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4.1: La realidad de la ficción - La escritura en situaciones de violencia política

  • Page ID
    98696
    • Charles Bazerman, Chris Dean, Jessica Early, Karen Lunsford, Suzie Null, Paul Rogers, & Amanda Stansell
    • WAC Clearinghouse
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    Colette Daiute

    Universidad de la Ciudad de Nueva York

    Las artes verbales son parte integral del desarrollo mutuo de los individuos y la sociedad durante y después de la violencia política. Aunque los estudiosos han examinado cómo los poderosos usan el lenguaje para provocar violencia política, los usos de la comunicación oral y escrita por los jóvenes para interactuar en entornos inestables son relativamente inexplorados. Investigadores y practicantes que trabajan con jóvenes después de la violencia política a veces provocan narrativas de experiencias personales para tratamiento psicológico o, con menos frecuencia, para testimonio. Ahora entendemos, sin embargo, que narrar es un proceso dinámico para darle sentido a la vida, más que principalmente un vehículo para reportar sentimientos o hechos. Así como las naciones en conflicto y transición presionan a su gente para que cuente historias que justifiquen el conflicto o guíen al país en una nueva dirección, las historias de los individuos conectan sus experiencias e ideologías con las circunstancias existentes. Desde la perspectiva de la teoría sociocultural, entendemos que las personas utilizan herramientas simbólicas para comprender e influir en sus entornos (Vygotsky, 1978). Desde este punto de vista, las herramientas culturales como la narración son maleables para interactuar con requisitos y sanciones en tiempos difíciles. Debemos, así, reconocer la naturaleza social de la narración considerando la relación narrador-audiencia-contexto como incrustada en el conocimiento, especialmente en contextos dramáticamente cambiantes pero también en contextos aparentemente banales.

    Aunque la escritura no suele entrar en la investigación o la práctica con los jóvenes en emergencias políticas, hemos encontrado que incluso los jóvenes relativamente poco educados y plurilingües aprovechan imaginarios culturales para interactuar con sus entornos (Daiute, 2010). En este capítulo, explico cómo los jóvenes que crecían a través de un panorama de violencia política y transición en la ex Yugoslavia de los noventa utilizaron géneros ficticios, en particular, para considerar temas políticos. La indagación en tales contextos donde las ideologías políticas están en cambio ofrece entonces implicaciones para una investigación y práctica más amplias.

    Esta discusión sobre la política de la escritura de ficción se basa en análisis de una rica base de datos de narrativas a partir de un estudio más amplio sobre el desarrollo mutuo de los individuos y la sociedad (Daiute, 2010). Aida, participante de 13 años en ese estudio, utilizó AutoEsta discusión sobre la política de la escritura de ficción se basa en análisis de una rica base de datos de narrativas a partir de un estudio más amplio sobre el desarrollo mutuo de los individuos y la sociedad (Daiute, 2010). Aida, participante de 13 años en ese estudio, utilizó estratégicamente géneros autobiográficos y narrativos ficticios, aunque probablemente implícitamente, para expresar diferentes tipos de conflictos en diferentes ámbitos de la vida. Aida, al igual que sus compañeros, puede usar la experiencia personal narrando para aliviar el estrés emocional, pero también emplea el reino creativo de la ficción para lidiar con lo que es confuso, aterrador o tabú en su entorno. Cuando fue invitada a un taller de narración de historias en una panadería local bosnia en una pequeña ciudad estadounidense, Aida 1 relata una ruptura en su familia.

    Mi primo se metió en una pelea con mis padres porque vamos a visitar Bosnia y el hijo de mi primo se iba a Hawai porque está en el ejército y eso no lo sabíamos y nos enojamos porque no vinieron a desearnos suerte con nuestro vuelo. Después de que regresamos de Bosnia todavía no vienen y no los hemos visto en tres años.

    En esa breve narrativa, Aida incrusta los acontecimientos internacionales en la historia familiar, los sentimientos acompañantes y un distanciamiento sin resolver. De niña que vivió la guerra en Bosnia y luego fue desplazada de su tierra natal, Aida valora la conexión, cualidad expresada en relación con la vida en Estados Unidos, en su historia titulada “Nina y Elma”.

    La noticia fue que el alcalde canceló el evento. Todos estaban tan tristes. Lo cancelaron porque no les gustaban todos en la comunidad. Todos subieron contra el alcalde y ganaron y el alcalde fue a prisión por discriminación.

    Esta breve historia relata las relaciones de poder entre personajes de categorías políticas (“el alcalde”, “todos en la comunidad”), el ejercicio del poder político (“el alcalde canceló el evento”), la solidaridad con el retroceso (“Todos subieron contra el alcalde”), las circunstancias resultantes (“ganaron”, “el alcalde fue a prisión”), e intenciones excluyentes (“Lo cancelaron porque no les gustaban todos en la comunidad” “... por discriminación”). Las diferencias entre estas narrativas indican la naturaleza sensible al contexto de la narración, una idea explorada en la teoría de género.

