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5.6: Principio de especificidad de codificación

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    ¿Qué factores determinan qué información se puede recuperar de la memoria? Un factor crítico es el tipo de pistas, o señales, en el entorno. Es posible que escuches una canción en la radio que de repente evoca recuerdos de una época anterior en tu vida, aunque no estuvieras tratando de recordarla cuando salió la canción. Sin embargo, la canción está estrechamente asociada con esa época, por lo que trae a la mente la experiencia.

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    Figura 15. No podemos saber la totalidad de lo que hay en nuestra memoria, pero solo esa porción la podemos recuperar realmente. Algo que no se puede recuperar ahora y que aparentemente se ha ido de la memoria puede, con diferentes señales aplicadas, resurgir. [Imagen: Ores2k, https://goo.gl/1du8Qe, CC BY-NC-SA 2.0, goo.gl/JSSRCO]

    El principio general que subyace a la efectividad de las señales de recuperación es el principio de especificidad de codificación (Tulving & Thomson, 1973): cuando las personas codifican información, lo hacen de formas específicas. Por ejemplo, toma la canción en la radio: tal vez la escuchaste mientras estabas en una fiesta estupenda, teniendo una gran conversación filosófica con un amigo. Así, la canción pasó a formar parte de toda esa compleja experiencia. Años después, a pesar de que no has pensado en esa fiesta en años, cuando escuchas la canción en la radio, toda la experiencia se apresura de regreso a ti. En general, el principio de especificidad de codificación establece que, en la medida en que una señal de recuperación (la canción) coincida o se superponga con el rastro de memoria de una experiencia (la fiesta, la conversación), será efectiva para evocar la memoria. Un experimento clásico sobre el principio de especificidad de codificación hizo que los participantes memorizaran un conjunto de palabras en un entorno único. Posteriormente, los participantes fueron evaluados en los conjuntos de palabras, ya sea en la misma ubicación aprendieron las palabras o en otra diferente. Como resultado de la especificidad de codificación, los alumnos que tomaron la prueba en el mismo lugar donde aprendieron las palabras pudieron realmente recordar más palabras (Godden & Baddeley, 1975) que los estudiantes que tomaron la prueba en un nuevo escenario. En esta instancia, el contexto físico en sí mismo proporcionó señales para la recuperación. Es por eso que es bueno estudiar para parciales y finales en la misma sala en la que los vas a tomar.

    Sin embargo, una precaución con este principio es que, para que la señal funcione, no puede igualar demasiadas otras experiencias (Nairne, 2002; Watkins, 1975). Considera un experimento de laboratorio. Supongamos que estudias 100 elementos; 99 son palabras, y uno es una imagen, de un pingüino, el ítem 50 de la lista. Después, la señal “recordar la imagen” evocaría perfectamente a “pingüino”. Nadie se lo perdería. No obstante, si la palabra “pingüino” se colocara en el mismo lugar entre las otras 99 palabras, su memorabilidad sería excepcionalmente peor. Este resultado muestra el poder de distinción que discutimos en la sección sobre codificación: una imagen se recuerda perfectamente de entre 99 palabras porque destaca. Ahora considera qué pasaría si se repitiera el experimento, pero hubo 25 imágenes distribuidas dentro de la lista de 100 ítems. Si bien la imagen del pingüino seguiría ahí, la probabilidad de que la señal “recuerde la imagen” (en el ítem 50) sería útil para el pingüino bajaría correspondientemente. Watkins (1975) se refirió a este resultado como una demostración del principio de sobrecarga de cue. Es decir, para ser efectivo, una señal de recuperación no puede sobrecargarse con demasiados recuerdos. Para que la señal “recordar la imagen” sea efectiva, solo debe coincidir con un elemento en el conjunto objetivo (como en el caso de una imagen, 99 palabras).

    Es más probable que podamos recuperar elementos de la memoria cuando las condiciones en la recuperación son similares a las condiciones en las que los codificamos. El aprendizaje dependiente del contexto se refiere a un aumento en la recuperación cuando la situación externa en la que se aprende la información coincide con la situación en la que se recuerda. Godden y Baddeley (1975) realizaron un estudio para probar esta idea con buceadores. Pidieron a los buzos que aprendieran una lista de palabras ya sea cuando estaban en tierra o cuando estaban bajo el agua. Entonces probaron a los buzos en su memoria, ya sea en la misma situación o en la situación opuesta. Como se puede ver en la Figura 15, la memoria de los buceadores fue mejor cuando se probaron en el mismo contexto en el que habían aprendido las palabras que cuando se probaron en el otro contexto.

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    Figura 16. Godden y Baddeley (1975) probaron la memoria de los buceadores para aprender y recuperar información en diferentes contextos y encontraron fuertes evidencias para el aprendizaje dependiente del contexto. Adaptado de Godden, D. R., & Baddeley, A. D. (1975). Memoria dependiente del contexto en dos ambientes naturales: En tierra y bajo el agua. Revista Británica de Psicología, 66 (3), 325—331.

    Puedes ver que el aprendizaje dependiente del contexto también podría ser importante para mejorar tu memoria. Por ejemplo, tal vez quieras intentar estudiar para un examen en una situación que sea similar a aquella en la que vas a tomar el examen. Mientras que el aprendizaje dependiente del contexto se refiere a una coincidencia en la situación externa entre el aprendizaje y la memoria, el aprendizaje dependiente del estado se refiere a la recuperación superior de recuerdos cuando el individuo se encuentra en el mismo estado fisiológico o psicológico que durante la codificación. La investigación ha encontrado, por ejemplo, que los animales que aprenden un laberinto bajo la influencia de una droga tienden a recordar mejor su aprendizaje cuando se prueban bajo la influencia de la misma droga que cuando se prueban sin el medicamento (Jackson, Koek, & Colpaert, 1992). Y la investigación con humanos encuentra que los bilingües recuerdan mejor cuando se prueban en el mismo idioma en el que aprendieron el material (Marian & Kaushanskaya, 2007). Los estados de ánimo también pueden producir aprendizaje dependiente del estado. A las personas que aprenden información cuando están de mal humor (más que de buen) les resulta más fácil recordar estos recuerdos cuando se ponen a prueba mientras están de mal humor, y viceversa. Es más fácil recordar recuerdos desagradables que agradables cuando estamos tristes, y más fácil recordar recuerdos agradables que desagradables cuando somos felices (Bower, 1981; Eich, 2008).


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