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1.2: ¿Qué es el Análisis Histórico?

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    El objetivo principal de los estudiantes de las clases de historia y de los historiadores en la práctica es dominar el proceso de Análisis Histórico. La historia es más que una narrativa del pasado; la disciplina se preocupa menos por el quién, qué, dónde y cuándo de un evento, en lugar de centrarse en cómo y por qué ciertos eventos se desarrollaron de la manera en que lo hicieron y lo que significa todo. La historia se trata de argumentos, interpretación y consecuencias. Para completar el análisis histórico de calidad, es decir, para “hacer bien la historia”, se debe usar evidencia apropiada, evaluarla adecuadamente (lo que implica comprender cómo se relaciona con la situación en cuestión) y luego sacar conclusiones apropiadas y significativas basadas en dicha evidencia.

    Las herramientas que utilizamos para analizar el pasado son un conjunto de habilidades aprendidas. Si bien es probable que la historia que disfrutas leyendo parezca estar centrada en una narrativa clara y directa de eventos pasados, crear esa historia es más difícil de lo que imaginas. Escribir historia requiere hacer juicios informados; debemos leer correctamente las fuentes primarias y luego decidir cómo sopesar correctamente los inevitables conflictos entre esas fuentes. Piensa por un momento en un momento polémico en tu propia vida: un accidente de tráfico quizás o una ruptura entre amigos. ¿No lo informaron de manera diferente las diversas fuentes que lo vivieron —ambas partes, testigos, autoridades—? Pero cuando contaste la historia de lo que les pasó a otros, contaste una historia sin fisuras, la cual, ya fuera consciente de ello o no, requería decidir qué informe, o qué puntos discretos de diferentes informes, tenía más sentido. Incluso la decisión de dejar un punto de inflexión en particular vago (“es un punto que él dijo/ella dijo incognoscible”) refleja el tipo de juicio que tus oyentes esperan de ti.

    Utilizamos este mismo juicio cuando usamos fuentes primarias para escribir historia; aunque en nuestro caso existen reglas, o al menos pautas, sobre la toma de esas decisiones. (Para obtener indicaciones precisas sobre la lectura de fuentes primarias, consulte las secciones sobre “Lectura de fuentes primarias” en el siguiente capítulo). Para sopesar el valor de una fuente contra otras fuentes, debemos estar lo más informados posible sobre el contexto histórico de esa fuente, la perspectiva del creador de la fuente y las circunstancias de su creación. En efecto, al intentar descubrir lo ocurrido, los historiadores deben conocer esas circunstancias y luego poder evaluar su impacto en lo que revela la fuente. Cada actor en un momento histórico trae sus propios sesgos culturales y expectativas preconcebidas, y esos sesgos son parte integral de las fuentes que dejan atrás. Corresponde al historiador tejer estas diferencias juntas en su análisis de una manera que sea significativa para los lectores. Deben comparar diferencias en ideologías, valores, comportamientos y tradiciones, así como tomar una multiplicidad de perspectivas, para crear una historia.

    Además de saber tratar sus fuentes, los historiadores y los estudiantes de historia por igual deben contar una historia que vale la pena contar, una que nos ayude como sociedad a entender quiénes somos y cómo llegamos hasta aquí. Como humanos, queremos saber qué causó un resultado particular, o tal vez si un actor o evento pasado es tan similar a un actor o evento actual como parece, o dónde comenzaron los inicios de un movimiento actual. (“¿Qué hizo que Martin Luther King, Jr. fuera líder, cuando otros activistas habían fracasado antes que él?” “¿Las reacciones al Movimiento de Derechos Civiles fueron similares a las del actual movimiento Black Lives Matter?” “¿Qué tan similar es la pandemia de Coronavirus a la pandemia de gripe de 1918?” “¿Quiénes fueron las primeras feministas y qué creían?”) Incluso pequeños aspectos de eventos más grandes pueden ayudar a responder preguntas importantes. (“¿Cómo se desarrolló el movimiento sufragio (o Madres contra conductores ebrios, o el movimiento de derechos de armas, o...) en mi ciudad natal de Texas?”)

    La esencia misma del análisis histórico consiste en analizar las diferentes relaciones de causa y efecto presentes en cada escenario, considerando las formas en que los individuos, las ideas influyentes y las diferentes mentalidades interactúan y se afectan entre sí. Se trata de averiguar qué hechos van juntos para formar una historia coherente, una que nos ayude a entendernos mejor a nosotros mismos y a los demás. Pero tales entendimientos, o de hecho lo que exactamente cuenta como “coherente”, pueden cambiar con cada generación. Ahí es donde entran tú y tus intereses como estudiante de historia. De importancia clave para la disciplina es que nuestro análisis de un evento o individuo sea tentativo o impermanente. El trabajo de los historiadores es estudiar la evidencia disponible y construir conclusiones significativas; por lo tanto, cuando nuevas evidencias y perspectivas (¡incluyendo la tuya!) presentarse bien puede alterar nuestra comprensión del pasado.

    Como señaló la sección de historiografía, una parte significativa del análisis histórico está integrando nuevos entendimientos de acontecimientos pasados y actores con la historia como ya está escrita. No queremos “reinventar la rueda” o simplemente volver a contar la misma historia, usando las mismas fuentes. Aun cuando los estudiosos proporcionan nuevas perspectivas o descubren nuevas evidencias, revisando lo que se pensaba que se conocía, no pueden simplemente ignorar la escritura histórica anterior. En cambio, necesitan abordarlo, vinculando su nuevo entendimiento con la antigua beca como parte de la construcción del conocimiento. A veces la vinculación es un desafío directo a las explicaciones pasadas, pero lo más probable es que la nueva escritura histórica proporcione un matiz a la obra más antigua. Por ejemplo, un erudito podría mirar nuevas pruebas para sugerir un cambio en la periodización (“en realidad el cambio hacia la derecha en el Partido Republicano comenzó mucho antes que las campañas de Ronald Reagan”) o la importancia de diferentes actores (“las mujeres negras de clase media fueron más críticas en la difusión de los progresistas reformas en el Sur de lo que alguna vez pensábamos”). Debido a que los historiadores están preocupados por construir conocimiento y ampliar la beca, eligen sus temas de investigación con miras a sumar a lo que conocemos, tal vez desarrollando nuevas perspectivas sobre fuentes antiguas o encontrando nuevas fuentes.

    Para otra visión sobre el pensamiento histórico, esta ofrecida por la American Historical Association, véase “¿Qué significa pensar históricamente?”


    This page titled 1.2: ¿Qué es el Análisis Histórico? is shared under a CC BY-NC-SA 4.0 license and was authored, remixed, and/or curated by Stephanie Cole, Kimberly Breuer, Scott W. Palmer, and Brandon Blakeslee (Mavs Open Press) via source content that was edited to the style and standards of the LibreTexts platform; a detailed edit history is available upon request.