    Géneros de desarrollo

    El género es un concepto que une lenguaje, personas y contextos (Bakhtin, 1986; Christie, 2007; Cope & Katalzis, 1993; Gee, 1993). Los géneros son textos que “hacen cosas diferentes” (Cope & Kalatzis, 1993, p. 7). Definidos como actividades receptivas en cadenas de comunicación (Bakhtin, 1986), los géneros implican una gama de interlocutores involucrados física y simbólicamente en eventos relevantes que se entretejen en el contenido de cualquier texto. Las personas que experimentan colisiones de poder y perspectivas como las que ocurren durante el conflicto armado y la revolución política utilizan las actividades discursivas para prestar mucha atención a lo que sucede a su alrededor. Comprender esta función dinámica de significación del lenguaje escrito es fundamental para la enseñanza y la investigación en el siglo XXI (Smagorinsky, 2001).

    Investigadores de composición han explicado que los géneros se desarrollan en comunidades de práctica, produciendo, por ejemplo, diferentes estilos de narración de experiencias personales en familias afroamericanas y europeo-americanas (Heath, 1983), en familias de diferentes medios socioeconómicos (Nelson, 2003), en el hogar y la escuela (Cazden , 2001), y en grupos de género (Bamberg, 2004). Algunos investigadores han aplicado el concepto de género para examinar procesos en entornos culturalmente diversos, como los que ocultan o excluyen la participación de las personas minoritarias en los discursos convencionales (Gee, 1996). A lo largo del tiempo, las experiencias de los individuos con diversos géneros aumentan, al igual que la complejidad y el control de su uso (Daiute, 2010). Los contextos educativos pueden fomentar la aplicación cada vez más hábil de los jóvenes de diversos géneros, como se muestra en los diseños de estudio que emplean inglés vernáculo afroamericano (Lee, 1993) y géneros musicales como el hip hop (Fisher, 2007; Mahiri, 1998) para apoyar las habilidades de escritura expositiva. Investigaciones previas en escuelas públicas urbanas indicaron, además, que en un programa de prevención de la violencia, niños de tan solo siete años utilizaron rasgos de diversos géneros narrativos para ajustar su experiencia personal escribiendo hacia los valores expresados en el plan de estudios (“usar palabras, no puños”, “los conflictos pueden siempre se resuelva”...), al tiempo que se ajusta la escritura ficticia alejándose de los valores curriculares (Daiute, 2004; Daiute et al, 2001; 2003). El presente estudio extiende la indagación sobre los usos contextuales de la narración para mediar las relaciones personales, sociales y políticas en situaciones de violencia política.

    Zonas de Actividad de Conflicto

    Millones de jóvenes en más de 38 naciones y escapando a decenas de otras naciones viven en situaciones de violencia política y transición que desafían el desarrollo. Niños y adolescentes faltan a la escuela durante las fases agudas de la violencia, durante la fuga a un terreno más seguro y, a menudo, por períodos prolongados de tiempo (http://www.crin.org). Algunos jóvenes están aislados con sus familias en refugios o campamentos de refugiados, y muchos están separados de sus padres u otra familia adulta, teniendo que cuidar a hermanos menores (Hart, 2008). En las zonas urbanas del sur global, muchos jóvenes encuentran refugio con sus compañeros en las calles donde carecen de recursos y desconfían adecuadamente de las instituciones formales (Hansen, 2008). Una de las actividades de desarrollo más importantes pero poco exploradas en organizaciones educativas y comunitarias en entornos afectados por conflictos es la escritura. Dos razones principales de esta brecha son el enfoque abrumador en las respuestas psicopatológicas a circunstancias violentas (Bonanno, 2004; Boyden, 2003) y la suposición de que la escritura es menos accesible que otros medios simbólicos.

    Para muchos fuera del campo de la alfabetización, la escritura parece demasiado desafiante, sin embargo, es en situaciones de desafío extremo donde los humanos desarrollaron herramientas simbólicas para expresar sus sentimientos y pensamientos, en parte para unir fuerzas con otros para sobrevivir (Donald, 1991). Trabajadores de ayuda humanitaria, antropólogos y otras personas que interactúan con jóvenes en el campo informan sobre sus capacidades resilientes para prosperar personal y colectivo a través de la resolución de problemas (Hart, 2008; Naidoo, 2011). Dichos informes imploran a los investigadores que estudien cómo los jóvenes utilizan sistemas de símbolos complejos como el lenguaje para el afrontamiento y el desarrollo. Hace mucho tiempo que se deben examinar si y cómo las oportunidades de comunicarse de diversas maneras aumentan el control de los jóvenes sobre sus respuestas subjetivas ante situaciones inestables y peligrosas. Usar una gama de géneros con fines relevantes puede ser especialmente útil para averiguar qué está pasando, cómo encaja uno y, tal vez, cómo se puede marcar la diferencia. Dadas tales motivaciones, incluso un soporte mínimo para narrar puede poner en marcha un proceso de desarrollo.

