Saltar al contenido principal
LibreTexts Español

17.3: Sistemas socioecológicos acoplados e implicaciones para la seguridad en salud

  • Page ID
    133936
  • \( \newcommand{\vecs}[1]{\overset { \scriptstyle \rightharpoonup} {\mathbf{#1}} } \)

    \( \newcommand{\vecd}[1]{\overset{-\!-\!\rightharpoonup}{\vphantom{a}\smash {#1}}} \)

    \( \newcommand{\id}{\mathrm{id}}\) \( \newcommand{\Span}{\mathrm{span}}\)

    ( \newcommand{\kernel}{\mathrm{null}\,}\) \( \newcommand{\range}{\mathrm{range}\,}\)

    \( \newcommand{\RealPart}{\mathrm{Re}}\) \( \newcommand{\ImaginaryPart}{\mathrm{Im}}\)

    \( \newcommand{\Argument}{\mathrm{Arg}}\) \( \newcommand{\norm}[1]{\| #1 \|}\)

    \( \newcommand{\inner}[2]{\langle #1, #2 \rangle}\)

    \( \newcommand{\Span}{\mathrm{span}}\)

    \( \newcommand{\id}{\mathrm{id}}\)

    \( \newcommand{\Span}{\mathrm{span}}\)

    \( \newcommand{\kernel}{\mathrm{null}\,}\)

    \( \newcommand{\range}{\mathrm{range}\,}\)

    \( \newcommand{\RealPart}{\mathrm{Re}}\)

    \( \newcommand{\ImaginaryPart}{\mathrm{Im}}\)

    \( \newcommand{\Argument}{\mathrm{Arg}}\)

    \( \newcommand{\norm}[1]{\| #1 \|}\)

    \( \newcommand{\inner}[2]{\langle #1, #2 \rangle}\)

    \( \newcommand{\Span}{\mathrm{span}}\) \( \newcommand{\AA}{\unicode[.8,0]{x212B}}\)

    \( \newcommand{\vectorA}[1]{\vec{#1}}      % arrow\)

    \( \newcommand{\vectorAt}[1]{\vec{\text{#1}}}      % arrow\)

    \( \newcommand{\vectorB}[1]{\overset { \scriptstyle \rightharpoonup} {\mathbf{#1}} } \)

    \( \newcommand{\vectorC}[1]{\textbf{#1}} \)

    \( \newcommand{\vectorD}[1]{\overrightarrow{#1}} \)

    \( \newcommand{\vectorDt}[1]{\overrightarrow{\text{#1}}} \)

    \( \newcommand{\vectE}[1]{\overset{-\!-\!\rightharpoonup}{\vphantom{a}\smash{\mathbf {#1}}}} \)

    \( \newcommand{\vecs}[1]{\overset { \scriptstyle \rightharpoonup} {\mathbf{#1}} } \)

    \( \newcommand{\vecd}[1]{\overset{-\!-\!\rightharpoonup}{\vphantom{a}\smash {#1}}} \)

    Pasamos ahora nuestra atención a la interfaz entre los sistemas sociales y ecológicos y las implicaciones para la salud, reconociendo el trabajo fundacional con relevancia directa para la seguridad en salud, y moviéndonos para describir el valor de considerar la seguridad de salud en relación con los sistemas socioecológicos y el discurso de resiliencia. Algunos argumentarían que la Carta de Ottawa para la Promoción de la Salud (OMS, 1986) ofrece un precursor de un enfoque más integrador de la seguridad sanitaria, con su énfasis en que las mejoras en la salud requerían de una base segura en los prerrequisitos básicos para la salud, enumerando estos requisitos previos como: paz, refugio, educación, alimentación, ingresos, ecosistema estable, recursos sustentables, justicia social y equidad. Este énfasis llevó al llamado de la Carta de Ottawa a un “enfoque socioecológico” de la salud, señalando:

    Los vínculos inextricables entre las personas y su entorno constituyen la base de un enfoque socioecológico de la salud. El principio rector general para el mundo, las naciones, las regiones y las comunidades por igual es la necesidad de fomentar el mantenimiento recíproco, para cuidarnos unos a otros, a nuestras comunidades y a nuestro entorno natural. (OMS, 1986, Sección 2, Artículo 2 'Crear ambientes de apoyo', n.p.)

