9.5: Introducción
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El 30 de mayo de 1806, Andrew Jackson, un abogado de Tennessee de treinta y nueve años, llegó a centímetros de la muerte. El balazo de un duelista le impactó en el pecho, apenas tímido de corazón (el hombre que disparó el arma fue supuestamente el mejor disparo de Tennessee). Pero el herido Jackson permaneció de pie. Sangrando, lentamente estadió su puntería y devolvió fuego. El otro hombre cayó al suelo, herido de muerte. Jackson —que aún llevaba la bala en el pecho— luego se jactó: “Debería haberlo golpeado, si me hubiera disparado en el cerebro”. 1
El duelo en el condado de Logan, Kentucky, fue uno de los muchos que Jackson peleó a lo largo de su larga y altamente polémica carrera. La tenacidad, dureza y venganza que sacó vivo a Jackson de ese duelo, y la mitología y simbolismo que se le apegaría, también caracterizarían muchos de sus tratos posteriores en el campo de batalla y en la política. Al momento de su muerte casi cuarenta años después, Andrew Jackson se convertiría en un símbolo perdurable y polémico, una especie de cifrado para calibrar las formas en que varios estadounidenses pensaban sobre su país.