Esquema General
- Mandatos legales de las prácticas basadas en la investigación
- Limitaciones de los métodos tradicionales para determinar lo que funciona
- Beneficios de usar lo que funciona
- Cómo usar este libro electrónico y materiales asociados
Servir a estudiantes con discapacidades en aulas de educación secundaria puede ser gratificante y desafiante. Los estudiantes pueden exhibir una amplia gama de discapacidades, desde discapacidad leve del habla hasta estudiantes con discapacidades intelectuales graves y profundas. En el ciclo escolar 2014 — 2015, más de 3 millones de estudiantes de entre 12 y 21 años fueron atendidos por una discapacidad en escuelas públicas (Departamento de Educación de Estados Unidos [DOE], 2016). Dentro del estado de Kansas, cerca de 27 mil estudiantes de entre 12 y 21 años recibieron educación especial y servicios relacionados. La discapacidad primaria de los estudiantes atendidos en el estado de Kansas es la discapacidad específica de aprendizaje (SLD) con aproximadamente 42% de todos los estudiantes con discapacidad entre las edades de seis y 21 años siendo atendidos en esta categoría. La siguiente categoría más alta de discapacidad atendida es el deterioro del habla y lenguaje (SLI; 14% de los estudiantes) seguido de otros impedimentos de salud (OHI; 13% de los estudiantes), retraso del desarrollo (DD; 9% de los estudiantes), trastornos del espectro autista y discapacidad intelectual (ambos al 6% de los estudiantes) y perturbación emocional y discapacidades múltiples (ambas al 5% de los estudiantes). El resto de las categorías de discapacidad constituyen una pequeña proporción de estudiantes atendidos por discapacidades bajo la Ley de Educación para Individuos con Discapacidades de 2004 (IDEA) en Kansas.
Como discutieron Hallahan, Kaufman y Pullen, (2015) el estudio e instrucción de estudiantes con discapacidad es más similar que no instruir a estudiantes sin discapacidad. Señalan que, en general, los estudiantes con discapacidad están más cerca de la media que no promedio en muchos aspectos de la vida diaria. En efecto, la IDEA (2004) establece específicamente que un niño con discapacidad que recibe educación especial y servicios relacionados, debe ser un niño cuya educación se vea impactada por esa discapacidad. Es decir, estos niños son aquellos estudiantes que tienen una discapacidad que impacta su aprendizaje. Por lo tanto, los estudiantes pueden aparecer promedio en la mayoría de los aspectos con respecto a sus iguales de edad, pero requieren apoyos adicionales para beneficiarse de la educación. Cabe señalar sin embargo, que una educación no implica necesariamente su rendimiento académico sino que puede incluir cosas como el aprendizaje social y emocional. En efecto, solo las discapacidades específicas de aprendizaje y las discapacidades intelectuales requieren que el estudiante tenga déficits académicos.
Como se indicó anteriormente, la educación de los estudiantes con discapacidad no debe ser totalmente diferente a la utilización de prácticas basadas en la evidencia para enseñar a los estudiantes sin discapacidad. En las últimas décadas, el campo de la educación ha seguido los campos de la medicina y la psicología en la identificación y validación de prácticas basadas en la evidencia para promover la utilización de las mejores prácticas por parte de los maestros (Cook, Tankersley, & Landrum, 2013). En algunos casos, estas prácticas son obligatorias dentro de las escuelas para asegurar que los estudiantes reciban la mejor instrucción, particularmente aquellos estudiantes que en el pasado han recibido una educación insatisfactoria.