    El valor de la orientación social y ecológica combinada a la salud se ha hecho eco y se ha reiterado a través de décadas posteriores de esfuerzos de salud pública. Junto con los esfuerzos por involucrarse plenamente con los determinantes ecológicos y sociales de la salud (ver Cole et al., 1999; Edwards & Davison, 2015; Horwitz & Parkes, 2019; McLaren & Hawe, 2005; Parkes et al., 2003), un énfasis combinado en los determinantes sociales y ecológicos de la salud se puede ver a través de campos emergentes de investigación y práctica de salud pública como la ecosalud, equidad en salud ambiental, One Health y salud planetaria (ver Buse, Oestreicher et al., 2018). Además de esfuerzos enfocados en la salud de los humanos (y otras especies), un importante cuerpo de trabajo concurrente ha generado una mayor atención a los sistemas socioecológicos (SES), el cambio y la resiliencia, y ofrece un complemento muy útil para una comprensión integradora de la seguridad en salud. El resto de esta sección, ofrece una visión general de la dinámica de los sistemas sociales y ecológicos acoplados antes de vincularlos a las dimensiones emergentes de seguridad sanitaria del cambio ecológico, y regresar a los beneficios de una orientación integradora, social y ecológica para la seguridad en salud.

    ¿Qué son los sistemas socio-ecológicos 'resilientes'?

    Los SES son conjuntos complejos de actores sociales, instituciones y unidades bio-geofísicas, que se adaptan y responden a choques o cambios en función de su composición, función y orientaciones espaciales y temporales (Berkes et al., 2003; Levin, 1998). En otras palabras, los SES se refieren a las relaciones de los sistemas sociales (es decir, la sociedad) con los sistemas ecológicos y los servicios ecosistémicos que proporcionan condiciones para que la vida se sostenga y florezca (Holling, 2001). Así, no solo los procesos ecosistémicos son esenciales para el funcionamiento de los sistemas socioecológicos, sino también las relaciones humanas, las instituciones y las dinámicas de poder que gobiernan los sistemas sociales y ecológicos por igual (Cote & Nightingale, 2012; Cretney, 2014; Smith & Stirling, 2010).

    Los SES tienden a anidarse dentro de múltiples sistemas jerárquicos, donde los sistemas más pequeños se mueven rápidamente a través de procesos de explotación, conservación, liberación y reorganización (Holling, 2001). Holling (1986) utilizó el ejemplo de los incendios forestales para describir cómo crecería un sistema forestal, explotando los recursos disponibles de oxígeno, tierra y nutrientes del suelo, finalmente desplazando a otros elementos y produciendo competencia sobre recursos que requieren que el bosque finalmente los conserve recursos. Cuando se dispara en las condiciones adecuadas, a veces por un evento exógeno como un rayo de una tormenta, un incendio podría liberar las cantidades masivas de energía almacenada y potencial del sistema, creando en última instancia oportunidades para la reorganización en un sistema similar (por ejemplo, un bosque), o en un nuevo sistema en conjunto. Denominado a lo que Gunderson y Holling llaman “panarquía”, el SES adaptativo se basa en la capacidad de que los sistemas que operan a diferentes escalas espaciales y temporales experimenten con nuevos ensamblajes a pequeñas escalas, mientras que los sistemas más grandes y de movimiento más lento protegen contra el cambio de sistemas catastróficos y al mismo tiempo se benefician desde la innovación, creación y conservación de sistemas más pequeños (Gunderson & Holling, 2002; Holling, 2001).

