Parte de lo que se está desarrollando en los niños a medida que crecen es la parte cognitiva fundamental del yo, conocida como el autoconcepto. El autoconcepto es una representación del conocimiento que contiene conocimiento sobre nosotros, incluyendo nuestras creencias sobre nuestros rasgos de personalidad, características físicas, habilidades, valores, metas y roles, así como el conocimiento de que existimos como individuos.
El contenido específico de nuestro autoconcepto afecta poderosamente la forma en que procesamos la información relacionada con nosotros mismos. Pero, ¿cómo podemos medir ese contenido específico? Una forma es mediante el uso de pruebas de autoinforme. Una de ellas es una medida engañosamente simple de rellenar el espacio en blanco que ha sido ampliamente utilizada por muchos científicos para obtener una imagen del autoconcepto (Rees & Nicholson, 1994). Todos los 20 elementos de la medida son exactamente iguales, pero se pide a la persona que complete una respuesta diferente para cada declaración. Esta medida de autoinforme, conocida como Twenty Statements Test (TST), puede revelar mucho sobre una persona porque está diseñada para medir las partes más accesibles—y por lo tanto las más importantes— del autoconcepto de una persona.
Prueba de veinte declaraciones
Pruébalo por ti mismo (al menos 5 veces)
Estoy (llene el espacio en blanco) _______________________________
Estoy (llene el espacio en blanco) _______________________________
Estoy (llene el espacio en blanco) _______________________________
Estoy (llene el espacio en blanco) _______________________________
Estoy (llene el espacio en blanco) _______________________________
Aunque cada persona tiene un autoconcepto único, podemos identificar algunas características que son comunes a través de las respuestas dadas por diferentes personas sobre la medida.
- Características físicas
- Personalidad
- Identidad social
Las características físicas son un componente importante del autoconcepto, y son mencionadas por muchas personas cuando se describen a sí mismas. Si últimamente te ha preocupado que hayas ido ganando peso, podrías escribir: “Tengo sobrepeso. ” Si crees que eres particularmente guapísimo (“soy atractivo”), o si piensas que eres demasiado bajo (“soy demasiado bajito”). Esas cosas podrían haberse reflejado en tus respuestas. Nuestras características físicas son importantes para nuestro autoconcepto porque nos damos cuenta de que otras personas las utilizan para juzgarnos. La gente suele enumerar las características físicas que las hacen diferentes de otras, ya sea de manera positiva o negativa (“soy rubia”, “soy bajita”), en parte porque entienden que estas características son sobresalientes y por lo tanto probablemente sean utilizadas por otros al juzgarlas (McGuire, McGuire, Child, & Fujioka, 1978).
Un segundo aspecto del autoconcepto relativo a las características personales se compone de rasgos de personalidad, las características específicas y estables de la personalidad que describen a un individuo (“soy amable”, “soy tímido”, “soy persistente”). Estas diferencias individuales son determinantes importantes del comportamiento, y este aspecto del autoconcepto varía entre las personas.
El resto del autoconcepto refleja sus componentes sociales más externos; por ejemplo, las membresías en los grupos sociales a los que pertenecemos y nos importan. Las respuestas comunes para este componente pueden incluir “Soy artista”, “Soy judío” y “Soy madre, hermana, hija. ” Como veremos más adelante en este capítulo, las membresías grupales forman una parte importante del autoconcepto porque nos proporcionan nuestra identidad social, el sentido de nuestro yo que involucra nuestras membresías en grupos sociales.