    La dimensión sociopolítica de los géneros

    Un individuo guía cada acto de comunicación en relación a cómo los oyentes o lectores pueden juzgarlo. Ocurriendo implícitamente en la vida cotidiana, este proceso metapragmático implica monitorear actos de comunicación (Reyes, 2011; Searle, 1970). La investigación en situaciones políticamente polémicas repletas de desigualdades, violencia y cambios sociales debería examinar cómo las relaciones de poder están incrustadas en el discurso. La relación dinámica de narrador, audiencia y contexto es especialmente relevante para la investigación y la práctica en situaciones en las que quienes están en el poder expresan abiertamente posiciones políticas (Fairclough, 1992; Foucault, 2001), imponiendo requisitos específicos y sanciones a la gente común (Billig, 1995; Bajraktari & Serwer, 2006). Narrar es un medio para crear cultura (Bruner, 1986), hacerse miembro de una cultura (Nelson, 2003; Tomasello (2005), e influir en el desarrollo de la cultura (Daiute, 2004). Por esta razón, comprender las dinámicas de poder en el desarrollo cultural es crucial para la indagación y práctica del desarrollo. Los análisis previos ofrecen ideas sobre cómo las personas se involucran discursivamente en diversos tipos de conflictos en entornos urbanos multiculturales (Labov & Waletzky, 1997), entornos académicos (Stanley & Billig, 2004), entornos terapéuticos (Billig, 1999), prácticas legales (Amsterdam & Bruner, 2000) y cotidianos interacciones entre hombres y mujeres (Tannen, 2001). Como en todas las relaciones sociales, pero lo más conmovedor en situaciones de conflicto, mucho se dice entre las palabras, algunas omitidas o reprimidas deliberadamente (Berman, 1999). Los estudiosos han identificado diversos mecanismos para entretejer declaraciones explícitas (significado referencial) y significado implícito (significado evaluativo) (Labov y Waletzky, 1997). Las relaciones humanas se definen al menos en parte por la interacción de tales significados referenciales y evaluativos en las comunicaciones orales y escritas.

    El análisis conversacional ha demostrado, por ejemplo, que las personas utilizan dispositivos lingüísticos, como setos (“algo así como”), negación, repetición, exageración, conectores causales y metáfora para indicar el significado de sus comunicaciones (Labov & Waletzky, 1997). Más allá de enumerar eventos, Aida, por ejemplo, indica su perspectiva sobre eventos con dispositivos como atribuciones causales (“porque'” “y”) y verbos psicológicos (“no sabía”). Al releer la narrativa de Aida con esto en mente, vemos cómo una secuencia aparentemente objetiva de eventos expresa la falta de culpa de su familia (“no sabíamos”), mientras evita con cautela culpar a la familia de la prima. En la narrativa ficticia, Aida hace su trabajo de manera más explícita. Además de convertir la trama en un abuso de poder, “el alcalde fue a prisión por discriminación” “porque no les gustaban todos en la comunidad”, Aida usa dispositivos evaluativos, “entonces”, “todos”, “todos”, “todos” para realzar el drama de esa historia de exclusión. Con este tipo de estrategias desarrolladas desde temprana edad, Aida se ocupa, al menos simbólicamente, del dilema de vivir en una tierra de oportunidades, al tiempo que se siente excluida por la animosidad de los estadounidenses hacia los inmigrantes y los musulmanes, dos grupos con los que se identifica. Aumentar nuestra comprensión de este proceso es importante para la investigación y el diseño educativo con la intención de comprender y apoyar el desarrollo humano.

    Un proyecto de investigación basado en la práctica de seis años, Dynamic Story-telling By Youth, involucró a 137 jóvenes de 12 a 27 años que crecieron durante y después de la desintegración violenta de la ex Yugoslavia en la década de 1990 (Daiute, 2010). Diseñé el estudio para averiguar si y cómo los jóvenes de todos los grupos de edad y ubicaciones de países de posguerra se orientarían a problemas pasados y/o circunstancias presentes. Durante varios años visitando diferentes países exyugoslavos (2004— 2007), descubrí que las organizaciones comunitarias serían sitios óptimos para aprender cómo los jóvenes entienden lo que significa crecer durante y después de la guerra. La fase etnográfica de la investigación indicó que las escuelas públicas operaban bajo fuertes presiones para implementar historias y reformas específicas, mientras que los centros comunitarios, aunque no exentos de temas propios, eran espacios más flexibles para la participación de los jóvenes y la investigación de contextos cruzados. Las organizaciones comunitarias en tales contextos proporcionan diversos tipos de recursos, como computadoras y espacios para reuniones de jóvenes, apoyos para pensar crítica y creativamente sobre sus entornos y orientación hacia proyectos colectivos como la reconstrucción de puentes dañados. Los líderes de las organizaciones participantes revisaron el plan de estudios de un taller de investigación preliminar, sugirieron revisiones, ofrecieron la aprobación final, revisaron traducciones, distribuyeron un folleto de reclutamiento aprobado a los jóvenes de su área local y programaron talleres según correspondiera de abril a septiembre de 2007. 2 Este proceso arrojó 137 participantes de 12 a 27 años, distribuidos de manera relativamente equitativa entre países, edades, géneros y grado de participación en un centro comunitario.

    Todos los participantes estuvieron expuestos a entornos violentamente cambiantes, aunque de diferentes maneras en función de sus ubicaciones durante y después de las fases agudas y de resolución de la guerra. Estos jóvenes en Bosnia y Herzegovina, Croacia, Serbia y una comunidad de refugiados en Estados Unidos enfrentaron diversos desafíos y oportunidades sociales, económicos y de otro tipo antes y durante la recolección de datos para este estudio. A través de estos contextos, las experiencias de algunos jóvenes incluyeron la exposición directa a la violencia (bombardeos, tiroteos, lesiones personales, pérdida de seres queridos); desplazamiento (a veces múltiples veces); consecuencias de tales eventos violentos (falta de alimentos, agua, libertad de movimiento, escolaridad); o escuchar pérdidas a otros ellos sabían.