    El SES saltó a la fama principalmente al considerar la resiliencia de los sistemas ecológicos y las comunidades humanas en relación con los desastres naturales y los problemas de manejo de recursos (Folke, 2006; Gunderson, 2010). A menudo se discuten los SES en términos de su resiliencia, vulnerabilidad y adaptabilidad a través del tiempo y el espacio geográfico (Young, 2014). El enfoque de resiliencia enfatiza que los sistemas se caracterizan por dinámicas no lineales, umbrales y puntos de inflexión para el cambio, la incertidumbre, y tienen múltiples interacciones a través del tiempo y el espacio (Folke, 2006; Walker et al., 2004). La resiliencia típicamente refleja la capacidad de un sistema para responder a los choques para volver a su función original, pero se ha reconocido cada vez más que “rebotar” a un sistema que es inherentemente insostenible puede ser problemático en el contexto del SES y, por lo tanto, gran parte de la erudición convencional enfatiza el aprendizaje de los sistemas y los actores dentro de ellos y su capacidad para “rebotar hacia adelante”, aprender de los choques y finalmente autoorganizarse para producir una respuesta de sistemas más efectiva (Berbes-Blasquez et al., 2014). En consecuencia, un sistema resiliente es más capaz de adaptarse a los choques y podría responder de manera proactiva o reactiva a las vulnerabilidades del sistema para minimizar los impactos del choque en todo el sistema o para sus componentes específicos. Junto a la resiliencia, un enfoque en el cambio socio-ecológico está alimentando la atención necesaria para comprender los procesos de transformación en comunidades y sociedades (Andrachuk & Armitage, 2015; Chandra et al., 2010; Kull et al., 2018) de formas altamente relevantes para nuestra salud y seguridad futuras.

    El reconocimiento de los vínculos entre la resiliencia del SES, el cambio y los determinantes de la salud se está expandiendo (Berbes-Blasquez et al., 2014; Bunch et al., 2011). En efecto, se ha argumentado que, dentro de contextos específicos del SES, por ejemplo, cuencas hidrográficas y cuencas hidrográficas, que “la promoción de la salud y la resiliencia convergen hacia un objetivo común: cultivar una capacidad duradera para responder positivamente al cambio y a los desafíos” (Parkes & Horwitz, 2009, p. 100). Dado que la seguridad sanitaria siempre tendrá que abordar choques, cambios y desafíos, argumentamos que la comprensión tanto de la resiliencia como de la salud en el SES será esencial para que la seguridad en salud sea entendida de una manera que aborde activamente el cambio social y ecológico combinado y convergente.

    Impulsores ecológicos de la inseguridad sanitaria en sistemas socioecológicos acoplados

    El siglo XXI ha presentado dramáticos cambios ambientales naturales y antropogénicos que plantean riesgos únicos para la salud humana. Por ejemplo, el cambio climático ha elevado las temperaturas globales donde 17 de los 18 años más cálidos registrados han ocurrido desde el giro del 21 st CE (NASA, 2018). Como resultado del aumento de la contaminación por carbono, la acidificación de los océanos amenaza todas las formas de vida marina, y en 2015 la Gran Barrera de Coral experimentó el mayor evento de blanqueo que jamás haya ocurrido con efectos nocivos sobre la biodiversidad marina en esa área. Además, el uso de artículos de consumo no biodegradables ha provocado otras formas de estrés ecológico marino. Ahora hay al menos cinco enormes parches de basura en los océanos del planeta compuestos casi en su totalidad por microplásticos y productos plásticos. Esta contaminación existe a una escala antes inimaginable, impactando la vida marina e impactando la biodiversidad del océano. En la tierra, la deforestación —la destrucción permanente de un bosque para dar paso a otros usos de la tierra— da como resultado una pérdida estimada de 18.7 millones de acres de bosques cada año (WWF, 2018), lo que contribuye a aproximadamente el 15% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Otras formas de 'desarrollo' de recursos a gran escala (por ejemplo, la construcción de presas hidroeléctricas, minas, fracking de gas natural, etc.) también contribuyen a estas tendencias, al tiempo que crean perturbaciones lineales masivas en el paisaje para apoyar la infraestructura, y a menudo contribuyen a la mala calidad del aire y el agua contaminación.

    Estos cambios en los ambientes marinos, terrestres y atmosféricos son tan grandes, que los geólogos sostienen que ahora vivimos en una nueva época geológica llamada el Antropoceno donde la especie humana es la fuerza bio-geo-química impulsora para el cambio ecológico; (Crutzen, 2006; Lewis & Maslin, 2015). Tan grande es la influencia humana en el planeta que algunos científicos describen nuestra influencia en el orden natural del planeta como la 'gran aceleración' (Steffen et al., 2007), mediante la cual al menos cinco límites del sistema planetario incluyendo el cambio climático, la integridad de la biosfera medida por la diversidad genética planetaria bajo lo que actualmente es la sexta extinción masiva más grande del mundo, cambio del sistema terrestre (es decir, alterar los sistemas naturales y la cubierta terrestre en otras formas que pueden ser inconmensurables con los servicios de aprovisionamiento y regulación de cualquier ecosistema dado), y la interrupción de los flujos biogeoquímicos de nitrógeno y fósforo que regular numerosos procesos requeridos para sustentar la vida en el planeta (Steffen et al., 2015).

