Hacia una teoría de lo personal y lo crítico: abrazar incompatibilidades

Los ejemplos prácticos de las tareas lingüísticas anteriores, que combinan una perspectiva ética, individual así como crítica con preocupaciones vocacionales, no pretende ser un simple casamiento de enfoques liberalistas e instrumentistas. La acentuación de las preocupaciones cosmopolitas y éticas que pueden haber encontrado su origen en el paradigma humanista liberal trasciende esa particular perspectiva filosófica, y puede ser fácilmente asumida por la perspectiva crítica postestructuralista del mapeo discursivo.

La incompatibilidad y tensiones aparentes que sustentan este estudio en los conflictos filosóficos percibidos en muchos de los conceptos que he estado defendiendo no es tal vez tanto problema como a veces se supone. En esto me recuerda el término Conceptualismo Romántico, término académico del arte, descrito en 2006 por el crítico holandés Jan Verwoert para referirse al arte conceptual. Los dos términos no son tan incompatibles como parecen. El arte conceptual, ya sea instalación, video o performance, a menudo se asocia con un enfoque intelectual frío del arte y una rigurosa atención a la simplicidad de la forma. Sin embargo, muchas piezas de arte conceptual hacen llamar la atención con frecuencia sobre los procesos reales de producir significado, apoyándose en los recuerdos y la expresión de la emoción. Así se está romantizando lo conceptual. De manera similar, un compromiso intelectual con el texto, el lenguaje y la escritura puede basarse en los procesos reales de creación de significados e incluir reflexiones personales, creatividad, preocupación por los demás y relacionar las propias experiencias comunicativas diarias con las fuerzas culturales más amplias.

Estamos en el punto de inflexión de otro cambio en la enseñanza de idiomas. Uno que otorga un mayor protagonismo a las historias personales y a la autoexploración. El llamado al romanticismo como nuevo paradigma ha sido planteado por Ros i Solé y Fenoulhet (2013) quienes proponen un 'giro romántico' en el aprendizaje de idiomas, enfatizando un compromiso con las subjetividades, las emociones y el reconocimiento de las molestias de la interculturalidad de los aprendices.

En la aparente incompatibilidad de lo personal y lo crítico, recuerdo la imagen tradicional sufí que Elif Shafak (2011) evoca del árbol al revés, extendiendo sus raíces en el aire. Su fuerza vital, su entorno cultural, es proporcionada por el arco del vasto cielo azul lleno de la promesa de posibilidades. De manera similar, nuestros alumnos se alimentan de esta inmensidad para crear sus propias historias a medida que avanzan en su viaje: críticos, aceptando, adoptando, adaptando, tomando decisiones y creando sus propias historias de pertenencias.