    Debido a las estrictas sanciones sociales sobre lo que se puede decir y lo que no debe decirse (Berman, 1999; Billig, 1995; Gagnon, 2004), el plan de estudios del taller involucró a los participantes en numerosas actividades de escritura con diversas relaciones autor-audiencia. Aplicando el concepto “direccionalidad” desde la teoría literaria, narrando actividades sistemáticamente variadas relaciones autor-audiencia desde conflictos autobiográficos en primera persona (exponiendo al autor directamente al juicio de audiencia) hasta conflictos autobiográficos en tercera persona (exponiendo al autor como observador) y conflictos ficticios (permitiendo al autor permanecer fuera de la historia o inventar una posición de personaje, sometiéndolo así menos a exposición directa), como en las siguientes indicaciones:

    Escribe sobre una época en la que tú o alguien que conoces tuvo un conflicto o desacuerdo con alguien de tu edad. Dime qué pasó.... ¿Quién estuvo involucrado? ¿Qué pasó? ¿Dónde estaba? ¿Cuándo fue? ¿Cómo pensaron y sintieron los involucrados sobre el conflicto? ¿Cómo lo manejaste? ¿Cómo resultó todo?

    Escribe sobre una época en la que los adultos que conoces (o la “comunidad”) tuvieron un conflicto o desacuerdo. Dime qué pasó.... ¿Quién estuvo involucrado? ¿Qué pasó? ¿Dónde estaba? ¿Cuándo fue? ¿Cómo pensaron y sintieron los involucrados sobre el conflicto? ¿Cómo lo hicieron (usted?) manejarlo? ¿Cómo resultó todo?

    Usando el siguiente iniciador de la historia, completa tu propia versión de la historia.

    ... y (de dos grupos) se reunieron en un rompedor del nuevo edificio del centro de la ciudad. Todos en el evento tuvieron la oportunidad de romper la tierra por los cimientos y colocar un ladrillo para el edificio. Fue un evento comunitario emocionante y todos estaban contentos de que el nuevo edificio marcara un nuevo futuro. Mientras trabajaban para comenzar la fundación, y tuvieron una conversación sobre cómo les gustaría marcar la diferencia en su pueblo para que sus hijos pudieran vivir felices juntos. ¡De repente, alguien vino con noticias que lo cambiaron todo! ¿Cuál fue la noticia? ¿Cómo pensaron y sintieron todos los involucrados? ¿Cómo resultó todo?

    A partir de resultados de investigaciones previas, donde niños de primaria ajustaron sus narrativas autobiográficas para conformarse a los valores del aula y narrativas ficticias para expresar valores contrarcurriculares, diseñé las diferentes posturas autor-audiencia-contexto para proporcionar a los jóvenes en los sitios de posguerra herramientas relacionales flexibles. Dadas las presiones para que el discurso se ajuste a los valores políticos, esos jóvenes necesitarían cierta libertad para comprometerse y resistir narrativas de y más allá de la guerra.

    Como evidencia de que los participantes utilizaron estos géneros narrativos de manera diferente, el Cuadro 1 presenta las categorías de parcelas más frecuentes que representan 400 narrativas creadas en el taller de investigación. 3 El análisis de la trama resumido en la Tabla 1 indica el problema principal del conflicto literario y las estrategias para resolver ese conflicto entre los géneros. Para ilustrar temas de conflicto de trama, ofrezco la siguiente breve narrativa y posterior lista de continuaciones para ilustrar cada categoría en la Tabla 1:

    Era un día frío, cuando ocurrió el conflicto. Los eventos estuvieron antes de ello desde hace algún tiempo. Las chicas del autobús se me acercaron susurrando... (narrativa continúa...)

    Los principales problemas de conflicto de trama que surgen en el análisis incluyen: Relaciones sociales: entonces uno de ellos preguntó por qué estaba diciendo cosas malas sobre su otro amigo; Diferencias de opinión: entonces dos de ellos comenzaron a discutir sobre quién era el culpable de meterse en problemas en la escuela; Altercados físicos: una de las chicas me empujó de mi asiento; Política-infraestructura: luego todos volvimos a la conmoción en la parte delantera del autobús donde el chofer del autobús y un padre discuten sobre qué político (todos corruptos según yo) conduciría al país a un futuro mejor; Carácter/ Emoción: Volví a leer mi libro porque no quería hablar con esos hipócritas; el destino, las razones tontas, ningún conflicto: estaban empezando a parecerse a sus padres haciendo un alboroto por nada.

    Las categorías de estrategia de resolución posteriores incluyen: Deliberación psicológica: Pensé en lo que decían y me di cuenta de que tenían un punto; Otra intervención: después de que ella me empujó de mi asiento, la chofer del autobús vino y la hizo bajar del autobús; o Acción colectiva: después la corrupción nos tocó personalmente, hicimos un taller para enseñar a otros jóvenes sobre cómo reconocer la corrupción como primer paso para acabar con ella.