    Se está prestando creciente atención a las vías por las cuales el cambio ambiental o ecológico influye en la salud a través de la alteración o alteración de los servicios ecosistémicos (Fisher et al. 2009). Los servicios ecosistémicos se refieren a las cosas que proporciona la naturaleza que permiten sostener la vida en el planeta (De Groot et al., 2002). La seguridad alimentaria y el agua dependen de los servicios ecosistémicos. Por lo general, los servicios ecosistémicos se agrupan en varias categorías de servicios. Los servicios de aprovisionamiento se refieren a la producción de alimentos y agua para especies humanas y no humanas, pero también a la producción de recursos genéticos y energía. Los servicios de regulación regulan los ecosistemas de control y los sistemas biofísicos para que operen dentro de límites seguros, como la regulación del sistema climático a través del secuestro de carbono, la descomposición de desechos o el control de plagas y enfermedades. Los servicios de apoyo permiten que los servicios continúen funcionando a través del ciclo de nutrientes, la provisión de hábitat o la polinización, permitiendo que los ecosistemas brinden otros servicios incluyendo tanto la provisión como la regulación. Los servicios culturales se refieren a los servicios espirituales, culturales, terapéuticos y recreativos que brinda la naturaleza, predominantemente a poblaciones humanas (Duraiappah et al., 2005).

    Se puede argumentar que aquellos que tienen la suerte de vivir en países en etapas de capitalismo avanzado (por ejemplo, principalmente los llamados países “occidentales” o “industrializados”) están protegidos de las presiones ecológicas que modifican los servicios ecosistémicos, a través de la infraestructura, los servicios sociales y de salud y la emergencia. manejo de respuesta construir capacidad de adaptación a cambios ecológicos adversos. Aun así, la tasa y escala del cambio social y ecológico en una variedad de contextos está impulsando una creciente atención a los servicios ecosistémicos como una forma de entender los impactos en la salud a través de escalas (Horwitz & Parkes, 2016) y ejemplos de los impactos en la salud de alterar y proteger los servicios ecosistémicos se están expandiendo ( McFarlane et al., en prensa). A pesar de que los ecosistemas son bases no negociables para la salud y el bienestar en todo el planeta (Horwitz & Parkes, 2016), gran parte de la atención y los impactos más pronunciados sobre la salud de los servicios ecosistémicos alterados se desarrollarán (como el discurso de seguridad sanitaria) en los ingresos bajos y medios países. En estos contextos, los desafíos de la seguridad sanitaria se ven agravados por el hecho de que la capacidad para abordar la salud y sus determinantes puede ser más limitada en comparación con las naciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), socavando aún más los esfuerzos dirigidos hacia el Desarrollo Sustentable Objetivos (ver Capítulo 3).

    Por ejemplo, la actual crisis humanitaria en Yemen se debe en gran parte a las condiciones de sequía que han dejado a 17 millones de personas sin una nutrición adecuada, lo que ha llevado tanto a desnutrición como a brotes de cólera. La crisis humanitaria en Siria, que —al momento de escribir este capítulo— continúa desarrollándose, fue impulsada en gran medida por el descontento civil derivado de la confluencia de insatisfacción con el presidente Bashar al-Assad y el período de sequía más intenso que Siria haya registrado jamás, resultando en fallas en las cosechas, al alza los precios de los alimentos y la migración del campo a la ciudad. Esto finalmente condujo a una guerra civil y a la necesidad de una reubicación masiva de 13.5 millones de sirios que requirieron asistencia humanitaria, destacando aún más las dimensiones de seguridad humana del cambio ambiental prolongado (es decir, la sequía) que puede conducir a conflictos violentos (Barnett y Adger, 2007). Menos dramática ha sido la situación de Ciudad del Cabo en Sudáfrica, la primera ciudad en acercarse al 'Día Cero' —el día en que la ciudad se quedaría sin agua potable debido a la prolongada sequía— desencadenando una serie de restricciones de agua y la necesidad de visitar las bombas locales a través de un sistema de cuotas.

