Saltar al contenido principal
LibreTexts Español

4.15.2: “El cuervo”

  • Page ID
    96708
  • \( \newcommand{\vecs}[1]{\overset { \scriptstyle \rightharpoonup} {\mathbf{#1}} } \)

    \( \newcommand{\vecd}[1]{\overset{-\!-\!\rightharpoonup}{\vphantom{a}\smash {#1}}} \)

    \( \newcommand{\id}{\mathrm{id}}\) \( \newcommand{\Span}{\mathrm{span}}\)

    ( \newcommand{\kernel}{\mathrm{null}\,}\) \( \newcommand{\range}{\mathrm{range}\,}\)

    \( \newcommand{\RealPart}{\mathrm{Re}}\) \( \newcommand{\ImaginaryPart}{\mathrm{Im}}\)

    \( \newcommand{\Argument}{\mathrm{Arg}}\) \( \newcommand{\norm}[1]{\| #1 \|}\)

    \( \newcommand{\inner}[2]{\langle #1, #2 \rangle}\)

    \( \newcommand{\Span}{\mathrm{span}}\)

    \( \newcommand{\id}{\mathrm{id}}\)

    \( \newcommand{\Span}{\mathrm{span}}\)

    \( \newcommand{\kernel}{\mathrm{null}\,}\)

    \( \newcommand{\range}{\mathrm{range}\,}\)

    \( \newcommand{\RealPart}{\mathrm{Re}}\)

    \( \newcommand{\ImaginaryPart}{\mathrm{Im}}\)

    \( \newcommand{\Argument}{\mathrm{Arg}}\)

    \( \newcommand{\norm}[1]{\| #1 \|}\)

    \( \newcommand{\inner}[2]{\langle #1, #2 \rangle}\)

    \( \newcommand{\Span}{\mathrm{span}}\) \( \newcommand{\AA}{\unicode[.8,0]{x212B}}\)

    \( \newcommand{\vectorA}[1]{\vec{#1}}      % arrow\)

    \( \newcommand{\vectorAt}[1]{\vec{\text{#1}}}      % arrow\)

    \( \newcommand{\vectorB}[1]{\overset { \scriptstyle \rightharpoonup} {\mathbf{#1}} } \)

    \( \newcommand{\vectorC}[1]{\textbf{#1}} \)

    \( \newcommand{\vectorD}[1]{\overrightarrow{#1}} \)

    \( \newcommand{\vectorDt}[1]{\overrightarrow{\text{#1}}} \)

    \( \newcommand{\vectE}[1]{\overset{-\!-\!\rightharpoonup}{\vphantom{a}\smash{\mathbf {#1}}}} \)

    \( \newcommand{\vecs}[1]{\overset { \scriptstyle \rightharpoonup} {\mathbf{#1}} } \)

    \( \newcommand{\vecd}[1]{\overset{-\!-\!\rightharpoonup}{\vphantom{a}\smash {#1}}} \)

    (1845)

    Érase una medianoche lúgubre, mientras reflexionaba, débil y cansado,
    Sobre muchos un volumen pintoresco y curioso de tradición olvidada,
    Mientras asintiera, casi siesta, de pronto llegó un golpeteo,
    Como de alguien rapeando suavemente, rapeando a la puerta de mi cámara.
    “Es un visitante”, murmuré, “tocando en la puerta de mi cámara—
    Sólo esto, y nada más”.

    Ah, claramente recuerdo que fue en el sombrío diciembre,
    Y cada ascua moribunda separada forjó su fantasma en el suelo.
    Con impaciencia deseé el día siguiente; —en vano había tratado de pedir prestado
    De mis libros sobrecesar de la tristeza— pena por el perdido Lenore—
    Por la doncella rara y radiante a quien los ángeles llaman Lenore—
    Sin nombre aquí para siempre.

    Y el sedoso triste susurro incierto de cada cortina púrpura Me
    emocionó —me llenó de terrores fantásticos nunca antes sentidos;
    Así que ahora, para seguir con el latido de mi corazón, me quedé repitiendo
    “'Es algún visitante suplicando entrada en la puerta de mi cámara—
    Algunos visitante tardío suplicando entrada en la puerta de mi recámara; —
    Esto es, y nada más”.

    Ahora mi alma se hizo más fuerte; dudando entonces ya no,
    “Señor”, dije yo, “o señora, de verdad su perdón le imploro;
    pero el hecho es que estaba tomando la siesta, y tan gentilmente vino rapeando,
    Y tan débilmente vino golpeando, golpeando la puerta de mi cámara,
    Que yo escaso estaba seguro de que te escuché “—aquí abrí de par en par la puerta; ——
    Oscuridad allá y nada más.

    En lo profundo de esa oscuridad mirando, mucho tiempo estuve allí preguntándome, temiendo,
    Dudando, soñando sueños ningún mortal jamás se atrevió a soñar antes;
    Pero el silencio fue intacto, y la oscuridad no dio ninguna señal,
    Y la única palabra que se pronunció fue la palabra susurrada: “¡Lenore!”
    Esto susurré, y un eco murmuró la palabra: “¡Lenore!” —
    Simplemente esto, y nada más.

    De vuelta a la cámara girando, toda mi alma dentro de mí ardiendo,
    Pronto oí de nuevo un golpeteo algo más fuerte que antes.
    “Seguramente”, dije yo, “seguramente eso es algo en mi celosía de la ventana;
    déjame ver, entonces, qué hay ahí, y este misterio explore—
    Que mi corazón esté quieto un momento y este misterio explore; —
    '¡Es el viento y nada más!”

