5.2: Ondas y longitudes de onda
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Los estímulos visuales y auditivos ocurren ambos en forma de ondas. Aunque los dos estímulos son muy diferentes en términos de composición, las formas de onda comparten características similares que son especialmente importantes para nuestras percepciones visuales y auditivas. En esta sección se describen las propiedades físicas de las olas así como las experiencias perceptuales asociadas a ellas.
Amplitud y longitud de onda
Dos características físicas de una onda son la amplitud y la longitud de onda (Figura 5.5). La amplitud de una onda es la distancia desde la línea central hasta el punto superior de la cresta o el punto inferior de la depresión. La longitud de onda se refiere a la longitud de una onda de un pico al siguiente.
Ondas de Luz
El espectro visible es la porción del espectro electromagnético más grande que podemos ver. Como muestra la Figura 5.7, el espectro electromagnético abarca toda la radiación electromagnética que se produce en nuestro entorno e incluye rayos gamma, rayos X, luz ultravioleta, luz visible, luz infrarroja, microondas y ondas de radio. El espectro visible en humanos está asociado con longitudes de onda que van de 380 a 740 nm, una distancia muy pequeña, ya que un nanómetro (nm) es una billonésima parte de metro. Otras especies pueden detectar otras partes del espectro electromagnético. Por ejemplo, las abejas pueden ver la luz en el rango ultravioleta (Wakakuwa, Stavenga y Arikawa, 2007), y algunas serpientes pueden detectar radiación infrarroja además de señales de luz visuales más tradicionales (Chen, Deng, Brauth, Ding, & Tang, 2012; Hartline, Kass, & Loop, 1978).
Ondas sonoras
Al igual que las ondas de luz, las propiedades físicas de las ondas sonoras están asociadas con diversos aspectos de nuestra percepción del sonido. La frecuencia de una onda de sonido está asociada con nuestra percepción del tono de ese sonido. Las ondas sonoras de alta frecuencia se perciben como sonidos agudos, mientras que las ondas sonoras de baja frecuencia se perciben como sonidos de tono bajo. El rango audible de frecuencias sonoras está entre 20 y 20000 Hz, con mayor sensibilidad a aquellas frecuencias que caen en el medio de este rango.
Al igual que con el espectro visible, otras especies muestran diferencias en sus rangos audibles. Por ejemplo, los pollos tienen un rango audible muy limitado, de 125 a 2000 Hz. Los ratones tienen un rango audible de 1000 a 91000 Hz, y el rango audible de la ballena beluga es de 1000 a 123000 Hz. Nuestros perros y gatos tienen rangos audibles de aproximadamente 70—45000 Hz y 45—64000 Hz, respectivamente (Strain, 2003).
La sonoridad de un sonido dado está estrechamente asociada con la amplitud de la onda sonora. Amplitudes más altas se asocian con sonidos más fuertes. La sonoridad se mide en términos de decibelios (dB), una unidad logarítmica de intensidad sonora. Una conversación típica se correlacionaría con 60 dB; un concierto de rock podría registrarse a 120 dB (Figura 5.9). Un susurro a 5 pies de distancia o crujir hojas están en el extremo inferior de nuestro rango auditivo; suena como un aire acondicionado de ventana, una conversación normal e incluso el tráfico pesado o una aspiradora están dentro de un rango tolerable. Sin embargo, existe la posibilidad de daños auditivos de aproximadamente 80 dB a 130 dB: Estos son sonidos de un procesador de alimentos, cortadora de césped eléctrica, camión pesado (a 25 pies de distancia), tren subterráneo (a 20 pies de distancia), música rock en vivo y un martillo neumático. Alrededor de un tercio de toda la pérdida auditiva se debe a la exposición al ruido, y cuanto más fuerte es el sonido, más corta es la exposición necesaria para causar daño auditivo (Le, Straatman, Lea, & Westerberg, 2017). Escuchar música a través de auriculares a un volumen máximo (alrededor de 100—105 decibelios) puede causar pérdida auditiva inducida por el ruido después de 15 minutos de exposición. Aunque escuchar música al máximo volumen puede no parecer causar daños, aumenta el riesgo de pérdida auditiva relacionada con la edad (Kujawa & Liberman, 2006). El umbral para el dolor es de aproximadamente 130 dB, un avión de chorro que despega o un revólver disparando a corta distancia (Dunkle, 1982).