    Como se muestra en la Tabla 1, la narrativa autobiográfica de conflictos adultos y la narrativa ficticia comunitaria provocaron más problemas de política-infraestructura que el conflicto autobiográfico entre pares.

    Tabla\(\PageIndex{1}\): Estructuras gráficas más comunes a través de contextos narrativos

    Como se muestra en la Tabla 1, los relatos autobiográficos de conflictos entre pares giraban en torno a la más amplia gama de temas, entre ellos las relaciones sociales (altercados sobre la lealtad a los amigos), las diferencias de opinión (desacuerdos sobre si gustarle el baile folclórico es “yugonostálgico”), el carácter/emoción (es terca) , y fate/no razón (las peleas son inevitables en las familias). Como se muestra en la narrativa de Aida sobre un conflicto con un compañero, los problemas de relación y las interacciones son primordiales.

    Yo solía ser amiga de Milicia pero luego ella empezó a ignorarme porque a la gente le gustaba más y empezamos a ser malos el uno con el otro y ya no somos amigos.

    Aunque muchos educadores e investigadores enfatizan la escritura en primera persona, los géneros que permiten a los narradores jóvenes cierta distancia son intrigantes para una mayor investigación, como se indicó anteriormente con la categoría de “política-infraestructura” como foco narrativo. Una pregunta orientadora para este análisis es “¿Cómo utilizan los jóvenes (a través de contextos político-económicos de la ex Yugoslavia) géneros narrativos variados para las relaciones pública-autor para promulgar diversos conocimientos e interacciones con los temas sociopolíticos?” y “¿Qué indican esos patrones sobre cómo estos jóvenes estaban interactuando con lo que les rodeaba (entre las narrativas) mientras elaboraban sus discursos? En última instancia, la pregunta es “¿Cómo utilizamos herramientas simbólicas, como narrar, para comprometernos con lo que sucede en nuestros entornos y cómo encajamos?”

    Análisis de los compromisos políticos con la ficción

    El análisis detallado de 154 narrativas de conflictos adultos (ACN) y conflictos comunitarios ficticios (FCN) por 77 jóvenes autores (quienes escribieron ambos) identificaron diferencias en las estructuras de la trama (conflictos y resoluciones) que giran en torno a las relaciones interpersonales, los sistemas sociales o las relaciones políticas. Los análisis que llevaron al resumen en la Tabla 1 muestran que la mayoría de las narrativas autobiográficas de conflictos adultos (37.2%) y narrativas ficticias comunitarias (54.6%) promulgan temas de política-infraestructura. A partir de esos hallazgos, profundicé en esa categoría y encontré distinciones entre tramas que promulgan sistemas sociales, definidos como conflictos entre interlocutores en roles sociales o culturales (más que en las relaciones interpersonales) que interactúan en situaciones sociales (como en autobuses o en el vecindario) versus tramas promulgar relaciones institucionales, definidas en términos de roles políticos (como alcalde, gobierno, o todos los que quisieran justicia) interactuando a través de dinámicas de poder (como edictos o protestas) y muchas veces resueltas con acción colectiva. Como se muestra en la Tabla 2, las narrativas ficticias giran en torno a las relaciones políticas (45.5%) mucho más que los sistemas sociales (11%), mientras que las narrativas autobiográficas de conflictos adultos giran en torno a los sistemas sociales (26.6%) en comparación con algunas tramas políticas (9.1%).

    Tabla\(\PageIndex{2}\): Porcentajes de narrativas de conflicto autobiográficas y ficticias que giran en torno a sistemas sociales y relaciones políticas

    Estos jóvenes autores utilizaron narrativas ficticias para crear conflictos de trama en torno a cuestiones políticas, económicas o legales (“no tenían permiso”, “seleccionaron una ubicación en la zona de zonificación equivocada”, “se quedaron sin fondos públicos”, “el hombre que tenía el dinero lo tomó y huyó del país y traicionó a todos”); poder luchas (“el alcalde canceló el evento”, “cada uno culpó al otro así que no se hizo nada”, “... un ex policía que todavía piensa que tiene el poder... se apropió de la mitad de la calle”, “Serbia nuevamente bajo embargo”, “cada uno va a su lado para observar la 'fundación'”) que amenazan metas colectivas (“el futuro generación fue traicionada”, “la vida en su pequeño pueblo nunca volvería a ser la misma”, “el camino hacia el futuro fue destruido”) por al menos algunos personajes en roles institucionales (“ambientalistas versus la fábrica Fiat”, “la izquierda y la derecha”, “alcalde”, “gobierno”, “mentalidad del siglo pasado”, “Partido Demócrata y Partido Radical”). Al resolverse, este conjunto de narrativas ficticias incluye a protagonistas que lo hacen a través de la acción colectiva (“protestas”, “aseguraron algunos fondos de la gente e hicieron que el gobierno igualara los fondos”, “encarcelaron al alcalde por discriminación”, “tendrán que trabajar juntos en la solución del problema si quieren que sus hijos vivan felices y tengan un mejor futuro”, “Ambas partes han formado un comité de unidad, y se dieron cuenta de que no hay 'poder superior' sino que ellos deciden, y que el centro es después de todo la inversión más adecuada”). Dispositivos literarios como metáforas a veces promulgan tales procesos, como con los “azules y los verdes” que son sustitutos apenas velados de “Serbia y Croacia”, los “incendios” quemando casas es la distancia a través de lo que parecía un “campo de batalla”.