    Abierta aquí tiré la persiana, cuando, con muchos un flirteo y aleteo,
    En allí pisó un cuervo señorial de los santos días de antaño;
    Ni la menor reverencia le hizo; ni un instante se detuvo ni se quedó él;
    Pero, con mien de señor o señora, encaramado por encima de la puerta de mi cámara—
    Encaramado sobre un busto de Pallas justo encima de la puerta de mi cámara—
    Encaramado, y sentado, y nada más.

    Entonces este pájaro de ébano que engaña mi triste fantasía para sonreír,
    Por la tumba y el severo decoro del semblante que llevaba,
    “Aunque tu cresta sea esquilada y afeitada, tú”, dije, “seguro que no tienes cobarde,
    espantoso cuervo sombrío y antiguo vagando de la orilla nocturna—
    ¡Dime cuál es tu nombre señorial en la orilla plutónica de la Noche!”
    Quoth el cuervo “Nunca más”.

    Mucho me maravillé a esta ave desgarrada para escuchar el discurso tan claramente,
    Aunque su respuesta poco significado—poca relevancia aburrida;
    pues no podemos dejar de estar de acuerdo en que ningún ser
    humano vivo Hasta ahora fue bendecido con ver aves por encima de la puerta de su cámara—
    Pájaro o bestia sobre el busto esculpido sobre la puerta de su cámara,
    Con nombre como “Nunca más”.

    Pero el cuervo, sentado solo en el plácido busto, solo hablaba
    Esa palabra, como si su alma en esa palabra sí brotara.
    Nada más lejos entonces pronunció —ni una pluma entonces revoloteó—
    hasta que apenas murmuré más que “Otros amigos han volado antes—
    Al día siguiente me dejará, como mis esperanzas han volado antes”.
    Entonces el pájaro dijo “Nunca más”.

    Sorprendido por la quietud rota por la respuesta tan acertadamente pronunciada,
    “Sin duda”, dije yo, “lo que pronuncia es su único stock y tienda
    Atrapado de algún maestro infeliz a quien despiadado Desastre
    Siguió rápido y siguió más rápido hasta que sus canciones llevaban una carga—
    Hasta las dirges de su Esperanza que la carga melancólica soportó
    De “Nunca, nunca más”.

    Pero el cuervo sigue seduciendo toda mi triste alma para que sonriera,
    Straight rodé un asiento acolchado frente al pájaro, y busto y puerta;
    Entonces, al hundirse el terciopelo, me puse a parpadear
    Fancy a fantasía, pensando en lo que este siniestro pájaro de antaño—
    Lo que
    significó este ave sombría, desgarrada, espantosa, demacrada y ominosa de antaño al croar “Nunca más”.

    Esto me senté ocupado en adivinar, pero ninguna sílaba expresando Al
    ave cuyos ojos ardientes ahora ardieron en el núcleo de mi seno;
    Esto y más me senté adivinando, con la cabeza a gusto reclinada
    Sobre el forro de terciopelo del cojín que la luz de la lámpara se regodeaba o'er,
    Pero cuyo forro de terciopelo violeta con la luz de la lámpara regodeando o'er,
    Ella presionara, ah, nunca mas!

    Entonces, pensé, el aire se volvió más denso, perfumado de un incensario invisible
    balanceado por Ángeles cuyas tenues caídas de pies tintinearon en el piso copetudo.
    “Desgraciado —exclamé—, tu Dios te ha prestado el —por estos ángeles te ha enviado respiro
    — respiro y nepenthe de tus recuerdos de Lenore;
    Quaff, ¡oh, quaff esta especie nepenthe y olvida a este Lenore perdido!”
    Quoth el cuervo, “Nunca más”.

    “¡Profeta!” dije yo, “¡cosa del mal! —profeta todavía, si pájaro o diablo! —
    Ya sea Tempter enviado, o si tempestad te arrojó aquí a tierra,
    Desolado pero todo impávido, en esta tierra desértica encantada—
    En esta casa por Horror atormentado —dime de verdad, imploro—
    ¿Hay— hay bálsamo en Galaad? —dime— ¡dime, te lo imploro!”
    Quoth el cuervo, “Nunca más”.

    “¡Profeta!” Yo dije: “cosa del mal — ¡profeta todavía, si pájaro o diablo!
    Por ese Cielo que se dobla por encima de nosotros—por ese Dios que ambos adoramos—
    Dile a esta alma cargada de tristeza si, dentro de la lejana Aidenn,
    Se agarrará a una doncella santa a la que los ángeles llaman Lenore—
    Encorchar a una doncella rara y radiante a la que los ángeles llaman Lenore”.
    Quoth el cuervo, “Nunca más”.

    “¡Sea esa palabra nuestro signo de despedida, pájaro o demonio!” Grité, advenedizo—
    “¡Vuelve a la tempestad y a la orilla plutónica de la noche!
    ¡No dejes penacho negro como muestra de esa mentira que tu alma ha hablado!
    ¡Deja mi soledad intacta! —deja el busto encima de mi puerta!
    ¡Toma tu pico de mi corazón, y toma tu forma de fuera de mi puerta!”
    Quoth el cuervo, “Nunca más”.

    Y el cuervo, nunca revoloteando, todavía está sentado, sigue sentado
    Sobre el pálido busto de Pallas justo encima de la puerta de mi cámara;
    Y sus ojos tienen toda la apariencia de un demonio que está soñando,
    Y la lámpara-luz o'er él que fluye arroja su sombra al suelo;
    Y mi alma de fuera esa sombra que yace flotando en el suelo
    Será levantada, ¡nunca más!


    4.15.2: “El cuervo” is shared under a not declared license and was authored, remixed, and/or curated by LibreTexts.