulos se refiere al hecho de que una respuesta previamente adquirida ocurrirá en presencia de estímulos distintos al original, siendo la probabilidad una función del grado de similitud. En la Figura\(\PageIndex{1}\), vemos que una respuesta aprendida a un tono de frecuencia de 500 Hz se produce a otros estímulos, el porcentaje de veces dependiendo de lo cerca que esté la frecuencia a 500 Hz. Es como si el individuo predijera lo que sucede después de un evento que sucederá después de eventos similares.

Figura\(\PageIndex{1}\): Gradiente de generalización de estímulos. [La “Gráfica de Generalización de Estímulos” de Judy Schmitt está licenciada bajo CC BY-NC-SA 4.0.]

El hecho de que se produzca la generalización aumenta significativamente la eficiencia de las experiencias de aprendizaje individuales. No obstante, por lo general hay límites sobre la conveniencia de hacer la misma respuesta en diferentes situaciones. Por ejemplo, los nuevos padres suelen emitir la primera vez que escuchan a su bebé decir “dada”. Están menos emocionados cuando escuchan a su hijo llamar al cartero “¡dada!” Por lo general, es necesario realizar una enseñanza adicional para que el niño sólo diga “dada” en presencia del padre. La discriminación de estímulos ocurre cuando un estímulo (el S+, por ejemplo, un tono o el padre) es predictivo de un segundo estímulo (por ejemplo, comida o la palabra “dada”) pero un estímulo diferente (el S-, por ejemplo, una luz o el cartero) nunca va seguido de ese segundo estímulo. Eventualmente el individuo responde a la S+ (tono o padre) y no a la S− (luz o cartero) como si aprendiera si esto sucede entonces eso sucede, pero si esta otra cosa sucede eso no sucede.