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5.2: Motivación

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    146649
    • Wikipedia
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    Acerca de las unidades y los motivos

    La motivación es una noción extendida, que se refiere al inicio, control y sostenimiento de las actividades corporales y mentales. Se declara por procesos internos y variables que se utilizan para explicar los cambios de comportamiento. Las motivaciones se separan comúnmente en dos tipos:

    1.Impulsiones: describir actos de motivación como la sed o el hambre que tienen fines primordialmente biológicos.

    2.Motivos: son impulsados por mecanismos primordialmente sociales y psicológicos.

    La motivación es una variable intercedente, lo que significa que es una variable que no es directamente observable. Por lo tanto, para estudiar la motivación se debe abordarla a través de variables medibles y observables:

    • Términos observables de variación (variables independientes [1])
    • Indicadores de comportamiento (variables dependientes [2]) e.g.: tasa de aprendizaje, nivel de actividad,...

    Existen dos metodologías principales que se utilizan para manipular impulsiones y motivos en experimentos:

    Estimulación: Iniciando motivos por atracciones aversivas como choques, ruido fuerte, calor o frialdad. Por otro lado, las atracciones pueden activar impulsiones que conducen a estados afectivos positivos, por ejemplo, impulsiones sexuales.

    Privación: significa que se prohíbe el acceso a aspectos elementales de la salud biológica o psicológica, como la nutrición o los contactos sociales. Como resultado lo lleva a motivos o impulsiones que no son comunes para esta especie en condiciones normales.

    Una teoría de las motivaciones fue concebida por Abraham Maslow en 1970 (jerarquía de necesidades de Maslow). Consideró dos tipos de motivación:

    1. Motivación desertada: lleva a los humanos a reconsiderar su equilibrio psíquico y físico.

    2. Motivación de la adolescencia: consigue que las personas pasen viejos eventos y estados de su desarrollo personal.

    Maslow sostiene que todos tienen una jerarquía de necesidades (ver imagen).

    Al respecto, nuestras necesidades innatas podrían ordenarse en una jerarquía, comenzando por las “básicas” y dirigiéndose hacia aspectos más desarrollados de la humanidad. La hipótesis es que lo humano está regido por necesidades menores siempre y cuando no se satisfagan. Si se satisfacen de manera adecuada, el humano se ocupa entonces de necesidades superiores. (comparar con la atención del capítulo)

    330px-Maslow's_hierarchy_of_needs.svg.png

    Jerarquía de necesidades, Maslow (1970)

    Sin embargo, a lo largo de la historia se pueden encontrar ejemplos de personas que voluntariamente practicaron la privación a través del aislamiento, el celibato o la huelga de hambre. Estas personas pueden ser las excepciones a esta hipótesis, pero también pueden tener algunos otros motivos o impulsiones más apremiantes que los induzcan a comportarse de esta manera.

    Parece que los individuos son capaces de resistir ciertos motivos a través de estados cognitivos personales. La capacidad de razonamiento cognitivo y voluntad es una característica típica del ser humano y puede ser la razón de muchas enfermedades psicológicas lo que indica que los humanos no siempre son capaces de manejar todos los estados mentales crecientes. Los humanos son capaces de manipular sus motivos sin conocer las verdaderas causas emocionales y psicológicas. Esto introduce el problema de que la entidad de la conciencia, la inconsciencia y cualquier otra cosa que pueda tomarse en cuenta es esencialmente desconocida. La neurociencia aún no puede proporcionar una explicación concreta de las subestructuras neurológicas de los motivos, pero se ha avanzado considerablemente en la comprensión de los procedimientos neurológicos de las unidades.

    La regulación neurológica de las unidades

    El papel del hipotálamo

    El propósito de las unidades es corregir alteraciones de la homeostasis que es controlada por el hipotálamo. Las desviaciones del rango óptimo de un parámetro regulado como la temperatura son detectadas por neuronas concentradas en la zona periventricular del hipotálamo. Estas neuronas producen entonces una respuesta integrada para devolver el parámetro a su valor óptimo. Esta respuesta generalmente consiste en

    1. Respuesta humoral

    2. Respuesta visceromotora

    3. Respuesta motora somática

    Cuando estás deshidratado, congelado o agotado, las respuestas humorales y visceromotores apropiadas se activan automáticamente, [3] e.g: se movilizan las reservas de grasa corporal, se inhibe la producción de orina, te tiemblas, la sangre se aleja de la superficie corporal,... Pero es mucho más rápido y más eficaces para corregir estas perturbaciones comiendo, bebiendo agua o buscando activamente o generando calor al moverse. Estos son ejemplos de accionamientos generados por el sistema motor somático, y son incitados a emerger por la actividad del hipotálamo lateral.

