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4.3: Dormir y por qué dormimos

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    Objetivos de aprendizaje

    • Describir áreas del cerebro involucradas en el sueño
    • Comprender las secreciones hormonales asociadas con el sueño
    • Describir varias teorías dirigidas a explicar la función del sueño

    Pasamos aproximadamente un tercio de nuestras vidas durmiendo. Dada la esperanza de vida promedio de los ciudadanos estadounidenses cae entre\(73\) y\(79\) años (Singh & Siahpush, 2006), podemos esperar pasar aproximadamente\(25\) años de nuestras vidas durmiendo. Algunos animales nunca duermen (por ejemplo, varias especies de peces y anfibios); otros animales pueden pasar largos períodos de tiempo sin dormir y sin consecuencias negativas aparentes (por ejemplo, delfines); sin embargo, algunos animales (por ejemplo, ratas) mueren después de dos semanas de privación del sueño (Siegel, 2008). ¿Por qué dedicamos tanto tiempo a dormir? ¿Es absolutamente esencial que dormimos? En esta sección se considerarán estas preguntas y se explorarán diversas explicaciones de por qué dormimos.

    ¿Qué es el sueño?

    Has leído que el sueño se distingue por los bajos niveles de actividad física y la disminución de la conciencia sensorial. Como discutió Siegel (2008), una definición de sueño también debe incluir la mención de la interacción de los mecanismos circadianos y homeostáticos que regulan el sueño. La regulación homeostática del sueño se evidencia por el rebote del sueño después de la privación del sueño. El rebote del sueño se refiere al hecho de que un individuo privado de sueño tenderá a tomar un tiempo más corto para conciliar el sueño durante las oportunidades posteriores de sueño. El sueño se caracteriza por ciertos patrones de actividad del cerebro que se pueden visualizar mediante electroencefalografía (EEG), y diferentes fases del sueño se pueden diferenciar utilizando también EEG.

    Un polisonógrafo muestra 14 filas de ondas con algunas filas que parecen visualmente similares. Las filas 1—2, las filas 4—7 y las filas 9—11 muestran patrones similares. Las filas 4—7 se describen en lectura para enfatizar la similitud en los patrones de onda.
    Figura\(\PageIndex{1}\): Se trata de un segmento de un polisonógrafo (PSG), un registro de varias variables físicas durante el sueño. El eje x muestra el paso del tiempo en segundos; este registro incluye 30 segundos de datos. La ubicación de los conjuntos de electrodos que produjeron cada señal está etiquetada en el eje y. La caja roja abarca la salida de EEG, y las formas de onda son características de una etapa específica de sueño. Otras curvas muestran otros datos relacionados con el sueño, como la temperatura corporal, la actividad muscular y los latidos cardíacos.

    Los ciclos de sueño-vigilia parecen estar controlados por múltiples áreas cerebrales que actúan conjuntamente entre sí. Algunas de estas áreas incluyen el tálamo, el hipotálamo y los pones. Como ya se mencionó, el hipotálamo contiene el SCN —el reloj biológico del cuerpo— además de otros núcleos que, en conjunto con el tálamo, regulan el sueño de onda lenta. El pons es importante para regular el sueño del movimiento ocular rápido (REM) (National Institutes of Health, n.d.).

    El sueño también se asocia con la secreción y regulación de varias hormonas de varias glándulas endocrinas incluyendo: melatonina, hormona folículo estimulante (FSH), hormona luteinizante (LH) y hormona del crecimiento (National Institutes of Health, n.d.). Has leído que la glándula pineal libera melatonina durante el sueño (Figura\(\PageIndex{2}\)). Se cree que la melatonina está involucrada en la regulación de diversos ritmos biológicos y el sistema inmune (Hardeland et al., 2006). Durante el sueño, la glándula pituitaria secreta tanto FSH como LH que son importantes en la regulación del sistema reproductivo (Christensen et al., 2012; Sofikitis et al., 2008). La glándula pituitaria también secreta la hormona del crecimiento, durante el sueño, que juega un papel en el crecimiento físico y la maduración así como en otros procesos metabólicos (Bartke, Sun, & Longo, 2013).

    Una ilustración de un cerebro muestra las ubicaciones del hipotálamo, tálamo, pones, núcleo supraquiasmático, glándula pituitaria y glándula pineal.
    Figura\(\PageIndex{2}\): Las glándulas pineal y pituitaria secretan una serie de hormonas durante el sueño.

    ¿Por qué dormimos?

    Dado el papel central que juega el sueño en nuestras vidas y la cantidad de consecuencias adversas que se han asociado con la privación del sueño, uno pensaría que tendríamos una comprensión clara de por qué es que dormimos. Desafortunadamente, este no es el caso; sin embargo, se han propuesto varias hipótesis para explicar la función del sueño.