    En contraste, los sistemas sociales involucran parcelas situadas en las relaciones domésticas, las relaciones públicas en los barrios, en el transporte (“la gente muestra sus frustraciones en el autobús”), entre personajes definidos en términos de grupos (“padres”, “empleadores”, “abuelita”, “gente frustrada”), en torno a desacuerdos sobre valores o prácticas (“argumentadas sobre cómo criar a su hijo”), molestias en la vida cotidiana, a resolver para una vida cotidiana armoniosa (más que una meta colectiva declarada), y resolverse socialmente sin medios políticos o legales. Dada la naturaleza abrumadoramente política de los relatos ficticios, un análisis de lo que se expresa de manera única en esos relatos nos implora considerar las exploraciones de los jóvenes autores entre sus narrativas autobiográficas y ficticias.

    ¿Qué se habla entre las narrativas?

    El Cuadro 3 resume las diferencias entre los conflictos del sistema social y los conflictos de relaciones políticas por autores a través de escenarios. Importante destacar aquí es que aunque el iniciador de la historia representa una escena, los participantes insertaron personajes y elaboraciones de la trama, lo que hace que estas diferencias sean aún más notables. Destacar las diferencias entre géneros narrativos plantea interrogantes sobre lo que sucede en los espacios de vida entre ellos.

    Por ejemplo, Nightwish, de 18 años, cuya familia permaneció en Bosnia y Herzegovina durante y después de la guerra, esboza una escena de frustración no resuelta en su observación de los adultos locales pero de manera muy diferente realiza una acción esperanzadora colectiva ante la adversidad en la posterior historia ficticia.

    Lo más desagradable son los conflictos en el transporte público cuando un pasajero tiene una discusión con el conductor. Suelen usar malas palabras y se ofenden entre sí.... Un día caluroso, de verano, estaba montando en el autobús lleno de gente cansada y molesta que volvía a casa del trabajo. Algunas personas estaban paradas frente al autobús porque no podían entrar, lo que los enojaba mucho. Discutieron con el chofer. Tales situaciones son muy incómodas. Por lo general, no se resuelven. La gente que no pudo entrar, se quedó esperar a la siguiente.

    Tabla\(\PageIndex{3}\): Relaciones políticas centrales y problemas del sistema social en narrativas que revelan conversaciones entre narrativas

    Ilustrando un conflicto en un sistema social, la narrativa en la parte inferior de la página 201 da vueltas alrededor de las interacciones de las personas en el transporte público con dinámicas entre “personas molestas” en roles como “conductor” que usó una “mala palabra” para “ofenderse mutuamente”. Resoluciones desarrolladas con sentimientos como ser “incómodo” y un status quo de situaciones que “no se resuelven”. En contraste y menos predecible, dado el estancamiento político-económico en Bosnia y Herzegovina en ese momento, está el sentido de esperanza en esta narrativa ficticia característica de Nightwish.

    Adnan y Maja fueron informados que no había más fondos para la construcción del nuevo centro juvenil. Adnan y Maja estaban un poco decepcionados. Piensan que las nuevas generaciones no tendrían ningún tipo de refugio al que acudir cuando son jóvenes; no tendrían un lugar donde pudieran realizar sus talentos y ambiciones con personas que pudieran dirigirlos y enseñarles a hacer realidad sus sueños. Sabían lo desventajoso que iba a ser porque ellos mismos solían tener un lugar así donde pasaban su juventud. Tenían grandes recuerdos de ese centro. Finalmente, Adnan y Maja lograron obtener apoyo financiero de una organización extranjera y completar la construcción del centro, que luego sirvió a las siguientes generaciones.

    De manera distintiva, esta narrativa ficticia promulga sentimientos (“Adnan y Maja estaban un poco decepcionados”) y cogniciones (“piensan”, sabían”, “tenían grandes recuerdos”, “lograron obtener apoyo financiero”, etc.) en el contexto de las relaciones políticas, más amplias que los sistemas interpersonales o sociales. Esos dominios más amplios se invocan con imágenes de “nuevas generaciones”, “refugio” y lo más conmovedor “apoyo financiero” y “organizaciones extranjeras”.

    Característica del enfoque de sus pares locales, Nightwish se reserva ingenio y éxito para una etapa ficticia, lo cual no es sorprendente porque su país, que sufrió grandes destrucciones durante la guerra, siguió dependiendo de la ayuda económica externa y fuerzas políticas, como una Organización de las Naciones Unidas protectorado, en la posguerra. Mientras que para Aida ser inmigrante y musulmana es un tema para explorar bajo el velo de la ficción, su compañera musulmana bosnia Nightwish está más preocupada por las privaciones económicas de Bosnia y Herzegovina de la posguerra donde vive.

    Los siguientes textos de Lolita, de 18 años, ilustran preocupaciones características audibles en las diferencias entre los conflictos autobiográficos de adultos y las narrativas ficticias de conflictos comunitarios de jóvenes en Serbia.