    A modo de ilustración haremos una breve descripción sobre la base neuronal de la regulación del comportamiento alimentario, que se divide en la regulación a largo plazo y a corto plazo del comportamiento alimentario.

    La regulación a largo plazo del comportamiento alimentario previene los déficits energéticos y se refiere a la regulación de la grasa corporal y la alimentación. En la década de 1940 fue popular el modelo de “doble centro”, que dividió el hipotálamo en un “centro de hambre” (hipotálamo lateral) y un “centro de saciedad” (hipotálamo ventromedial). Esta teoría se desarrolló a partir de los hechos que las lesiones bilaterales del hipotálamo lateral causan anorexia, una disminución severa del apetito por los alimentos (síndrome hipotalámico lateral) y por otro lado las lesiones bilaterales del hipotálamo ventromedial provocan comer en exceso y obesidad (hipotalámico ventromedial síndrome). En fin, se ha demostrado que este “modelo dual” es excesivamente simplista. La razón por la que las lesiones hipotalámicas afectan la grasa corporal y el comportamiento alimentario tiene de hecho mucho que ver con la señalización de leptina. Los adipocitos (células grasas) liberan la hormona leptina, que regula la masa corporal al actuar directamente sobre las neuronas del núcleo arqueado [4] del hipotálamo que disminuye el apetito y aumenta el gasto energético. Una caída en los niveles de leptina estimula otro tipo de neuronas nuleus arqueadas [5] y neuronas en el hipotálamo lateral, [6] que activan la división parasimpática de la ANS y estimulan el comportamiento alimentario. La regulación a corto plazo del comportamiento alimentario se ocupa del apetito y la saciedad. Hasta 1999 los científicos creían que el hambre era meramente la ausencia de saciedad. Esto cambió con el descubrimiento de un péptido llamado grelina, que está altamente concentrado en el estómago y se libera en el torrente sanguíneo cuando el estómago está vacío. En el núcleo arqueado activa las neuronas, [7] que estimulan fuertemente el apetito y el consumo de alimentos. La comida finalmente termina con las acciones concertadas de varias señales de saciedad, como la distensión gástrica y la liberación de insulina. [8] Pero parece que los animales no sólo comen porque quieren comida para saciar su hambre. También comen porque les gusta la comida en un sentido meramente hedonista. La investigación sobre humanos y animales sugiere que el “gusto” y el “querer” están mediados por circuitos separados en el cerebro.

    El papel de la dopamina en la motivación

    A principios de la década de 1950, Peter Milner y James Olds realizaron un experimento en el que a una rata se le implantó un electrodo en su cerebro, por lo que el cerebro podría ser estimulado localmente en cualquier momento. La rata estaba sentada en una caja, que contenía una palanca para comida y agua y una palanca que entregaría un breve estímulo al cerebro al pisar. Al principio la rata vagó por la caja y pisó las palancas por accidente, pero en poco tiempo estaba presionando la palanca para el breve estímulo repetidamente. Este comportamiento se llama autoestimulación eléctrica. En ocasiones las ratas se involucraban tanto en presionar la palanca que se olvidarían de la comida y el agua, deteniéndose sólo después de colapsar por agotamiento. Al parecer, la autoestimulación eléctrica proporcionó una recompensa que reforzó el hábito de presionar la palanca. Las investigaciones fueron capaces de identificar los sitios más efectivos para la autoestimulación en las diferentes regiones del cerebro: el sistema dopamínico mesocorticolímbico. Los fármacos que bloquean los receptores de dopamina redujeron el comportamiento de autoestimulación de la rata. De la misma manera esta droga redujo en gran medida la presión de una palanca para recibir alimentos aunque la rata tuviera hambre. Estos experimentos sugirieron un mecanismo por el cual las recompensas naturales (alimentos, agua, sexo) refuerzan un comportamiento particular. La dopamina juega un papel importante en la adicción a drogas como la heroína, la nicotina y la cocaína. Así, estos fármacos o bien estimulan la liberación de dopamina (heroína, nicotina) o potencian las acciones de dopamina (cocaína) en el núcleo accumbens. La estimulación crónica de esta vía provoca una regulación negativa del sistema de “recompensa” de dopamina. Esta adaptación conduce al fenómeno de la tolerancia a las drogas. De hecho, la interrupción de la droga en animales adictos va acompañada de una marcada disminución en la liberación y función de dopamina en el núcleo accumbens, lo que lleva al síntoma de ansia por el medicamento discontinuado. Se sigue debatiendo el papel exacto de la dopamina en la conducta motivadora. Sin embargo, mucha evidencia sugiere que los animales están motivados para realizar comportamientos que estimulen la liberación de dopamina en el núcleo accumbens y estructuras relacionadas.


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