12.29: Conclusión

A lo largo de los siglos XI y XII, un aumento de la producción agrícola condujo a un aumento de la riqueza y población de Europa occidental. El caos de los siglos X y XI había provocado el origen de un sistema feudal dominado por caballeros. La Europa feudal pudo así responder a las peticiones de ayuda del Imperio Bizantino cuando su ejército de campaña fue aniquilado por turcos saljuq, resultando en la Primera Cruzada y el establecimiento de un conjunto de Estados Cruzados en el Mediterráneo Oriental, pero estos estados cruzados fueron conquistados gradualmente por las potencias musulmanas a lo largo de los dos siglos siguientes. Un ejército de cruzados acabaría derrotando y rompiendo el Imperio Bizantino, y aunque ese imperio sería restablecido, nunca fue lo suficientemente fuerte como para resistir la presión de los turcos otomanos, quienes finalmente lo conquistaron en 1453.

A medida que Europa occidental creció en población y se urbanizó, las escuelas catedrales urbanas se convirtieron en el centro de un aumento de la actividad intelectual a lo largo del siglo XII conocido como el Renacimiento del Siglo XII. Pensadores del Renacimiento del Siglo XII utilizaron la filosofía de los antiguos griegos y árabes para entender el mundo, y en el siglo XIII el movimiento intelectual conocido como escolasticismo buscaría reconciliar el cristianismo con la filosofía árabe y la griega antigua. A finales de la Edad Media, los intelectuales de Europa buscarían estudiar los escritos de los antiguos griegos y romanos, y no los comentaristas de los mil años anteriores. Este movimiento fue conocido como humanismo renacentista.

Los estados de Europa, con la notable excepción del Sacro Imperio Romano Germánico, se consolidaron gradualmente, pero los siglos XIV y XV vieron un aumento de la guerra interestatal. Los estados que surgieron de esta guerra endémica, sin embargo, fueron más poderosos militarmente y más centralizados. Al mismo tiempo, los marineros al servicio de España y Portugal estaban explorando el Atlántico y África Occidental hasta el cierre del siglo XV, cuando los europeos occidentales descubrieron la existencia de los continentes del hemisferio occidental.