    Función Adaptativa del Sueño

    Una hipótesis popular del sueño incorpora la perspectiva de la psicología evolutiva. La psicología evolutiva es una disciplina que estudia cómo los patrones universales de comportamiento y procesos cognitivos han evolucionado a lo largo del tiempo como resultado de la selección natural. Las variaciones y adaptaciones en la cognición y el comportamiento hacen que los individuos tengan más o menos éxito en la reproducción y transmisión de sus genes a sus crías. Una hipótesis desde esta perspectiva podría argumentar que el sueño es esencial para restaurar los recursos que se gastan durante el día. Así como los osos hibernan en el invierno cuando los recursos son escasos, quizás la gente duerme por la noche para reducir sus gastos energéticos. Si bien esta es una explicación intuitiva del sueño, hay pocas investigaciones que respalden esta explicación. De hecho, se ha sugerido que no hay razón para pensar que las demandas energéticas no podrían abordarse con periodos de descanso e inactividad (Frank, 2006; Rial et al., 2007), y algunas investigaciones han encontrado una correlación negativa entre las demandas energéticas y la cantidad de tiempo que se pasa durmiendo (Capellini , Barton, McNamara, Preston, & Nunn, 2008).

    Otra hipótesis evolutiva del sueño sostiene que nuestros patrones de sueño evolucionaron como una respuesta adaptativa a los riesgos depredadores, que aumentan en la oscuridad. Así dormimos en áreas seguras para reducir la posibilidad de daño. Nuevamente, esta es una explicación intuitiva y atractiva de por qué dormimos. Quizás nuestros antepasados pasaron largos períodos de tiempo dormidos para reducir la atención hacia sí mismos de posibles depredadores. La investigación comparativa indica, sin embargo, que la relación que existe entre el riesgo depredador y el sueño es muy compleja y equívoca. Algunas investigaciones sugieren que las especies que enfrentan mayores riesgos depredadores duermen menos horas que otras especies (Capellini et al., 2008), mientras que otros investigadores sugieren que no existe relación entre la cantidad de tiempo que una especie determinada pasa en sueño profundo y su riesgo de depredación (Lesku, Roth, Amlaner, & Lima, 2006).

    Es muy posible que el sueño no cumpla una sola función universalmente adaptativa, y diferentes especies hayan evolucionado diferentes patrones de sueño en respuesta a sus presiones evolutivas únicas. Si bien hemos discutido los resultados negativos asociados con la privación del sueño, hay que señalar que hay muchos beneficios que se asocian con cantidades adecuadas de sueño. Algunos de estos beneficios enumerados por la Fundación Nacional del Sueño (n.d.) incluyen mantener un peso saludable, disminuir los niveles de estrés, mejorar el estado de ánimo y aumentar la coordinación motora, así como una serie de beneficios relacionados con la cognición y la formación de la memoria.

    Función Cognitiva del Sueño

    Otra teoría sobre por qué dormimos involucra la importancia del sueño para la función cognitiva y la formación de la memoria (Rattenborg, Lesku, Martínez-González, & Lima, 2007). De hecho, sabemos que la privación del sueño resulta en interrupciones en los déficits cognitivos y de memoria (Brown, 2012), lo que lleva a deficiencias en nuestras habilidades para mantener la atención, tomar decisiones y recordar recuerdos a largo plazo. Además, estas deficiencias se vuelven más severas a medida que aumenta la cantidad de privación del sueño (Alhola y Polo-Kantola, 2007). Además, el sueño de onda lenta después de aprender una nueva tarea puede mejorar el rendimiento resultante en esa tarea (Huber, Ghilardi, Massimini, & Tononi, 2004) y parece esencial para la formación efectiva de la memoria (Stickgold, 2005). Comprender el impacto del sueño en la función cognitiva debería ayudarte a entender que abarrotar toda la noche para una prueba puede no ser efectivo e incluso puede resultar contraproducente.

    El sueño también se ha asociado con otros beneficios cognitivos. La investigación indica que entre estos posibles beneficios se encuentran el aumento de las capacidades para el pensamiento creativo (Cai, Mednick, Harrison, Kanady, & Mednick, 2009; Wagner, Gais, Haider, Verleger, & Born, 2004), aprendizaje de idiomas (Fenn, Nusbaum, & Margoliash, 2003; Gómez, Bootzin, & Nadel, 2006), y juicios inferenciales (Ellenbogen, Hu, Payne, Titone, & Walker, 2007). Es posible que incluso el procesamiento de la información emocional esté influenciado por ciertos aspectos del sueño (Walker, 2009).

    Resumen

    Dedicamos una porción muy grande de tiempo a dormir, y nuestros cerebros tienen sistemas complejos que controlan diversos aspectos del sueño. Varias hormonas importantes para el crecimiento físico y la maduración son secretadas durante el sueño. Si bien la razón por la que dormimos sigue siendo una especie de misterio, hay alguna evidencia que sugiere que dormir es muy importante para el aprendizaje y la memoria.

    Glosario

    psicología evolutiva
    disciplina que estudia cómo los patrones universales de comportamiento y procesos cognitivos han evolucionado a lo largo del tiempo como resultado de la selección natural
    rebote del sueño
    Las personas privadas de sueño experimentarán latencias de sueño más cortas durante las oportunidades posteriores para dormir

    Contributors and Attributions


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