    A menudo tengo conflictos con mi madre, principalmente porque mis padres están divorciados y los dos vivimos solos. Los dos somos tercos; por ira decimos cosas que no necesariamente queremos decir; a ofender respondemos con ofensa. Tengo un problema con la prohibición y ella, como madre soltera, a veces se preocupa demasiado y prohíbe muchas cosas. Estoy tratando de entender sus miedos y ella mis deseos; nos comprometemos y superamos las diferencias entre nosotros.

    La narrativa de Lolita de “conflictos entre adultos” promulga un tema en un sistema familiar, “a menudo tengo conflictos con mi madre, principalmente porque mis padres están divorciados”, expresando múltiples perspectivas de carácter, como “por ira decimos cosas que no necesariamente queremos decir” y tratar de entender sus deseos y ella mis deseos”, con un acuerdo “de compromiso”. Al promulgar un sistema relacional más amplio, Lolita crea a los personajes Marija y Marko para encarnar las responsabilidades y esperanzas de una comunidad para evitar “otra esperanza fallida”.

    Se les habían quedado sin fondos y la construcción de las fundaciones tenía que retrasarse o quizá cancelarse si no lograban encontrar apoyos adicionales. Marija y Marko, sus vecinos, se sintieron decepcionados. Otra esperanza fallida. Nada otra vez.... Decidieron platicar con los vecinos y tomar la iniciativa. Estuvieron de acuerdo en que todos iban a dar el 10% de su salario (sorprendentemente, todos estaban dispuestos a hacerlo). Si alguien no pudiera pagarlo, podría haber aportado la cantidad que pudo. Recaudaron fondos considerables y el municipio acordó hacer una contribución al monto total. El edificio había sido terminado. Ahora es un orfanato. Aparte de varias personas que ahí están empleadas, los niños están siendo ayudados por los vecinos que aportan cosas que ya no necesitan.

    Lolita encarna en Marija y Marko un sentido de voluntad colectiva y estrategia ante su responsabilidad, “la fundación tenía que ser... cancelada si no lograban encontrar apoyos adicionales”, para superar una sensación abrumadora de que el público “estaba decepcionado” por “Otra esperanza fallida”. Nada otra vez...” Movilizando a sus vecinos, a estos personajes se les ocurrió un plan que “todos iban a dar el 10% de su salario” con una provisión para que quienes no podían permitírselo aportaran “la cantidad que pudieran”. Este esfuerzo que “sorprendentemente, todos estaban dispuestos a hacer” logró no sólo recaudar “fondos considerables” sino también porque el “municipio accedió a hacer una contribución al monto total”. Al servir al bien mayor de varias maneras, este esfuerzo por construir un orfanato llevó al empleo de varias personas locales y a la participación continua “de los vecinos que aportan cosas que ya no necesitan”. En el contexto serbio contemporáneo, tal enfoque podría haber sido despreciado como “yugonostálgico” y, por lo tanto, razonablemente reservado para una historia de ficción.

    Si la mediación es el “conductor [s] de la influencia humana en el objeto de la actividad” (Vygotsky, 1978, p. 55), observamos la mediación en la acción cuando nos enfocamos entre las narrativas para examinar los usos de las narrativas por parte de los jóvenes como herramientas simbólicas para relacionarse con mundos existentes y posibles. Las variaciones de posturas narrativas de los participantes variadas para las relaciones sociales indican de manera bastante sorprendente su función como herramientas “orientadas externamente... dirigidas a dominar y triunfar sobre la naturaleza”. Si es, así, inaceptable narrar la victimización serbia con rostro público, entonces apropiarse de la máscara de ficción para hacerlo puede vincular conocimientos compartidos y sentimientos personales para reconocer que algunos serbios sufrieron en el bombardeo de Belgrado de 1999 por la OTAN. El mismo proceso sirve a los jóvenes de Bosnia y Herzegovina donde cierta moneda pública proviene de haber sido víctimas en la guerra, a la vez que anhelan la agencia. Este dilema surge en el contraste entre las narrativas autobiográficas de los jóvenes bosnios donde las tensiones públicas se estancan en la vida cotidiana y sus historias ficticias que promulgan acción colectiva y finales felices. Ampliamos el significado socio-histórico de “mediar” para definir las funciones de narración y otras herramientas simbólicas “para actuar como intermediación” o “interceder” en espacios socioculturales donde los narradores interactúan para identificar, gestionar y cambiar los valores culturales. Las diferencias entre cada par de narrativas ofrecen una visión de discursos en contextos específicos que pueden haber influido en las autopresentaciones de los jóvenes autores, las autocensura, pero también sus alteraciones críticas y creativas. Debido a que surgieron tramas comunes en relación con circunstancias materiales y simbólicas específicas de lugares en este estudio, hemos podido imaginar razonablemente al menos algunas de las preocupaciones que llevaron a presentar ciertos temas al tiempo que se reservaron otros.