    La economía de África occidental quedó paralizada durante la crisis del ébola de 2014 que mató a 11 000 millones y provocó pérdidas económicas de US$3 mil millones en toda la región (Nkengasong et al., 2017). El ébola fue impulsado por la fragmentación de las selvas tropicales de África Occidental a través de la expansión de proyectos de desarrollo de recursos, el aumento de la interacción entre animales y humanos resultando en casos incidentes (Rulli et al., 2017) y posterior rápido aumento de la incidencia (Jones et al., 2013). La propagación de enfermedades infecciosas como el ébola también requiere importantes esfuerzos multilaterales de contención para ser coordinados en toda la región e internacionalmente (Davies et al., 2015; Kalra et al., 2014; OMS, 2016).

    Sinergias potenciales: Vincular los conocimientos socioecológicos con la seguridad de la salud

    Cada uno de los ejemplos enumerados anteriormente demuestra la complejidad de vincular cambios ecológicos a gran escala y lentos con procesos de cambio social y sus impactos en la salud humana en regiones globales particulares. Sin embargo, ningún lugar del planeta está completamente desprovisto de los riesgos para la salud derivados del cambio ecológico, pero muchos de los impactos a la seguridad de la salud serán específicos del lugar, por lo que el cambio ecológico interactuará con contextos sociales y ecológicos únicos, junto con las desigualdades entre y dentro de los grupos poblacionales según a los determinantes de la salud y las interacciones en los mismos (MacIntyre et al., 2018). En otras palabras, los componentes sociales y ecológicos del SES influirán en las vulnerabilidades específicas del lugar y la capacidad adaptativa que, en última instancia, influyen en la resiliencia de ese sistema para promover buenos resultados para las personas, otras especies y el medio ambiente (Ellis et al., 2018; Stokols, 1996). Ejemplos de estas variaciones incluyen el rango de respuestas en Australia, Canadá, Europa y Estados Unidos, al impacto creciente de incendios forestales significativos en la última década en asociación con el cambio climático (Abatzoglou et al., 2018; Tett et al., 2018). Estos incendios resultan en pérdida de vidas, propiedades y medios de vida con implicaciones significativas para la salud mental y el acceso a los servicios de salud durante las emergencias (Dodd et al., 2018). El cambio climático impulsa aún más eventos de calor extremo, clima violento e inundaciones y marejadas ciclónicas que están afectando cada vez más a las comunidades costeras, cada una de las cuales soporta impactos que sienten desproporcionadamente los que ya están más desfavorecidos en nuestra sociedad (Watts et al., 2017; Watts et al., 2018).

    Así, el cambio social y ecológico asociado precipitará una mayor preocupación por la salud de las personas y las poblaciones, incluyendo una serie de preocupaciones de equidad (considerar la equidad social y ambiental, la equidad intergeneracional y la equidad entre especies), lo que, a su vez, desafiará las respuestas de gobernanza a construir capacidad adaptativa entre los más vulnerables (Quinn & Kumar, 2014). Estos temas de salud no solo se distribuirán diferencialmente entre grupos poblacionales y especies no humanas (injusticia ambiental y ecológica (Low & Gleeson, 1998)), sino que acompañarán la inseguridad laboral y riesgos psicosociales significativos que constituyen amenazas adicionales a la seguridad sanitaria a través de morbilidad directa y mortalidad dentro y entre grupos de población, lo que resulta en un aumento de los costos de salud y del sistema social a medida que luchamos por adaptarnos y responder al cambio ecológico.

    Estos ejemplos subrayan una visión clave para la seguridad de la salud que se puede obtener de la comprensión de los desafíos contextuales y las implicaciones del SES: esa es una necesidad de una atención más matizada al desafío de las preocupaciones de seguridad de la salud a través de diferentes escalas (ver Buse, Smith, et al., 2018), y, en particular, - necesitan considerar el cambio socioecológico y las preocupaciones de seguridad sanitaria, no solo en el planetario, o el más local, sino también a la mesoescala (Galway et al., 2016; Horwitz & Parkes, 2019.


    17.3: Sistemas socioecológicos acoplados e implicaciones para la seguridad en salud is shared under a not declared license and was authored, remixed, and/or curated by LibreTexts.