6.1: La hélice
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Por lo general, los aviones de aviación general son propulsados por hélices y motores de pistón de combustión interna (similares a los utilizados en la industria automotriz). Los principios básicos de trabajo son los siguientes: el aire de los alrededores ingresa al motor, se mezcla con combustible y se quema, liberando así una tremenda cantidad de energía en la mezcla (aire y combustible) que se emplea para aumentar su energía (calor y movimiento molecular). Esta mezcla a alta velocidad se agota para mover un pistón que está unido a un cigüeñal, el cual a su vez actúa girando una hélice.
El proceso de combustión en el motor proporciona muy poco empuje. Más bien, el empuje es producido por la hélice debido a la aerodinámica. Las hélices tienen varias (dos, tres o cuatro) palas con forma de perfil aerodinámico. La hélice actúa como un ala giratoria, creando una fuerza de sustento debido a su movimiento en el aire. La aerodinámica de las palas, es decir, la aerodinámica de los helicópteros, son ligeramente diferentes a las estudiadas en el Capítulo 3, y están más allá del alcance de este curso. Sin embargo, se aplican los mismos principios: el motor gira la hélice, provocando un cambio significativo en la presión a través de las palas de la hélice, y finalmente produciendo un equilibrio neto de la fuerza de elevación hacia adelante.