    Resumen e Implicaciones

    Este estudio de narración juvenil en situaciones de violencia política indica el valor de utilizar los géneros escritos como herramientas culturales para el desarrollo interdependiente de individuos y sociedades. Las situaciones peligrosas indican, además, la necesidad de la ficción, como un compañero especialmente fértil para la autobiografía, ya que ofrece a los jóvenes un contexto protector para involucrarse, reflexionar y, en ocasiones, criticar las circunstancias de conflicto en curso. Este “entre análisis” revela procesos que los jóvenes utilizan para negociar las consecuencias increíblemente complejas de la guerra en naciones en dificultades o comunidades en dificultades, así como en naciones poderosas que excluyen a los jóvenes. Estos resultados indican el valor de la investigación y práctica continua con múltiples géneros como mediaciones en entornos desafiantes.

    Este estudio tiene implicaciones para los estudios de escritura y psicología. En particular, la demostración de complejidad relacional por parte de los participantes, es decir, el uso de géneros narrativos sistemáticamente variados, indica su capacidad para utilizar la narración como una herramienta más que como una representación de significados o recuerdos individuales estables. Este análisis alzando las voces entre géneros narrativos indica la importancia de pasar de valorar la narración autobiográfica para representaciones singulares, auténticas y coherentes del yo personal a la investigación y la práctica permitiendo a los narradores realizar su complejidad como interlocutores con diversas cuestiones, otros, y contextos.

    Aunque muchos investigadores citan la teoría sociocultural (teoría histórico-cultural) como su base de investigación, pocas investigaciones de diseño consistentes con esa teoría. Una de las principales desconexiones entre esa teoría y el método popular es el énfasis en entrevistar sobre fenómenos de interés más que actividades que promulgan significados en contexto per se y/o como base para reflexionar sobre temas. Una teoría que postula la creación de significados como un proceso socialmente distribuido debe poner en primer plano de manera consistente la dinámica relacional social del contexto donde, por ejemplo, ocurre la narración. Comparar narraciones variadas sistemáticamente por sus posturas social-relacionales indica consideraciones entre las narrativas, donde los narradores interactúan con sus contextos más amplios en relación con un paraguas ideológico que protege lo que es aceptable declarar abiertamente y proteger contra lo que es menos aceptable o prohibido. Con una intervención que varía las posiciones de altavoz/autor-oyente/autor de audiencia en actividades significativas, podemos construir estudios e intervenciones para hacer explícitas las razones y relaciones que motivan por qué nos comunicamos.

    Diseñar para permitir relaciones dialógicas puede evocar crítica, conflicto y contradicción. Cuando consideramos que el pensamiento y la actividad son relacionales, debemos involucrar complejidad, polifonía e incluso cacofonía, dadas las diversas relaciones y circunstancias de la vida contemporánea. Los usos de las herramientas simbólicas desarrollan capacidades humanas pero pueden ser los usos dialógicamente estratégicos de esas herramientas para abordar cuestiones sociopolíticas que a su vez desarrollan las sociedades. Por estas razones, más que enfatizar la autobiografía o definir la autobiografía como real y la ficción como no, nuestra pedagogía debe promover la complejidad relacional. Además de narrar en diversas posturas relacionales, examinar las deliberaciones entre narrativas, como lo hemos hecho aquí, puede mover los procesos de los estudiantes un paso de desarrollo hacia usos de la cultura para dominar el contexto.

    En resumen, este análisis ofrece evidencia teórica para una nueva dimensión del desarrollo de la escritura, la complejidad relacional, una habilidad que debe reconocerse y apoyarse en la instrucción de escritura y escritura en todo el plan de estudios. El desarrollo de la escritura se define típicamente jerárquicamente en términos de complejidades incrementales de la estructura de la oración y la estructura retórica, procesos como la planificación y revisión, y cualidades como la coherencia y la voz. Estas habilidades a menudo se estudian, evalúan y enseñan como si las personas desarrollaran capacidades unificadas y no sensibles al contexto. En contraste, la complejidad relacional es la habilidad para ajustar las comunicaciones, incluyendo textos escritos, a audiencias (implícitas y explícitas) y contextos (las circunstancias específicas presentes e invocadas en el entorno relevante). Hacia este fin, podemos crear un plan de estudios que involucre a nuestros alumnos a escribir sobre temas significativos en diversas posturas, examinando esas diferencias, en parte para considerar lo que están diciendo entre las narrativas y cómo estamos tomando esas decisiones. Diseñar múltiples actividades en términos de diversos propósitos, perspectivas y audiencias (en lugar de una sola narrativa para identificar una verdad o una entrevista extendida con un interlocutor) invita a los jóvenes a explorar temas porque esos temas son confusos, molestos o impresionantes de alguna otra manera. Como vemos en este estudio, múltiples expresiones no vagan sin rumbo fijo sino que brindan al participante la oportunidad de dar vueltas alrededor de los contornos de un texto así como dentro de los textos para lo que importa.

    Notas

    1. Todos los nombres son seudónimos elegidos por jóvenes. Las transcripciones mantienen las producciones de los escritores, al igual que las traducciones de lenguas nativas como sea posible.
    2. Yo y otros miembros del equipo de investigación explicamos el proyecto, observamos talleres y abordamos preguntas.
    3. Estas categorías dan cuenta de los problemas de conflicto central de la trama y las estrategias para resolver esos conflictos (incluida la no resolución que no aparece en la tabla) en todas las narrativas. Después de generar las categorías a partir de varias lecturas a través de todas las narrativas, las definí con ejemplos y las apliqué a toda la base de datos.

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